Amigas, amigos, hoy nos hemos reunido aquí para gritar, para gritar fuerte, para superar el número de decibelios permitidos… No obstante lo vamos a hacer con otro tipo de grito: el que surge del corazón y de los labios de Dios… ¿Preparados? ¡Adelante!
En un mundo donde almacenamos rencores en el corazón y piedras en el bolsillo, para lanzarlas a aquellos que consideramos mala gente, recordamos las palabras de Jesús…
«Aquel de vosotros que no tenga pecado, puede tirarle la primera piedra» (Jn 8,7).
En un mundo donde la fuerza se nos va por la boca, donde de teoría sacamos sobresaliente, mas a la hora de «ponerse el mandil y echar codos» la mayoría suspendemos, recordamos las palabras de Jesús…
«No todo el que me dice ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mt 7,21).
En un mundo donde es muy frecuente hacer piña, equipo, grupo… con los que nos caen bien, con los de nuestra clase, con nuestra gen-te, rechazando al resto de personas, recordamos las palabras de Jesús…
«Si amáis solamente a los que os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen también eso los publicanos?» (Mt 5,46).
En un mundo donde a base de zancadillas, empujones, enchufes y demás «artilugios violentos» aspiramos a ocupar los primeros puestos, recordamos las palabras de Jesús…
«Si alguno de vosotros quiere ser grande, que sea vuestro servidor» (Mt 20,26).
En un mundo donde el que nos la hace, nos la paga, recordamos las palabras de Jesús…
«Al que te abofetee en la mejilla derecha, preséntale también la otra» (Mt 5,39).
En un mundo donde reverenciamos a los más grandes, a los que más poder y fuerza tienen, recordamos las palabras de Jesús…
«El que acoge a un niño como éste en mi nombre, a mi me acoge» (Mc 9,37).
En un mundo donde muy pocos perdonan, muchos menos olvidan y la mayoría ni perdonamos ni olvidamos, recordamos las palabras de Jesús …
«No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete si fuera necesario» (Mt 18,22).
En un mundo donde nos valemos nosotros solos, con nuestra propia fuerza, para lograr nuestros objetivos, recordamos las palabras de Jesús …
«Os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este monte; vete de aquí allá, y se trasladaría; nada os sería imposible (Mt 17,20).
En un mundo donde hay que «espabilarse» o te machacan, donde hay que hacerse cuanto antes mayor o se burlan de ti, recordamos las palabras de Jesús …
«Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de Dios». (Mt 18,3).
En un mundo donde usamos frecuentemente la fuerza de nuestras manos, de nuestros cuerpos para destruir, separar, enemistar…, recordamos las palabras de Jesús …
«Dichosos los que construyen la paz, porque serán llamados hijos de Dios « (Mt 5,9).
Amigas, amigos: Ya sólo nos queda salir a la calle y usar de ahora en adelante la fuerza más poderosa, una fuerza capaz de derribar a un ejército entero, con una potencia más grande que cien cañones juntos… Sí, desde hoy usaremos la fuerza del corazón, la fuerza de la paz, la fuerza de Dios.