ImageDice Exupery en su libro “El Principito”, que lo esencial de la vida, de las personas, de los acontecimientos…. “es invisible a los ojos, sólo se ve bien con el corazón”.

Según esta bella afirmación, lo esencial de la Semana Santa, sólo se ve bien con el corazón.

Se requieren unos ojos muy profundos y un corazón muy despierto para poder ver y vivir lo que se celebra en estos días llenos de misterio divino: Un amor de Dios que se entrega hasta  la muerte; un Amor divino que se queda con nosotros todos los días hasta el fin del mundo en la Eucaristía; y un Amor que nos  llama a vivir de tal forma que con Él  resucitemos para siempre.

En esta Semana se nos muestra, si tenemos los ojos y oídos del  corazón bien abiertos, el compendio- una lección magistral a lo divino- de todas las virtudes y el culmen de toda santidad.

Recordemos  esta bella explicación de Santo Tomás:

“En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.

Si buscas un ejemplo de amor: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos…

Si buscas un ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la Cruz…Sufrió grandes males y los soportó pacientemente…

Si buscas ejemplo de humildad, mira al crucificado: Él, que era Dios, quiso ser juzgado… y morir.

Si buscas ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte…

Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de reyes desnudo en la cruz…”

Y, entre todas esas virtudes, resplandece el Amor de Dios a la humanidad, a cada uno de nosotros.

En la Semana Santa Jesús enseña que el gran camino, la gran autopista para llegar a la Vida es el amor. Sólo quien vive en el amor y desde el amor puede descubrir y ver lo esencial de  estos días santos.

En una obra preciosa obra escribió Paul Claudel: “¿Es acaso el vivir el objeto de la vida?” Y responde: “¡No vivir, sino morir, y no fabricar la cruz, sino subir a ella, y dar lo que tenemos sonriendo! ¡Esta es la alegría, esa es la libertad, esa es la gracia, esa es la juventud eterna! ¿Para qué sirve la vida, sino para darla?."