La historia de la música rusa comienza con Glinka, considerado el fundador de la música clásica rusa, siendo el primer compositor ruso.
Mijaíl Ivánovich Glinka nació en Smolensk, (Rusia) el 1 de Junio de 1804; hijo de una familia de propietarios, recibió una importante educación musical con maestros italianos y alemanes (de niño tomó lecciones de piano de un pianista irlandés, John Field)
Glinka fue quien inspiró al famoso grupo «los cinco» (Musorgsky, Rimski-Korsakov, Borodin, Cui y Balakirev) a reunirse para componer música, dando lugar a la Escuela Nacionalista Rusa.
También ejerció su influencia en el gran Tchaikovski, el cual lo comparó con Mozart.
En 1820 comenzó su preparación para ser compositor dando clases y escribiendo pequeñas obras: le gustaba escuchar el coro de los siervos en casa de sus padres, aprendiendo canciones populares, lo que sirvió para ser el primer compositor que unió el folklore con la música sinfónica, llevando la tradición rusa a la orquesta y creando la ópera rusa; un dato curioso es que Glinka componía primero la música y después se escribía el libreto (lo normal es componer primero el libreto).
En 1830 viaja a Italia, Austria y Alemania para dar clases con Bellini y Donizzetti, Mendelsshn o Berlioz.
En 1834, cuando regresó, conoció al gran escritor Pushkin.
Sus obras más conocidas son las óperas «Una vida por el zar» (la primera obra nacionalista rusa, estrenada en 1836, inspirada en el folklore nacional sobre un hecho histórico ruso) y «Ruslán y Liudmila (con un libreto de Pushkin, en 1842).
A continuación pasó varios años en París y España.
En España conoció la música popular española (escuchaba a los cantantes callejeros y escribía sus melodías) y el flamenco, y le sirvió para componer su «Jota aragonesa» (1845), «Recuerdos de Castilla» o «La noche en Madrid» (1848- 1851), escribiendo sus nuevas ideas en «Las oberturas españolas».
Glinka iba componiendo romanceros y canciones, destacando las grandes romanzas: «No me seduzcas«, «Estoy aquí, Inesilla«, ·»El céfiro de noche» o «La llama del deseo arde en la sangre«.
Su idea principal de la música está definida en una frase suya: «El pueblo es el que crea la música, nosotros, los artistas, solo la arreglamos«.
Una enfermedad inesperada acabó con su carrera y murió en Berlín, el 15 de Febrero de 1857.