Claudio MonteverdiEste artículo va a ser el comienzo de un largo camino por la vida y obra de todos y cada uno de los compositores que ha dado la historia de la música.
    

CLAUDIO MONTEVERDI
(el precursor de la ópera)

Nació en Cremona en mayo de 1567 y falleció en Venecia el 29 de noviembre de 1643.

Monteverdi pasó los primeros veintidós años de su vida en Cremona, la ciudad de los violines. Estudió bajo la dirección de Marc Antonio Ingegneri, que estaba a cargo de la música en la catedral de Cremona.

En sus tres primeras publicaciones (el Sacrae cantiunculae de 1582, los Madrigali spirituali de 1583, y las Canzonette a tre voci de 1584) se describía orgullosamente como un discípulo de Ingegneri.

Como todos los compositores del periodo, una vez completado su aprendizaje, Monteverdi buscó una iglesia o una corte. Había probado su propio valor. Era un violinista experto, con cuatro libros publicados, algunos viajes y, en consecuencia, no se trataba de un compositor provinciano.

En 1590 encontró su primer empleo, se le asignó el cargo de cantante y violinista en la corte de los Gonzaga, en Mantua. Monteverdi se instaló. Alrededor de 1595 contrajo matrimonio con Claudia Cattaneo, cantante de la corte. Ella le dio dos hijos y falleció a edad temprana, en el año 1607.

Monteverdi esperó, no muy pacientemente, que llegara el ascenso. De hecho, Monteverdi reclamaba el cargo de “maestro di capella”. Lo consiguió, pero el sueldo era bajo, el trabajo era duro y exigente, y Monteverdi se irritaba constantemente, incluso estaba demasiado atareado para componer.

En 1607, llegó “La favola d’Orfeo”, su primera ópera .

La ópera era entonces una forma nueva. Su génesis se remontaba al momento en que un grupo de literatos y músicos crearon, en Florencia, una nueva forma artística que restablecería la pureza griega de la escena lírica.

Las teorías fueron formuladas por Vincenzo Galilei.

La Camerata Florentina, como se llamaba a Galilei y a su grupo, creía que estaba regresando a la práctica de los antiguos griegos: se oponían a la polifonía, deseaban una línea más sencilla, un acompañamiento simple y un marco verbal que fuese natural.

La palabra ópera no se usaba todavía cuando Monteverdi compuso Orfeo; él la denominó una “favola en música”, una historia con música: la música florece y la orquesta era mucho más complicada (necesita treinta y seis ejecutantes), por primera vez en la historia se obtenía una unidad total entre el drama y la música, el flujo de las palabras nunca es forzado y la música es muy variada.

Orfeo también exigía el canto virtuoso. Un aria como “Possente spirto”, con sus complicados ascensos y descensos sobre una vocal, mientras la orquesta entreteje alrededor de la voz, exige una poderosa técnica vocal; en muchos aspectos, la ópera tiene un carácter moderno: todo está destinado a impulsar el movimiento de las palabras y los sentimientos a través de la música. El drama es supremo y la música destaca los sentimientos.

Al año siguiente, produjo dos obras significativas “Ariadna” y “ el “Ballo delle Ingrate”: se dice que el “Lamento” de Ariadna arrancaba lágrimas al público.

Monteverdi estaba en la cumbre de su capacidad creadora, pero no era feliz porque se sentía presionado y poco apreciado, y tenía que crear demasiado en poco tiempo (se le exigió poner música a 1500 versos en poco tiempo).

La incomodidad, que sentía, lo indujo a dar un paso drástico: sus relaciones con la corte de Mantua se habían deteriorado tanto que regresó a Cremona con sus dos hijos. En 1613 alcanzó la posición con la cual soñaba: la de “maestro di capella” en S. Marcos, de Venecia, donde gozaba de dinero, posición y libertad. Amaba Venecia tanto por la ciudad como por las honras que le dispensó. “No hay nadie que no me estime y honre, y siempre que ejecuto mi música, sagrada o profana, puedo asegurar que la ciudad entera acude.

La ópera continuó ocupando gran parte del tiempo de Monteverdi. “La finta pazza Licori” la compuso en 1627 y se afirmó que fue la primera ópera cómica en la historia de la música.

Cuando un libreto no lo conmovía, se negaba a poner la música. En una carta analizó un libreto acerca del cual tenía dudas: “Observo que este relato no me conmueve en absoluto, y que incluso es difícil entenderlo, y tampoco siento que me inspire para llegar a una culminación conmovedora”. Sus libretistas se esforzaban valerosamente por satisfacerlo.

Claudio MonteverdiMonteverdi estaba envejecido, pero continuaba componiendo música cada vez más profunda. En 1630, durante la guerra de Sucesión, Mantua fue arrasada, y con la destrucción desaparecieron muchos manuscritos de Monteverdi, incluídas las partituras de buena parte de sus óperas.

En 1632, compuso “Scherzi musicali” y en 1638 los “Madrigali guerrieri et amorosi”. Monteverdi cumplió 70 años en 1637, pero aún faltaba lo mejor: la “Selva morale e spirituale (1640) y sobre todo las dos últimas óperas: “Il ritomo d’Ulise in patria” y “L’Incoronazione di Poppea” (1642); ésta marca un nuevo estilo de ópera con sus arias “da capo”, sus líneas de “bel canto” y los toques de humor, saltando un periodo de tres siglos para caer de lleno en las teorías místicas del siglo XX.

El último año de su vida, tomó licencia. Quería volver a visitar Cremona y Mantua antes de morir, y su viaje asumió el carácter de un desfile triunfal. Se le brindaron grandes recepciones y honores.

Falleció poco después de su regreso a Venecia, a la edad de 77 años. Dos iglesias celebraron servicios simultáneos en honor del “divino Claudio”.

¿Cómo fue posible que un compositor tan grande fuese olvidado muy poco tiempo después de su muerte?.

La música cobraría un sesgo diferente: Monteverdi tuvo un pie apoyado en cada uno de los dos periodos, el Renacimiento y el Barroco, pero el alto barroco eliminó a la escuela que había culminado con el gran veneciano.

En su tiempo nadie perduraba a causa de su música.

El redescubrimiento de Monteverdi tardaría bastante más de 300 años, pero hoy pocos se atreven a cuestionar su posición como el primero de los grandes compositores cuya música posee la fuerza necesaria para conmover y asombrar a los públicos modernos

Un abrazo y Felices fiestas