Creer en Dios“Viva el alma, reine Dios y todo ruede”
                                (S. Juan Bautista de la Concepción)

Ahora tengo la edad de interrogarme:
¿Dónde está Dios?
Cuando la tristeza amenaza
y de pronto
se cierran las puertas,
a punto de desmayarse.

Nos sorprende el dolor,
no puedes evitarlo,
hay que beberlo a sorbos
para que no te arrastre;
la sensibilidad es de seda, frágil,
se quiebra y te desborda.

Ayúdame a abrir las puertas del alma,
de esta alma afligida;
alumbra el pensamiento,
que las tinieblas me privan de verlo,
desata las ataduras,
estoy amarrada a la tierra,
libérame de este cautiverio,
deshaz el llanto,
lléname de esperanza,
que la experiencia
me renueve cada día.

¿Dónde te hallaré?
La oscuridad nos acerca la noche
para poder contemplar las estrellas,
en qué lugar del cosmos se esconde
para que me ilumine,
para encontrar el bien que busco y deseo;
que mis ojos no se encandilen
con la luz del mal,
que no quiero vivir a ciegas.

Necesito la vista
para mirarte de cerca;
el conocimiento me sirve
para conocerte de lejos.

Aquello que aprendí siendo niña
se va desvaneciendo;
como flores marchitas  
las ilusiones
se convirtieron en derrotas,
rodaron hacia el olvido.

Es inútil contar las cicatrices
que guardo en el alma.
Escucha esta plegaria de mis labios,
suplico una respuesta:
¿Dónde está Dios?
¿ Por qué es invisible
y no se hace presente?
El eco de su voz rebota en mis oídos-

Esta ignorancia que poseo
me crea dudas constantes,
rompe la quietud interior,
 crea impotencia ante tanto desorden,
abate el equilibrio, impide remontarse.

Es preciso creer en Dios,
quizás el tuyo tenga otro nombre,
yo sigo al que alberga
a los pobres de espíritu,
a los de carácter apacible,
a los que sufren, están tristes,
a los que padecen hambre de justicia,
 acoge  a los misericordiosos,  a los limpio s de corazón,
distingue a las personas pacíficas.
Él dará la libertad a los perseguidos por la ley.

Este Dios perdurará como la piedra,
vendrá en nuestra búsqueda
cuando lo crea oportuno,
para llevarnos al paraíso,
ese país lejano,
imaginario, mágico
donde no existen fronteras.