Gabriel Serrano García - Religioso Carmelita, Gabriel-María de Santa TeresaPredicador en la Novena de la Virgen del Carmen

«Ande la verdad en
vuestros corazones… y veréis
claro el amor que somos
obligadas a tener a los
prójimos»

(Del Camino de Perfección. Sta. Teresa de Jesús)

P.- Dónde nace este Carmelita.R. – Este Carmelita nació muy cerquita de los restos de Santa Teresa, mi Madre, y mi madre es Teresa. Nací a cinco kilómetros de Alba de Tormes, ya hace bastantes años, va a hacer 75.

P. – Su familia.R. –  Bueno, mi familia era una familia normal y corriente, de las pobres de Castilla. De hecho mi padre era hospiciano. Su vida cristiana, como los cristianos de entonces, pero llevaba algo especial en su corazón, de tal manera que suelo decir que yo soy la vocación sacerdotal de mi padre.

Cuando le anunciaron que tenía un muchacho, en aquellos momentos difíciles, que los curas y los frailes lo estaban pasmando tan mal, él dijo: este será Jesuita. Y aquél no fue jesuita porque murió pequeñito, ni el hijo siguiente sino que fue el séptimo y que no fue Jesuita, sino  Carmelita.

Mis padres tuvieron ocho hijos. Llegados a madurez, cuatro. Uno de ellos soy yo. Ya veis por qué caminos nos trae el señor.

P. – Cómo es la llamada.R. – Soy Carmelita, un poco anecdóticamente, porque los Carmelitas eran los más baratos. Mi madre, la pobrecita, cuando yo decía que quería ser cura, que quería ser fraile; en aquellos tiempos en que los obispos no salían de sus “palacios” nada más que para confirmar, ocurrió que fue a confirmar al pueblo de al lado y ni corta ni perezosa se fue a hablar con el Señor Obispo. Le dijo que tenía un hijo que quería ser cura, pero que no tenía medios económicos, que si le podía ayudar y el señor obispo le contesto: “Bueno yo le podría dar una peseta diaria” – ¿Bueno y cuanto cuesta? –Diez pesetas diarias. –  ¿Y de donde saco yo las otras nueve?

Dejó pasar un tiempo y fuimos a Alba de Tormes a visitar a algunos que iban a ser frailes y nos dijeron que por qué no íbamos a los Carmelitas y el primer fraile que me abrió la puerta del convento fue  el  hermano Antonio – María; por  su  nombre  de pila  : Vicente Redondo Sendarrubias, vuestro paisano.

Mi padre preguntó: ¿cuánto cuesta?  -Una peseta diaria. -haremos un esfuerzo. Y pude ser Carmelita.

misiones_africaP. – Sabemos que tiene mucha experiencia en misiones.

R. – Muy bien dicho, no sé si soy misionero pero he estado en misiones.

Parece ser que la vocación se manifiesta desde pequeños. Me acuerdo cuando yo tenía seis o siete años, el cura de mi pueblo que tenía un hermano Jesuita, un hermano Franciscano, un hermano Carmelita, el cura y una hermana Carmelita, era muy amigo de las misiones, tenía unos coros misionales de la Santa Infancia. Todo eso fue calando en mí y cuando había que hacer alguna fiesta para las misiones, pues allí estaba yo, sin saber aún muy bien lo que eran las misiones.

Los Carmelitas de Castilla, no teníamos normalmente misiones, teníamos conventos en Cuba.

Cuando cantamos misa, vino un obispo del Congo para ponerse en contacto con nuestros superiores para solicitar voluntarios y mis propios compañeros me decían “Tú, tanto, tanto con las misiones, pues venga apúntate. No hacía falta que me lo dijeran claro, y me apunté con el padre Celedonio que conocéis muy bien y el padre Luís Hernández, que no conocéis tanto y nos fuimos los tres primeros al Congo en Enero de 1965.

P. – Con qué se encuentra un misionero cuando llega al Congo en 1965.

R. – Dice Santa Teresa que el cielo está donde está Dios. Pues en la gloría y allí estaba Dios. El Dios de Verdad, el Dios que llevábamos nosotros en esa ilusión de darlo y en aquellas gentes, sencillas, habidas, buscadoras…

Que cada año, en nuestras misiones se hiciesen miles de bautizos de adultos, es muy grande. Ese es el encuentro, el encuentro de Dios.

Estos días cuando yo estoy hablándoos de la Virgen, de ese anuncio, yo estoy soñando, yo me estoy viendo allí en África, en medio de aquellas gentes ansiosas de Dios que me iban a buscar, – “¡Que quiero bautizarme, que quiero ser Cristiano”. Esa presencia de Dios en medio de esa naturaleza.

