La Familia DivinaSanto Evangelio según San Juan 1, 1-18. 7º día de la octava de Navidad Por: H. Francisco Javier Posada Huaracha, L.C. | Fuente: missionkits.org ![]() En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino! Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, dame la gracia de reconocerme como parte de tu familia divina. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18 En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Reportar anuncios inapropiados |![]() Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracía y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: "A éste me refería cuando dije: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo'". De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor. Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
De manera particular resalta la revelación de Dios como Padre e Hijo, en especial en este tiempo de navidad, porque este periodo nos interpela a reflexionar en el misterio de la familia divina y humana de Dios. El misterio de Dios como Padre al que podemos acudir cuando tenemos necesidad, nos ayuda a comprender nuestro dignidad y lugar en el planeta. El reconocer nuestra condición de hijos amados de Dios es muy importante porque nos ayuda a compartir su amor con todos los que no lo conocen o lo ignoran. Experimentar el amor paternal de Dios nos empuja a hablar de nuestra familia divina con nuestros hermanos, los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Acojamos esta invitación que nuestro Señor nos hace, en este tiempo especial, para que la gente reconozca a Dios que es amor.
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Hacer una visita al Santísimo para agradecerle a Dios por ser mi padre. Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Cristo, Rey nuestro! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
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Evangelio de hoyIglesia en Almodóvar del Campo2020-06-13T07:24:54+00:00

