Amiga, amigo: El corazón representa, mucho más que cualquier otra parte del cuerpo, el espejo infalible e inconfundible de nuestro estado de felicidad, de nuestra belleza interior.
Por este motivo un tratamiento de manicura completo (que incluya limpieza y decoración) nos ayudará a encontrarnos radiantes ante nosotros mismos y ante los demás.
Te invito a que dediques un tiempo todos los días a cuidar y a embellecer tu corazón o, lo que es lo mismo, tu vida.
Lee atentamente los siguientes pasos y no te lo pienses dos veces…
Tener un corazón limpio, luminoso, alegre e inmensamente feliz, depende de ti…
Primer paso:
Quita el esmalte de tu corazón:
¡Desmaquíllate! Me explico: a veces nos echamos tanta pintura, «tanta fachada» para aparentar ante los demás, que, con el tiempo, damos una imagen de nosotros mismos que no es la verdadera.
- Empieza por limpiar esos trozos de odio, resquemor e indiferencia que tan a menudo se quedan incrustados en nuestros corazones, en nuestras vidas.
Segundo paso:
Lima y pule tu corazón:
Todos, absolutamente todos, somos un diamante en bruto; si dejamos que Dios pula, lime nuestras vidas, nos convertiremos en una gran obra de arte.
Lo mismo ocurre con el corazón.
- A veces hay que cortar radicalmente: tú sabes mejor que nadie lo que te sobra, lo que te está haciendo daño.
- Otras veces hay que limar pacientemente hasta dar la forma adecuada: una relación que atraviesa un mal momento, una situación que necesitas cambiar, un error que debes enmendar…
Tercer paso:
Aplica una buena crema:
Y qué mejor poción que un momento de silencio.
- Permite que Dios entre en lo más profundo de tu corazón y déjale actuar durante unos minutos.
Cuarto paso:
Usa un revitalizador:
La Buena Noticia, la Palabra de Dios, fortalecerá tu corazón. Se trata de un producto que contiene todos los elementos indispensables para favorecer tu crecimiento como persona, como cristiano.
- Echa mano de un texto, de unos versículos, de una frase…
- Repite esta operación dos o tres veces hasta que «empape» por completo tu corazón.
Quinto paso:
Aplica el nuevo esmalte:
- Finalmente deja que el amor de Dios y tu sonrisa más auténtica embellezca tu vida-
- De la fusión de ambos surgirá la felicidad en tu corazón.