PalabrasHace unas semanas leí una entrevista a la cantante Luz Casal, recientemente premiada por las artes francesas, que terminaba de una forma curiosa.

Le pedían que definiera algunos términos, que elaborara su propio diccionario de palabras esenciales, aquellas que marcan la existencia, aquellas que resuenan de una manera especial en cada uno de nosotros.

Así definía la Pasión como “La sal de la vida”…; el Desengaño como “El fracaso de la ilusión”…; el Odio como “Sentimiento tóxico”…; el Amor como  “La búsqueda”…; la Desesperación como “No tener ningún camino alternativo”…; la Pena como “Perder a un ser querido”…; el Olvido como “Lo que no quiero”…; la Herida como “Consecuencia de vivir”…; o las Cenizas como “Antes hubo fuego”…

Y es que las palabra crean nuestra realidad.

Si cada uno de nosotros definiésemos esas mismas palabras (y os animo a todos a que lo hagáis), encontraríamos significados muy diferentes, vivencias muy distintas.

Es  fascinante como unas cuantas letras pueden suponer  y hacer sentir algo tan distinto y único a cada uno de nosotros.

Pero a veces no somos conscientes del gran riesgo que corremos al utilizar las palabras.

Usamos de tantas formas las palabras sin apenas caer en la cuenta  de que son la base principal de nuestra comunicación. Ignoramos  que quizás los sentimientos dependen en gran parte de las palabras, de su expresión y de su vivencia…    

Seguía la entrevista con palabras como… Maltrato “Lo que hacen los cobardes”…; Perdón como “Placer que mucha gente desconoce”…; Alma como “Espíritu en constante movimiento”…; Soledad como “Lo que sentimos en algún momento de la vida”…; Dar como “Placer”… ; Lucha como “Trabajo diario”…; Felicidad como “Momentos”…; Niebla  como “Mi infancia”…

Expresamos palabras que encantan, hacen odiar, gritan a toda voz rasgos que ignoramos, nos hacen vibrar, sentir, llorar, conmovernos…

Las palabras crean nuestra realidadHay palabras negras y rotas, aquellas que desearíamos borrar tras pronunciarlas pero ya no hay vuelta atrás y solo  nos queda emprender ese viaje o tan sólo olvidarlo.

Hay palabras que el tiempo olvida y tiempos que las palabras  olvidan;  palabras  que  ahogan, que asfixian y a la vez
alegran, llenas de huellas de nosotros mismos.

Continua Luz Casal  señalando algunas más: Sufrimiento como “Prueba de resistencia”…; Placer como “La consecuencia de un logro”…; Beso como “Comunicación física”…; Religión como “Guía que debe servir para elevarnos”…; Dios como “Lo más elevado”…

Palabras todas ellas reflejadas por una sensación, un recuerdo; palabras con una historia, dispuestas a crear nuevas sensaciones.

Palabras dichas para no morir o aquellas escritas para un instante…

Palabras todas ellas que importan…, pues todo lo que pensamos, sentimos, vivimos y creemos se manifiesta en nuestro léxico.

El diccionario de nuestra vida está en blanco día a día esperando  que cada uno de nosotros hagamos de editores, creando nuestra propia historia, aquella que queremos compartir con todos esos que están dispuestos a escuchar con atención…