Cuando nosotros llegamos, llegamos a la parte este del Congo, que limita con Ruanda y con Burundi, vivían todavía muy en su vida ancestral. Las costumbres para los matrimonios, los nacimientos, lo desagradable. Llevar los niños a la espalda sujetos con pieles de los cabritos…

Gabriel Serrano García - Religioso Carmelita, Gabriel-María de Santa TeresaActualmente todo eso ha desaparecido.

A partir de los años 90, cuando las últimas guerras, hubo un contacto mucho más profundo con Europa y con el mundo, pues venían a ayudar a los refugiados, gentes de todo el mundo, japoneses, chinos, americanos, de África del sur y hasta de Australia.

Esta presencia ha hecho que cambien su esencia africana. Lo único que sigue y a peor es la cuestión del fetichismo en el sentido de adivinos que alimentan sus miedos.

Hay tribus en las que no se muere nadie de muerte natural, todos son muertes por que los han envenenado y buscan al que creen responsable y a quemarlo vivo y eso, que estaba desapareciendo, ha vuelto. Ha vuelto como consecuencia del fetichismo. Los que leen el porvenir, los adivinos… y desgraciadamente se está extendiendo por Europa.

Yo sigo las noticias ahora a través de la prensa, de todo lo que ocurre allí. Parte de mi corazón sigue allí, Yo cierro los ojos y estoy allí.

P.- ¿Qué aportarían esos cristianos del Congo. Qué tendríamos que aprender de ellos?R. – Desde que descubrí las barbaridades que hacemos los cristianos y la Iglesia sigue en pie, es señal de que la Iglesia no es de los cristianos, sino de Dios. Por lo tanto la esperanza de La Iglesia está puesta en eso que llamamos Las Iglesias jóvenes. África, América y la India.

Nosotros, Los Carmelitas, este año no tenemos en España ningún novicio, sin embargo en el grupo que nosotros hemos fundado en el Congo, desde navidades para acá se han ordenado dos diáconos y dos sacerdotes y han profesado solemnemente, cuatro. Y en el Congo francés se ha celebrado un año del treinta aniversario de la muerte del primer obispo nativo y para terminar han ordenado dieciocho diáconos y ordenados tres sacerdotes. Pero no hace mucho se ordenaron ocho diáconos y cuatro sacerdotes.

¿Qué nos dan esos cristianos actualmente? Siguen viviendo La Iglesia.

P. – Cuando llega al Congo, ¿cómo cambia su vida?R. – Yo no cambé de vida, yo reviví la vida que había vivido de pequeño. Nosotros en los pueblos de Castilla, lo vivimos: cuando no había electricidad en el Congo, en mi pueblo, empezaba. No había agua corriente en el Congo, en mi pueblo la fuente o los pozos de casa. No había servicios, pues claro que no. Teníamos los corrales y las gallinas. Que no teníamos coches, pues claro, con el coche de línea para todos. Bicicletas en mi pueblo había dos, la del cartero y la de un tío mío y mi padre le compró una a mi hermano cuando iba a ir a aprender el oficio de carpintero a otro pueblo.

Yo volví a revivir mi vida de infancia en mi pueblo de Castilla. Trabajar con las manos  la huerta  antes de ir al colegio.

Obras Misionales Pontificias EspañaYo bajé del avión en el Congo Belga como cuando bajaba del autobús en mi pueblo. La única diferencia, la lengua, que tuve que aprender. 312 lenguas diferentes.

Nosotros, en esa región, con dos lenguas- dialectos y el francés, nos desenvolvíamos. Después, cuando pasé al Congo francés, tuve que aprender otras lenguas propias de la zona. Pero Dios ayuda, te enriquece impregnarte de otra cultura que aquí ni la sospechaba.

Yo les digo hoy a los jóvenes: Todos a la India a Ameria a África, que el enriquecimiento mutuo es formidable.

La mirada. ¡Que valor dan ellos a la mirada! Qué pasa si no miras a una persona. Eso es un pecado mortal. Porque mirarse es darse, es aceptarse, es trasmitirse.

Aquí no se casa un muchacho con una muchacha,  se casan las familias.

Cuando nosotros llegamos no había ni cerillas ni mecheros y el fuego se guardaba de un día para otros y el que uno no te diera el fuego o no fueras a buscar el fuego a su casa era una gran ofensa.

P. – ¿Cuándo comienzan a llegar las ONG al Congo?R.  – Al principio no se llamaban así, sino grupos de ayuda. Nosotros la primera que conocimos fue “Manos unidas”. De manos Unidas llegó la primera campaña contra el hambre. Luego “Ayuda a las misiones” . Más tarde de Bélgica y Alemania surgió “la Iglesia Necesitada”, esto fue a partir de los años sesenta.

