Laudate Eum in sono tubae Alabadle con el sonido de la trompeta

(Salmo 150)

Estas son las últimas palabras que cierran el libro de los Salmos. Este libro de la Biblia es de los más antiguos libros del canto del mundo.

Desde el comienzo de la historia de la Iglesia, la música ha estado muy presente en su forma de alabar a Dios. Cuando se acaban las palabras y los conceptos, sólo a través de la armonía y la belleza de la música se puede expresar la grandeza de sentirse amado por Dios.

Desde mi llegada a este pueblo, me quedé asombrado por el amor que en él se tiene a la música. Gran parte de los jóvenes disfrutan interpretándola, y eso es algo que no ocurre en todas partes.

Una feliz casualidad ha permitido que la Casa del Santo se convierta en un pequeño espacio en el que los jóvenes que asisten a catequesis puedan seguir haciéndose eco de lo escrito por el rey David hace casi tres mil años: «Alabad al Señor tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes; todo ser que alienta, alabe al Señor».

De momento esta aventura ha servido para sumarnos a la Coral Diocesana de Ciudad Real y participar con ellos en la Marcha de Adviento que ha tenido lugar en nuestro pueblo. Esto ha sido el comienzo, pero, si Dios quiere, habrá más. Las paredes de nuestra parroquia deben seguir siendo un lugar en el que se siga alabando a Dios mediante la belleza de la música.