Crónica Parroquial – Septiembre 2009
Hugo Naranjo Torres, hijo de José Luís y Davinia.
Claudia González García, hija de David y Paula.
Celia Siller García, hija de Fernando y Maria Dolores.
Enrique Romero Acero, hijo de Francisco y Luz María.
Hugo Naranjo Torres, hijo de José Luís y Davinia.
Claudia González García, hija de David y Paula.
Celia Siller García, hija de Fernando y Maria Dolores.
Enrique Romero Acero, hijo de Francisco y Luz María.
En este domingo, dedicado a las misiones, me dirijo ante todo a vosotros, Hermanos en el ministerio episcopal y sacerdotal, y también a vosotros, hermanos y hermanas de todo el Pueblo de Dios, para exhortar a cada uno a reavivar en sí mismo la conciencia del mandato misionero de Cristo de hacer "discípulos a todos los pueblos" (Mt. 28,19), siguiendo los pasos de san Pablo, el Apóstol de las Gentes.
"Las naciones caminarán en su luz" (Apoc. 21,24).
Ha acabado el verano y esperamos que os lo hayáis pasado muy bien.
Ahora ha empezado el curso y hay que “ponerse las pilas”. Aunque para nosotros estudiar nos suponga un gran esfuerzo, hay que pensar en esos niños, que les gustaría estudiar, pero no pueden por razones económicas.
Esto nos lleva a pensar que estudiar es un gran privilegio.
Estamos ya en sexto y el próximo año vamos a pasar al Instituto. Vamos a conocer a nuevos amigos y profesores.
El niño miraba a la abuela que escribía una carta. En un momento dado, le preguntó:
- ¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a nosotros? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí?
La abuela dejó de escribir, sonrió y respondió a su nieto:
- Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras, es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que fueses como él, cuando crecieses.
Teresa está en la tarde, que se agranda
cuando pongo mis manos en las páginas
de su espléndido espíritu,
su coraje de árbol contra el viento,
sus sabores frutales disparándose…
Teresa que, en el fondo, así me habla
(aunque parezca un sueño
que mis imperfecciones no merecen..):
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca;
hay que medir, pensar, equilibrar,
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Wolfgang Amadeus Mozart (su nombre completo fue Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart) nació en Salzburgo el 27 de enero de 1756 y murió en Viena el 5 de diciembre de 1791.
Mozart fue un niño prodigio y sus prodigiosas dotes musicales fueron pronto observadas por su padre.
Entre las curiosidades a destacar en este gran genio mencionaré las siguientes:
El 18 de septiembre a las 2 de la tarde llegamos a Ávila. Gracias a Ángel Maroto, sacerdote de nuestro pueblo que tuvo la delicadeza de acompañarme y con el coche me facilitó el cambio a esta gran ciudad.
Me pareció necesario cambiar el título de mis artículos. Antes, cuando vivía en Estados Unidos, creía que “Desde la otra orilla” podía ser sugestivo. Desde el otro lado del Océano mandaba noticias, comentarios y experiencias religiosas de una Iglesia nueva, joven y compuesta principalmente de emigrantes.
Hoy inicio estas líneas poniéndole unas figuradas alas al pensamiento para darle su oportunidad a ese interior que, a menudo, por flaquezas e inseguridades, le niego el vuelo y por tanto mi elevación más allá de la tierra firme por la cual camino.
Y, como con alas comienzo y de volar se trata, comenzaré contando una sencilla anécdota para luego, como digo, trascender con las alas del pensamiento y, una vez más, ofrecerles mi personal reflexión.
En cierta ocasión, mi hijo mayor llegó a casa con una cría de golondrina. La encontró en la calle, desorientada y sin poder levantar el vuelo. Se había caído del nido, como ocurre muy menudo con aquellos pajarillos inquietos y ansiosos por volar.
Con inmenso gozo, celebrábamos el pasado 12 de Septiembre, primer día de nuestras Fiestas Patronales, una solemne Función Religiosa en honor a la Santísima Virgen del Carmen , en su Iglesia. Este año de manera especial la Eucaristía contó con la presencia de los tres carmelitas descalzos, hijos del pueblo, el Padre Lucio del Burgo y los Hnos. Vicente Redondo y Fco. Javier Moreno, además nos visitaba el Padre Francisco Oreja, carmelita descalzo y Prior de la comunidad de Medina del Campo, también concelebraron nuestros párrocos Don Tomás y Don Leopoldo y nuestro vicario parroquial Don Angel. Verdaderamente fue una ceremonia muy hermosa y emotiva. Presidió la celebración el Padre Lucio, que ha estado con nosotros todo el verano.