Sobre la presencia de Dios en nosotros

Como el hierro, cuando  está en la fragua1.- Como el hierro, cuando  está en la fragua, está más blando convirtiendo todo su ser en unirse y empaparse con aquel fuego, pero, sacado de allí, metido en el agua, queda templado y fuerte para hacer de cualquier herramienta que corte y trabaje en cosas duras. Así el alma, metida en esa luz y conocimiento sobrenatural, está derretida, blanda, amorosa, de suerte que todo su ser está ocupado en cómo se ha de empapar en tan grande Dios y Señor, pero cuando la sacan de allí y ella se recoge en sí, ya el fuego le pegó tal fortaleza y temple que, metida en el agua de los trabajos, haréis de ella lo que quisiéredes, sufrirá –como dicen- por peñas y trabajará sobre fuerzas humanas. Que es lo que dice San Pablo “cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte  ( 2ª Cor. 12,10); en las enfermedades hallaba la fortaleza, en los despegos, disfavores o desabrimientos, porque el sol del verano y heladas del invierno hacen a un hombre duro, fuerte y sufrido en los trabajos. Regalos de Dios y sinsabores, gustos y disgustos, luz y tinieblas hacen a un alma fuerte para de veras trabajar por el camino de la virtud. (Tomo I, 307)

2.- Encienden un horno y danle mucho fuego; y para que mejor se vea el exemplo supongamos que es de noche. Después de caldeado, bárrenlo y límpianlo de suerte que ni dejen tizón ni ascuas. Después de muy limpio queda claro, resplandeciente y lleno de luz de suerte que se ve muy bien lo que hay en él. Preguntadme qué luz es aquella que hay en aquel horno. Diré que fuego. Pues ¿cómo no veo las ascuas ni la leña de que sale aquella luz? Responderé que el fuego está en resplandor y hecho luz, y que el fuego y las ascuas se convirtieron en aquel resplandor. ¡Oh Señor, Dios de mi alma, y cómo pienso millares de veces, sin ver el alma leña que arda, ascuas que alumbren, estás tú en resplandor y luz en su entendimiento para que, sin verte a ti en esa misma luz y resplandor, vea todo cuanto estuviere en se horno sin que nada se ignore de lo que ahí entrare y se ofreciere! El cual conocimiento es en Dios, porque Dios es esa luz. (Tomo  I, 283)

El sol hace brotar a todas las plantas3.- El sol decimos que vivifica las cosas, como lo vemos que, cuando en marzo se nos acerca, hace brotar y producir todas las plantas y viste los campos; de suerte que los prados y desiertos, que parecían que estaban muertos, con el sol brotan, producen y paren hojas, flor, fruta, y se visten y adornan con nuevos pimpollos. Pues esto que hace el sol con sus rayos, hace Dios con su sombra, que siendo sol de justicia, la esposa llama árbol que le hace sombra; porque este soberano sol en ella tiene propiedad de sol y propiedad de sombra. Propiedad de sol, aunque sombra, porque al alma que a él se arrima y sienta y llega, pega y acerca, la viste de dones celestiales, las hace brotar, producir, pulular nuevos pensamientos, nuevos deseos, nuevos pimpollos y ramos de obras heroicas; hoja de palabras, flor de deseos y fruto de ejercicios santos. Hace oficio de sombra, porque recrea, refresca, templa con gran suavidad todo lo descompuesto y destemplado. (I, 166)

4.- Si un amo tuviese un criado a quien quisiese tanto que, mirándole todas sus necesidades, se las proveyese y enviase el remedio de ellas a su propio aposento, que diríamos todo lo que se podía decir del cuidado y providencia del tal amo y señor. Pues aún más hace Dios con los hombres.

¿Quieren ver lo que hace? Miren una oveja que como y allá en su buche hace una dispensa y de allí saca qué rumiar y comer toda la noche. Pues lo propio hace nuestro Señor con sus ovejas que en sus almas puso una dispensa donde el mismo Dios se encerró y metió, para que, buscándole el hombre en lo secreto del corazón y hallándolo, lo rumie, contemple y considere. Maravilla de ciencia que me supera. (Salm. 138,6). Si te busco, Dios mío, dice David, en mí te hallo, no he menester apartarme mucho para buscar y hallar mi sustento, pues entras, Señor, en mi alma, etc.

Más hace. Por si tuviere sed, que no se aflija en buscar abrevaderos, fuentes ni pozos, Se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna. (Jn. 4,14), que pone en él una fuente. Y, porque no se canse de sacar agua, dice que ella se está vertiendo por ojos y boca, por nuestro entendimiento y voluntad, etc.

Puédense decir muchas cosas de esta divina providencia, de este buen pastor para con aquellos que le buscan y quieren ser sus ovejas. No tengo lugar para lo escribir.

(Tomo IV, 575-76)