El pasado sábado 15 de diciembre un grupo de jóvenes de toda España pertenecientes a un movimiento católico denominado “Parresia apostólica”, tuvimos nuestro peculiar encuentro de Navidad en Madrid.
El tema tratado fue nuestro Belén particular, cómo en nuestro mundo, en nuestra sociedad y en nuestro entorno sólo nos hace falta cambiar la forma de mirar para ver que realmente existen signos y huellas de una nueva presencia, la presencia de Dios en esta Navidad.
Si miramos a los que nos rodean con otros ojos, no solo los veremos diferentes sino que nuestra forma de tratarlos será también mucho más especial.
Cuántos Magos encontramos a diario en nuestra vida, cuántas personas que miran al cielo buscando una estrella que seguir, pero también cuántas que como los de Oriente ya están en camino, pues saben que la única forma de que esa luz brille para ellos es confiando en que llegará.
Nos rodean miles de pastores, aquellos inmigrantes que dejan su casa con la esperanza de que algo les nacerá pronto a su alrededor, que cambiará sus vidas.
Pero también viven como los pastores de Belén un sinfín de padres y madres que su vida gira entorno a lo que pueda nacer a su alrededor, pendientes de que sus hijos tengan de todo, alerta de lo que pueda acontecer con una gran sonrisa.
Figuras como San José y la Virgen Maria las vemos representadas en muchas personas que renuncian a una vida cómoda y dejan su casa por albergar a Dios en sus vidas y transmitirlo a los demás, que salen a la búsqueda de los que no le conocen o se sienten abandonados y les abren sus brazos para transmitirles esperanza y un regazo calido en medio del frío.
Los Ángeles también forman parte de nuestra vida aunque a veces nos cueste reconocerlos, son portadores de alegría, de pequeños detalles que nos dan la felicidad, ese amigo que no te fallará, el abuelo que te da esos consejos tan sabios o aquel profesor que te enseñó algo que nunca olvidarás.
Desgraciadamente en nuestro Belén también encontramos muchos Herodes, muchos personajes que piensan que la Navidad es un mero tópico, que el consumismo es lo que más se ve y tratan de “matar” al Niño que es lo realmente importante.
Por todos estos últimos nos pusimos en camino y salimos a pleno centro de Madrid (al metro, al punto donde más gente transita de toda España, y a la concurrida calle Arenal cerca de la Puerta del Sol),donde desplegamos un impresionante “hapenning navideño”.
Con pancartas, escaleras, focos, megáfonos ,guitarras y sobre todo mucha alegría y sabiendo que algo muy especial nos empujaba a hacerlo; nos pusimos a anunciar que Dios existe y que nacerá de nuevo esta Navidad , solamente debemos desearlo y algo nuevo puede acontecer.
Gritamos al mundo que se dejaran alcanzar por el anuncio y testimonio de muchas personas y señales que existen a su alrededor y que apenas se ven pero que están deseantes de transportarles por medio de sus gestos y palabras el verdadero espíritu de la Navidad.
Y así en medio de la muchedumbre encontramos a gente que se rió de nosotros , personas que se burlaron y nos insultaron, personas que nos escucharon con atención y acogieron nuestro mensaje y también personas que se acercaron a darnos las gracias por estar allí .
Pudimos ser locos para muchos pero, como decía San Ignacio de Loyola, la diferencia entre un loco y una persona que anuncia a Dios está en los frutos.
Ojalá que esta Navidad miremos todos con atención a nuestro alrededor y descubramos esos pequeños gestos que nos dan la certeza de que no estamos solos, que esa luz que nos hace falta para que nuestro corazón pueda latir a diario está mas cerca de lo que creemos, habita a nuestro lado.
¡¡Feliz Navidad!!