En el mes de María y de nuestro Patrono y paisano Doctor San Juan de Ávila hacemos unas reflexiones sobre la importancia de la Virgen en la espiritualidad de nuestro Santo.
Después de su amor ardiente al Señor, la Virgen aparece en sus escritos con muchísima frecuencia; con una hondura y originalidad teológica muy especiales y con una extensión suficiente para publicar un libro sobre la Virgen María y San Juan de Ávila.
1.- En el Sermón 63 decía nuestro Santo sobre la devoción de la Virgen:
«Señora, si pudieron tus virtudes prender el corazón de Dios, ¡qué mucho que prendan el de los hombres!
¿Quién es la cabeza? – Cristo.- ¿Quién es el Cuerpo? – La Iglesia.-¿El cuello quién es?- La que traba con sus oraciones el cuerpo con la cabeza, medianera entre Dios y los hombres, más alta que nadie; y cerca de Dios en bondad y alteza y cerca de nosotros por misericordia; más alta que nadie, pero más baja que todos en sus ojos…
¿Pensáis que es ser devotos de la Virgen, cuando nombran a María, quitaros el bonete no más? Más hondas raíces ha de tener su devoción: Una gran devoción de corazón, y quien ésta no tiene, no descanse hasta que la halle: Una de las señales de los que se han de salvar es tener gran devoción a la Virgen…
Así como el Padre nos dio grandísimo don en darnos a su bendito Hijo para nuestro remedio, así también el Hijo nos dio gran don en darnos a su bendita Madre por abogada nuestra. Sé que cuando Él dijo a San Juan al pie de la cruz: Ve ahí a tu madre, en nombre de todos dijo; allí entramos todos los cristianos…
2.-Enamorado S. Juan de Ávila profundamente de la Virgen, habla de su belleza cautivadora para el corazón creyente, en el sermón 4:
«Oh Sacratísima Virgen, quién viera vuestro regocijo y la alegría de vuestra cara! ¡Quien os viera hoy madre y virgen, tan virgen como las vírgenes y tan madre como las madres! La hermosura del Carmelo y del Sarón – que eran unos montes muy hermosos en Judea- le fue dada…
El cordero de Dios que tiene la Virgen en sus brazos no hay cosa más hermosa, que es el sacratísimo Niño. En los brazos de su Madre más resplandece y más hermosea a su Madre que el cielo ni la tierra ni que las estrellas.
¡Bienaventurados ojos que os merecieron ver!
Una cosa muy linda: la Virgen y el Niño con ella, a su cuello; una Luna vestida con un Sol. No hay cosa más hermosa de ver. Rogad a la Virgen que os de ojos para saberla mirar.
Cuando yo veo una imagen con un Niño en los brazos, pienso que he visto todas las cosas.»
3.-La Virgen fue la Gran Profeta.
Cada cristiano debe ser, por su bautismo, profeta: anunciador y luz de un mundo y estilo de vida nuevo.
María anuncia un estilo de vida, unos bienes gustados, contemplados y vividos. Desde esos bienes, renuncia con facilidad a las riquezas mundanas.
María fue la Gran Profetisa: Su vida y su palabra es un canto, un poema, que anuncia un nuevo y bello estilo de vida gustado por Ella en la contemplación; y denuncia la pobreza y fealdad del estilo mundano.
María dijo: «A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada«(Luc.1, 53)
En la carta 25 escribe nuestro Patrono S. Juan de Ávila:
«La Virgen María huyó de toda pompa de riquezas, prosperidades, y de todo lo que las almas de los mundanos desean, temiendo no le fuesen estas cosas algún impedimento para que el fuego de ánima, que en el altar de su corazón ardía en honra de Dios, no se le apagase o entibiase o le estorbase, por muy poco que fuera, para darse toda, y con todas sus fuerzas, al que más que a sí amaba«
4.- La Virgen María Pastora: En cualquier situación de nuestra vida, aunque nos parezca muy difícil, estamos en las manos de Cristo, buen Pastor. San Juan de Ávila añade en su vida espiritual y para nosotros a María como Pastora.
La actitud de sentir a María como pastora nos debe llevar a imitarla y sentir, en cualquier situación de mi vida, que estoy en manos de Cristo, buen Pastor y María pastora.
