ImagePascua es “la muerte de las muertes” ¿Donde está la muerte? Búscala en Jesucristo y no la encontrarás más. En él está muerta. ¡Oh, Vida, muerte de la muerte!

Tened valor…Comenzada en la Cabeza, la obra continuará en sus miembros. La muerte morirá también en nosotros…Oh, muerte, cuando te echaste sobre Él, dejaste de vivir en mí.

Esta salvación la poseerá el que se bautizado”

                                                            (S. Agustín)

Por nuestro Bautismo nos hemos incorporado a Cristo: a su muerte y a su resurrección.

Para un bautizado, que vive  la nueva vida que le nace en sus entrañas, la vida tiene un nuevo sentido. La muerte ya no es la última palabra de la existencia; la muerte no es el fin de, sino un paso hacia el modo definitivo de existencia que se inauguró en la pila bautismal.

Vivir es caminar en la confianza  y en la esperanza infinitas, sin temores.

El libro del Apocalipsis pone en labios de Jesús esta frase:

“No temas, soy yo el Primero y el Último, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos” (Ap. 1,.18).

Cristo resucitado nos está amando con toda la fuerza de su Espíritu, y a cada uno de nosotros- creyentes y unidos interiormente a  Él-,  nos está diciendo ahora mismo: “Tú no morirás, porque yo te amo”.

Si en estos días pascuales, te sientes amado y abres sin miedo tu corazón a Cristo resucitado, habrás celebrado con sinceridad la Pascua.

Y si te abres a ese amor, te será facial también comunicarlo y transmitirlo a los demás.
 
“El que no ama, está muerto”  ( 1ª Jn 3,14).

Cuanto más amor tengas, cuanto más perdones, cuanto más compartas tu tiempo, tus bienes con los que sufren, tendrás más vida, más resurrección.

Que la  alegría de la resurrección y la esperanza llegue y  renazca en todos los hombres y mujeres de buena voluntad.