El alumnado del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) ‘Maestro Juan de Ávila’ de Almodóvar del Campo ha compartido este último jueves de enero una festiva celebración en torno al Día Escolar de la No Violencia y de la Paz.
La solidaridad y los mensajes de esperanza han sido la nota propia de una convocatoria a la que las familias han respondido, conforme a la propuesta del claustro de profesores de facilitar alimentos no perecederos a quienes apenas pueden llegar a fin de mes.
Por eso los pequeños, sus tutores, el resto de maestros y no pocos familiares se han desplazado hasta el templo parroquial dedicado a Nuestra Señora de la Asunción, cuyo titular, Juan Carlos Torres ha dado un cálido recibimiento a toda la comunidad educativa del colegio público y ha recibido con infinito agradecimiento un gesto que, a partir de ahora, se va a encargar de canalizar hasta sus máximos beneficiarios la organización local de Cáritas.
«Desde el claustro de profesores entendíamos que esta fecha debía servir para abordar una serie de actividades que fomentan valores, porque no sólo hay que trabajar los objetivos o contenidos que establece el currículo, sino que esto otro también es muy importante y qué mejor celebración para el día de la Paz que siendo solidarios», apuntaba Juan Carlos Tello. En este sentido, el jefe de Estudios del CEIP ‘Maestro Juan de Ávila’ ha expresado el «orgullo» del resto de compañeros por la participación de las familias contribuyendo a la llamada con la infinidad de alimentos entregada.
El párroco, por su parte, ve «fenomenal que los chicos sean educados en todo ámbito académico, pero lo que al final nos hace humanos es la recepción y la vivencia de valores como son la justicia y la solidaridad, como base de la paz y no hay paz social si no hay justicia y no hay solidaridad».
Por eso, en opinión de Torres, «en un momento como éste en que se va saliendo de la crisis, hay todavía muchas personas y familias marcadas por las dificultades y lo que hacen estos niños es todo un gesto y una ayuda eficaz», poniendo así en valor el beneficio que reporta compartir alimentos con quienes más lo necesitan.
La acción en el interior de la iglesia parroquial se ha completado con una acción cargada de mucho simbolismo. Y es que el dibujo silueteado de una paloma diáfana, de tamaño mural por lo que había de llevarse entre varios de los alumnos de sexto curso, era a pies del altar mayor emplumada por todos y cada uno de los alumnos del centro.
Cada pluma tenía un mismo color por aula y mensajes en torno al amor universal y la esperanza de la humanidad por el fin de todo tipo de conflictos y la esperanza de la humanidad por el fin de todo tipo de conflictos.
Ya en el exterior del templo, la Plaza Mayor servía de cónclave en el que todos los alumnos bailaban y cantaban, una vez que un grupo de compañeros hubo interpretado el himno a la alegría soplando sus flautas.
El colofón no pudo ser más bonito, con la suelta de dos palomas que se elevaron ante la admiración de todos, con la intención de que su noble aleteo sea un aliciente en pro del buen entendimiento entre personas.
«La paloma de la paz es un símbolo muy asumido desde la clase de Religión, que está presente en casi todos los temas desde Noé y que los alumnos identifican perfectamente», indicaba la titular de la asignatura.
Nieves Albuger reiteraba también ese agradecimiento a las familias por ser partícipes de la propuesta emanada del claustro de profesores y reconocía el trabajo preparatorio que, desde fechas previas, se había venido realizando en cada aula para que la actividad fuera vistosa y contase con el carácter festivo que finalmente se ha vivido.