Noria¿Qué ha quedado en el sentimiento y en el modo de vivir de los que han participado en la Semana Santa?

Para quien  cree con todo el corazón   en el contenido espiritual de esta Semana, queda el mensaje hondísimo que celebra la Iglesia: Dios hecho hombre, unido a la existencia de cada hombre por su encarnación, también llena de sentido  nuestra vida con su muerte y resurrección.

Para muchas personas la vida es como una noria dando vueltas sobre sí misma sin un sentido  más allá de sí misma; el hombre está hecho para la muerte;  el ser tiene como meta la nada; vivir es un absurdo. Estas frases han sido de pensadores ateos. Hoy, en muchos casos, ni siquiera se llega a eso: no se afirma ni se niega, mejor no pensar, “comamos y vivamos, que mañana moriremos”, como dijo alguien.

Ante este panorama muy sucintamente expuesto, hay muchas personas que han optado con toda su existencia por Cristo; saben, como decía San Pablo, de Quién se han fiado y en Quién han puesto su esperanza. Y desde esa fe, su vivir y morir, su gozar y sufrir adquieren un nuevo sentido.

Hay, incluso, personas que se juegan toda su vida por el Evangelio de Jesús, no como unos locos ilusos, sino apoyados en la fe de un hecho histórico y comprobado: Dios se hizo hombre, se abrazó con la existencia de cada hombre, lo redimió y lo asoció a su mismo destino: ser para la eternidad.

PeldañosTodos nuestros esfuerzos y trabajos por hacer un mundo mejor,  nuestras ilusiones y amores bonitos, gozos y alegrías no son un sueño, una ilusión que termina en la corrupción del sepulcro, sino  quedarán eternizados, gracias a la resurrección del Señor, en quien nosotros estamos injertados por el bautismo y por la existencia vivida desde la  sinceridad total de la fe, la esperanza y el amor. Así reza la liturgia de la Iglesia:

    Peldaños de eternidad
    me ofrece el tiempo en su huida,
    si, ascendiendo paso a paso,
    lleno mis manos vacías.

    Tus años no morirán,
    leo en la Sagrada Biblia:
    lo bueno y noble perdura
    eternizado en la dicha,