Image Todas las mañanas, al abrir el estuche, no olvides de pedir la bendición al Maestro:

 

Señor, bendice estos bolígrafos;

que sean capaces de llenar hojas y hojas con palabras

“empapadas” de aliento, de esperanza y de alegría.

Que de "sus venas" fluyan litros de tinta

con los nombres y apellidos de tantas personas

como Tú has puesto en mi camino.

 

Bendice esta goma y este tipest:

para que borren todo aquello que me impida ver tu rostro

y para que estén siempre dispuestos a dar a mis hermanos

una segunda, una tercera y tantísimas oportunidades

como Tú me concedes cada día.

 

Bendice estos lápices de colores:

para poder dar color y calor a mi vida

y a la de tantos seres humanos

cuyas vidas brillan únicamente en blanco y negro.

 

Bendice también este sacapuntas:

no para "sacar punta" a todo lo que mis compañeros hacen o dicen,

sino más bien para ayudarles a "sacar" lo mejor de cada uno de ellos

uando la rutina y el desencanto "vayan desgastando" sus vida.

 

Bendice esta regla:

que no sea para medir las acciones de mis hermanos,

sino para hacer más recto el camino de aquellos

que se alejan por sendas tortuosas y caminos sin salida.

 

Bendice estas tijeras

para recortar cada día Tu silueta

y comprender cuán parecida es a la de mis compañeros.

Y bendice finalmente, Señor, esta grapadora y estos clips

para poder "grapar" en mi corazón a todos mis compañeros

y no permitir que ninguno de ellos se me "despapele"

y acabe tirado en alguna de las papeleras que los seres humanos

seguimos teniendo, inútilmente, en nuestros corazones.

 

José María Escudero
(En Revista "Misión abierta")