1.- Enrique: haznos una pequeña historia de tu vida.
Saludo a todos los lectores de esta pequeña y rica revista de la parroquia de Almodóvar: también os felicito por la hospitalidad dad a esos miles de peregrinos para beber en las fuentes espirituales de san Juan de Ávila; que vuestro paisano os ayude a crecer en la fe, capaz de colorear la vida en Dios.
Algunos ya me debéis conocer por mi servicio en el hospital de Puertollano en mis diez años de párroco en Argamasilla. Bueno, pues nací en Valenzuela de Ctva; me crié en Almagro; estudié en el Seminario nuestro hasta 2º de teología y, sintiendo la moción de Dios a la vida misionera, me integré en los misioneros de la Consolata.
Terminé la teología en Madrid, en Comillas e hice la especialización en moral con los Redentoristas.
Recibí mi ordenación sacerdotal de manos del cardenal Tarancón en Madrid el 7 del 12 del 1980 y el canto de misa fue en Almagro el 8 del mismo; trabajé en Málaga por tres años en las pastoral juvenil y vocacional, del 80 al 83 ; desde el 84 al 90 trabajé en Brasil entre la formación y la pastoral en las chabolas de Rio de Janeiro ; del 90 al 93 vine a España para cuidar a mi madre ya muy deteriorada y lo hice hasta su muerte. Mientras tanto daba clases de religión en el colegio de S. José de Ciudad Real y párroco de Valenzuela.
Una vez fallecida mi madre en el 1994 fui a Mozambique, país africano que terminaba de una guerra civil que dejó al país sumido en una tremenda pobreza; trabajé hasta el 1999 regresando a España por enfermedad seria de amebas en el 2.000; ya conocen: a Argamasilla de Calatrava y el hospital hasta el 2010.
Decidí, y antes de envejecer más, retomar mi vocación misionera y aquí estoy, en Nicaragua con los campesinos de Kukra hill.
2.- Cuál fue el motivo para ir a las misiones y cuántos años llevas en ellas y en cuántos sitios has estado?
¿El motivo? sólo Dios sabe, pero en este tipo de trabajo me siento a mis anchas, no tengo miedo, arriesgo sin dificultad, no me molesta vivir en la pobreza, aunque en las misiones siempre tenemos buenas condiciones: aprender idiomas, integrarte en otras culturas, compartir la vida eclesial en otras iglesias hermanas… es una riqueza de comunicar.
Ya tengo en mi la vida la pastoral en Ciudad Real y también Brasil, Mozambique, Nicaragua… amén de otros lugares por motivos de formación y lenguas, como Italia, Portugal, Inglaterra, Kenia, Tanzania.
Agradezco a Dios esta inquietud de riesgo, de servicio misionero, ciudadano del mundo en la fe, de integración en otras culturas…
En Brasil viví el momento rico de la teología de la liberación, de las comunidades de base, los grupos de reflexión, de los círculos bíblicos… una iglesia comprometida, en nombre del evangelio, con la historia y con el hombre; muy importante también, el paso de la dictadura a la democracia.
En Mozambique, el paso de la guerra a la paz, y de la reconciliación nacional, de las comunidades ministeriales.
Trabajé en Massinga y desde allí acompañaba cerca de 80 comunidades con un ritmo alto de formación y misión.
Ahora en Nicaragua estoy creando nueva parroquia en medio de una rica floresta en el trópico llena de selva y ríos.Podrán apreciar en las fotos que os enviado, visito 32 comunidades y lo hago a caballo y canoa. No hay otro medio. Aquí no hay carreteras, ni luz ni agua… vivimos en medio de la naturaleza y con una economía de autosostenimiento: agricultura del machete, animales domésticos y ganado. No hay hambre, aunque la pobreza es general, pues la sanidad, la cultura, es muy limitada; la iglesia muy ministerial y mi trabajo a tres niveles: formación permanente de delegados, catequistas, jóvenes, salud, familias… de continua misión y giras por las comunidades y de manutención y orden de la parroquia.
No me aburro y agradezco a Dios la salud y vitalidad que son imprescindibles para la misión. Me siento muy amado y mimado
3.- ¿No has sentido nunca el cansancio y la desilusión?
Pues la verdad que no, no recuerdo ningún momento de desánimo, aunque han sido muchos los problemas y situaciones límites. Cansancio es normal, pero con una buena noche de descanso y relax, a la mañana siguiente, de nuevo en marcha.
Donde he estado por aquí o por allí, las tareas, los proyectos, las necesidades, las esperanzas, las atenciones pastorales… han sido mayores que nada y me han puesto en pie sin desfallecer.
Debe ser esa condición que la fe y la presencia de Dios da para mimar la vida y a los hombres y hacer de la historia, historia de salvación y, también, no suelo poner mente en los enredos de la vida, prefiero buscar remedios y tirar de las comunidades poniendo su vista en los grandes retos que tenemos por delante.
4.-¿Qué bien te han aportado espiritual y humanamente las misiones?
Caminar con ellos, beber de su realidad social y eclesial, vivir y acompañar estas iglesias tan ministeriales, tan laicales en las que ellos celebran dominicalmente, enseñan la fe, se organizan a todos los niveles: construcciones, economía, celebraciones…
Me ha dado confianza en la laicado; sentirte perdido al inicio, que se rían de ti por la lengua, no entender tantas cosas de culturas tan distintas… te humilla y te hace poner en discipulado, en aprendizaje. Es una experiencia dura y rica vivir los procesos sociales e históricos de cada pueblo, te hacen sentir parte de ellos, a querer a la gente con más intensidad y a colocar el evangelio como luz, medicina y salida de tanto problema.