En el Sermón 14 describe esta situación S. Juan de Ávila:
¡Cristianos! Ovejas sois de Jesucristo, y Él es vuestro Pastor. ¡Oh, dichosas ovejas que tienen tal pastor!
La Virgen María sin mancilla, después de Jesucristo no ha habido otra pastora, ni hay quien así guarde las ovejas de Jesucristo. Y pues aquí venimos para ser apacentados de la palabra de Dios, y la Virgen sin mancilla es nuestra pastora después de Dios, supliquémosle que nos apaciente, alcanzándonos gracia…
De mucho tiempo ha que el Señor es pastor, Él las escogió antes de crear el mundo, antes que vos nacieseis. Cuando Él os crió, para oveja suya os crió…No era nacida la oveja y ya tenía pastor…
Por su propia gracia nos eligió… Yo criaré a Juan y a fulano, y escogerlos he para mí, para que sean santos y limpios, para que gocen de mí para siempre…
Condiciones de la buena oveja: Oye la voz del pastor y le sigue y se niega a sí mismo, toma su cruz y le sigue.
Y en el Sermón 71 afirma:
«El Señor, subiendo hoy al cielo a su sacratísima Madre, le dice con gran dulcedumbre: «Madre mía, tú serás eternalmente sobre toda mi casa, y todo el pueblo de mi celestial corte y de la tierra y debajo de ella, será obediente a lo que tu boca mandare; solamente te precederé en una silla del reino, porque yo soy Dios creador, y vos criatura y Madre mía».
Tras las cuales palabras quitó el anillo de su mano y lo puso en la de ella, para que tenga poder y autoridad para refrendar todas las mercedes que Dios al mundo hiciere… y que es hecha universal limosnera de todas las gracias y limosnas que Dios a los hombres hiciere…»
5.- María nos da el Espíritu Santo, que es causa de nuestra alegría y que se desposa con nosotros y nos da todos los olores…
Así dijo nuestro Patrono en el sermón 32:
«Estaban, pues, los apóstoles del Señor y los discípulos y otros buenos hombres en el Cenáculo a una parte, y a la otra la Virgen nuestra Señora y las Marías y otras santas mujeres.
Estando desconsolados, dijeron:
Hablemos a la Virgen, pues nos la dejó por Consoladora …
Fuéronse a ella tristes, cabizbajos y en gran manera desconsolados: «Rogad, Virgen, a vuestro Hijo, que nos envíe el Consolador prometido…»
Estaba nuestra Señora orando, y salió con aquel rostro de paz, con aquel rostro de alegría, que solamente mirarlo consolaba a los tristes y desconsolados, medicinaba a los enfermos, daba grandísimo alivio a los desconfiados. Salió la sacratísima Virgen a ellos como solía, y esforzólos y díjoles: «¿Por qué tenéis poca fe en vuestro Maestro y mi Hijo? Él os consolará como lo ha prometido….
Hízolos sentar a todos, en oración los confortó, púsoles confianza; y luego la Santísima Virgen, habiendo compasión de aquel ganadillo que le había quedado, hincóse de rodillas, alzó sus manos al cielo y comenzó a rogar…
Vino el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo se hace uno con el hombre: serán dos en una sola carne.
Como un desposado que da joyas a su esposa… el Espíritu Santo da joyas, da manillas y ajorcas de virtudes y de buenas obras en entrambos brazos, para que el pecador, tan bien aderezado, le abrace…
¡Qué contentamiento sintieron sus almas, qué hartas, qué rellenas, qué abundantes estaban del Espíritu Santo!
6.- María nos invita al banquete de la eucaristía En el vientre de María se amasó el «pan» de la Eucaristía; María es la guisandera ( S. Juan de Ávila. Sermón 41)
«Y porque en el vientre de la Virgen fue amasado este pan, que así se llama, el pan de la Virgen.
Con la Virgen está el convite cumplido.
Allí está el manjar en el altar, y allí está también la que nos lo parió y la que lo crió en sus benditísimos brazos, la que lo envolvió y dio a mamar, la que lo arrulló y regaló; ella es la que nos lo guisó, por ser ella la guisandera se le pega más sabor al manjar, aunque él de sí es dulce y sabrosísimo, y pone gran codicia de comerlo; desde allí nos está convidando con él.
Comámoslo que no nos irá mal, y tendremos gracia para bien obrar y bien hablar…