Las ONG se multiplicaron a partir del genocidio, a partir de las guerras en Ruanda, sobre todo desde los años noventa.  Se multiplicaron como hongos. Están las ONGS verdaderas y las (“ON-YO”).

El 1994 empezaron a crearse todas las ONGS mundiales, religiosas y no religiosas, pero muchas con carácter político, sobre todo las americanas. Otras con carácter económico, como “Médicos mundi” “Médicos sin frontera” y otros parecidos. Estaban los españoles, los franceses, los belgas que es todo lo mismo, en lugar de unirse y hacer una labor conjunta. Los que más movían los corazones eran los de los niños. Las ONGS dedicadas a los niños. “Los niños no acompañados”, pues lo de decir huérfanos está mal visto y lo envolvemos en una frase para disimular la cruda realidad.

P. – ¿Cómo vivió   las Guerras Crueles, los niños abandonados, el dolor, el hambre…?R. –  En una de las ocasiones que estuve aquí en España de vacaciones forzosas y digo forzosas porque me mandaron llamar y abandonar el país por la grave situación. En una de esas ocasiones oigo que el campo de refugiados, al que yo pertenecía, había sido bombardeado. Me cojo el avión y me voy para allá. Lo primero que hice fue pensar en los niños y lo catastrófico de esos niños.

Esos niños no tienen más identidad que la que le queramos dar nosotros.  Muchos ni sabían hablar.

Niños en la pobrezaSus padres desaparecieron, sus hermanos ni están ni los conocen. Su nombre no estaba en ningún sitio. Estas situaciones la aprovecharon algunas ONG de tíos listos.

Tengo una anécdota: veo un día por la calle que iban haciendo propaganda de una ONG de estas que solo en teoría se preocupaban mucho por los niños.

Me acerco a su oficina, me presento y me dicen: venga mañana, padre, que vamos a hacer una entrevista para la televisión.

Me voy a casa preparo unos carteles con nuestra labor religiosa y cuando me ven con los carteles religiosos me dicen: “no, no padre, que esto no es lo nuestro”.

Y ahí terminó la entrevista. Si aparecía la labor que realizaba la Iglesia ya no les interesaba.

De la misma forma que a mi me tienen admirado otros jóvenes, cómo llegaban los aviones cargados con los paquetes y estos jóvenes, que iban para ayudar, viajaban encima de los paquetes y llegar allí y se ponían a descargar los paquetes.

Todo en ellos era generosidad y muchos de ellos al encontrarse con esa realidad, no ha habido manera de volver a traerlos. Se quedaron allí trabajando.

Encuentran vida, muchos de ellos, no una vida cristiana, pero encuentran vida, una vida de darse a los demás que da sentido a sus vidas.

Creo que lo que falta, bastante en la juventud es tiempo para pensar.

Por una parte los estudios, por otra parte la diversión y se acabó. Muchos incluso no quieren ni pensar y yo les doy la razón porque o son fuertes o se suicidarían la mitad o más.

Otro contraste de juventud son los jóvenes de las pateras. Ellos son los valientes de su tierra, vienen engañados porque creen que esto es llegar, estirar la mano y coger los sueños, y no es verdad; pero estos muchachos que se arriesgan, que pasan tantas penalidades, que para costear el viaje se empeñan familias enteras, lo dejan todo: familia, tierra, cultura.

Muchos de ellos desaparecen.

Como el dos o tres por ciento, al cabo del tiempo manda dinero, pues esto lo ve el vecino y piensa: pues yo también me voy.

P. – Cuéntenos como ve a Almodóvar.R. – Yo estuve la primera vez en el año 1962. Teníamos un superior, en Castilla, con una visión bastante amplia del futuro, y como nosotros los estudios que realizábamos solo eran religiosos, sin ninguna titulación que lo reconocieran, él pensaba si estos muchachos salen algún día del convento o quieren ir a la Universidad, no cuentan con nada y nos propuso que si alguno quería estudiar, preparar el bachillerato.

Nos animamos unos cuantos y nos trajeron  aquí para examinarnos en el instituto Fray- Andrés de Puertollano, cuyo director era D. Tomás García de la Santa.

De tal manera que cuando he venido ahora… ¿sabéis lo que he pensado de vosotros? Pues, que tenéis mucho dinero, que habéis gastao mucho dinero en las casas que tenéis.

Tenéis unas casas muy hermosas. Pero habéis sabido conservar vuestro sabor a pueblo.

Agradecemos al padre Gabriel-María de Santa Teresa, su presencia en estas novenas tan entrañables y emotivas, al que hemos podido conocer un poquito más a través de esta entrevista.  Invitándole a visitarnos más a menudo.