“Dios se ha hecho regalo.
¡Esta sí es lotería!
¿Quieres una participación, un décimo?
¡Mira que si te toca Dios,
con todas sus maravillas!
Ya tocó el Gordo en Belén,
tocó a José y a María.
¿Quieres que te toque Dios?
Tienes que saber jugar.
Toca al que ambiciona menos,
toca al que suplica más,
toca al que se ve más indigno,
toca al que sabe esperar,
toca al que más lo desea
y al que sabe confiar.
¿Qué es lo que quieres de Dios?
Si es poder y victoria, no toca,
si servicio y humildad, tocará;
si es talento y belleza, no toca,
si es carisma y piedad, tocará;
si es placer y riquezas, no toca,
si es ternura y caridad, tocará.
Si te toca de Dios la unidad, serás dichoso en amor.
Si te toca de Dios la decena, harás dichosos a los demás.
Si te toca de Dios la centena, sufrirás pasión de amor.
Si te toca de Dios el pleno, morirás de amor y triunfarás…
( R.Prieto)
Sin confundir ni “camuflar” la alegría divina y trascendente de la Navidad con otras alegrías puramente a ras de tierra, deseamos a todos nuestros lectores y a todas las personas “de buena voluntad”, que en estos días entrañables nos “toque Dios” un poco más, toque las fibras de nuestro pensar y sentir para que construyamos una personalidad propia y un mundo donde brillen los valores que dan sentido a la vida para siempre y en el que todos seamos cada vez más hermanos, para así lograr que nuestra tierra sea como una “antesala” del cielo.
¡Feliz y bella Navidad para cada corazón!