Video de la religiosa María Presentación López Vivar

Si la pasada semana aludíamos en esta misma página editorial a la silenciada conculcación y a la sistemática violación del derecho a la libertad religiosa en un tercio de la humanidad, esta semana hemos asistido al asesinato de tres misioneros católicos y al atentado sobre una cuarta –la burgalesa María Presentación López Vivar, de las Religiosas de San José de Gerona–, a quien una bomba ha dejado sin sus dos piernas.

Los países donde se han producido estos lamentables sucesos han sido Rusia (dos jesuitas), India (un sacerdote nativo) y Congo (la religiosa española). Estos tres países están incluidos en el siniestro grupo de los sesenta países donde más sufre –¡y en qué medida!– la libertad religiosa.

Aun cuando para quienes creemos en la libertad religiosa y para quienes somos cristianos, la historia y el presente nos hablan de modo inequívoco que la fe se fortalece dándola –más aún, incluso con la ofrenda de la propia vida–, lo cierto es que nuestro mundo debería reaccionar ante atentados tan graves contra la dignidad inviolable de la vida humana y del ejercicio de uno de sus derechos fundamentales y fundantes como es el de la libertad religiosa. Alguien tiene que parar la incesante y progresiva persecución contra los cristianos en India, la sangría permanente en distintos lugares del corazón de Africa o la violenta corrupción establecida en Rusia. Los políticos deben actuar, los medios de comunicación han de denunciar situaciones de esta naturaleza y los creyentes hemos de orar, de movilizarnos y de unir nuestras fuerzas –por pocas o insignificantes que sean– para contribuir al final de injusticias y atropellos tan flagrantes y cruentos como estos.

Editorial de la Revista “Ecclesia” 8-XI-08