Te hace ciudadano del mundo y te enseña que todos somos iguales, que reaccionamos de la misma manera -más o menos- que todos tenemos sed y hambre de Dios y que los procesos de justicia y progreso están en el deseo de todo pueblo.
Tener amistades por una parte importante del mundo…qué lindooooo haber caminado en la fe con tantos y tantos…más lindo aún haber aprendido de tantas personas, tener en tu vida su testimonio, me siento muy enriquecido y he visto la presencia de Dios en ellos, la fuerza de su gracia. Vean, yo ya no soy sólo manchego…
5.- ¿Cual es la situación de tu misión actual en el terreno económico y espiritual?
A nivel de economía:
Kukra hill es una pequeña población de unos 8.000 habitantes; es capital de provincia que tiene unos 1.500 km. cuadrados y unos 18.000 habitantes al todo. Se encuentra en la costa Caribe. Aquí nunca hace frío y sí mucha calor y lluvias muy constantes, no tenemos ni un hospital y sí algunos centros de salud. No encuentro casi gente mayor y, a veces, yo creo que soy el más viejo, ¡jejejeje!- tengo 59 años. Hay un analfabetismo de entre un 20 y un 30%; el resto, semianalfabetos – mal saben leer y escribir- no hay agua potable en ningún lugar, bebemos de pozos y ríos; la economía es de sobrevivencia, pero no hay hambruna; la naturaleza les da de todo si son aplicados y trabajadores.
A nivel de espiritualidad:
Son muy religiosos aunque no todos perseverantes; tenemos un problema serio: las sectas protestantes que infectan todos los lugares y batallan contra el catolicismo a muerte. Aquí se cuentan unas 50 denominaciones.
Como vengo diciendo, las comunidades tan ministeriales: ellas sobreviven solas, sin mi presencia dominical; las visito dos veces al año, aunque los encuentro muchas veces por la continua formación, consejos, proyectos, etc
6.- ¿Qué haces un día en la misión y con cuántos colaboradores?
Mi día a día está determinado por los consejos de pastoral, en ellos, dos al año, organizamos las giras y visitas a las comunidades, la formación permanente de todos los servicios eclesiales, la economía, proyectos, prioridades anuales, etc.
Mi vida está entre la misión, giras por las comunidades – 32- que visito dos veces al año; las giras consisten en esto: la llegada siempre a caballo o canoa; al llegar saludos, besos, abrazos y al rio a bañar llenos de sudor y barro, un poco de descanso, café y al consejo pastoral para analizar la marcha de esa comunidad.
Formación ya con los miembros y pueblo de Dios; los temas son dados por formadores laicos que tenemos un buen equipo; los temas se organizan en los consejos generales; este año han sido la caridad y la fe.
Mientras se da el tema, yo confieso, atiendo sacramentos, problemas, consultas…
Celebramos la Eucaristía con todos los sacramentos que tengan preparados: bautismo, comuniones, confirmas, bodas… todo en una, jejejeje.
Terminamos compartiendo una rica y suculenta comida de arroz, frijol y alguna carne; dormida y por la mañana, de nuevo a caballo o canoa y a otra comunidad y vuelta a empezar con el programa: consejo, formación, confesiones, celebración y compartir en cada comunidad.
Por otra parte en los talleres de formación los hay para todos: delegados, catequistas de distintos ramos, jóvenes, familias, músicos y cantoras, presidentes de comunidad, salud, tesoreros… esta dimensión es fundamental para la iglesia que camina con sus propios pies y medios: el laicado!! y cuanto mejor formados, mejor caminaremos. Suelen llegar lunes por la tarde noche y vienen de todas las comunidades; nos reunimos en torno a los 40. Aquí tenemos un centro de formación para 50 personas con todo incluido: auditorio, comedor, dormitorios, baños, sonido tele, proyector.. y entre martes y miércoles, estudiamos el tema previsto. Para ello suelo llamar a gente especialista o yo mismo lo hago, depende. El jueves, ya se vuelven a sus comunidades.
Resaltar que para poder llegar aquí, algunos se llevan muchas horas de camino entre mulas, caminadas, camiones; llegan casi agotados, pero felices; ellos comparten, conviven, platican, ayudan a impieza y aprenden y maduran su formación y su fe.
Parroquia:
El resto del tiempo lo paso en la casa parroquial y atendiendo kukra: enfermos, cárcel, hospital, estudio, administración, secretaría, obras…; también los encuentros de presbiterio, retiros, Ieme, idas a la capi para asuntos mil…
Tengo en casa cuatro empleados: secretaria-cocinera; vigilante nocturno, hortelano y chico para todo y un viejito lleno de ternura que viene con su machete a limpiar y cortar la hierba, quemar basura, etc Así es mi tiempo: misión, formación y administración.
¿No se anima nadie a visitarme?.
Un fuerte abrazo y gracias; pues sólo agradecer a D. Tomás su interés y cariño junto con D. Leopoldo y D. Juan Carlos, vuestro nuevo párroco. Repetiros que si alguno se anima, aquí tendrá casa y no se irá de vacío, verá otro rostro de iglesia.
Me encuentro muy bien, animado y sirviendo a una iglesia pobre: deciros que no somos diócesis aún, somos vicariato; que tenemos unos 60.000 klm2 – como unas tres provincias de Ciudad Real, para que os hagáis una idea- que son sólo 19 parroquias en tamaña extensión y menos de 30 sacerdotes -mitad nativos, mitad extranjeros- pero con este tipo de iglesia, tan laica y ministerial… ahí le hacemos capricho.
Gracias, bendiciones y oren por mí y los misioneros:
Que san Juan de Ávila les ayude a seguir creciendo en Jesús