Algunos textos de nuestro Patrono y paisano S. Juan de Ávila: Son para leerlos y meditarlos ante el Señor, así podrán transformar nuestro sentir y pensar:
«Uno de los tiempos en que mi ánima está consolada y en que mayores mercedes espera recibir de Dios, es esta semana antes de Pascua, llamada por nombre Semana Santa.
Por reverencia de Dios que me hagáis esta merced, y a Dios este servicio, y a vuestra ánima tan gran bien, que si en otro tiempo habéis sido los que no debíais, esta semana sirváis a Dios muy de veras; y yo os doy palabra de parte de Dios, en cuyo lugar estoy, aunque indigno, que El os pague el servicio que le hiciereis».
(O.C. Tomo III- Sermones – pag 337)
JUEVES SANTO
La Eucaristía es «Retablo de la vida de Jesucristo»
«¿No hacen acá los hombres memoria de sus hazañas? Pues así Dios ha hecho una memoria de todas sus grandezas y maravillas.
Quisiera yo veros a todos comulgados y confesados, y en gracia, para que se os pegara bien a las entrañas lo que se ha de decir; pero creo que no habéis hecho lo que os he rogado. Decid:
¿Habéis comulgado y confesado cuantos estáis aquí en esta fiesta santísima? ¿No? Dicen que no. Pues aun Aristóteles dijo que no basta la vista del médico para sanar, si no haces lo que te dice. Ya os he dicho que no basta mirar y que no ha de engordar vuestra ánima ni se puede hartar con sólo el ver, si no come».
(O.C.Tomo III- Sermones – nº 11)
«Aquí no hay quien os haga pensar en la vida de Jesucristo; pero, al fin, algunos sois devotos del descendimiento de la cruz, otros de las columnas, otros del crucifijo; unos de uno, y otros de otro. Pues aquí en el Sacramento hallaréis todo eso que ha ya tantos años que pasó; pues ésa es la virtud que tiene este santísimo Sacramento, como la que tenía el maná…Tenía tal virtud aquel maná, que sabía a cada uno a lo que quería (cf. Sab.16,20)…Pues así es el Sacramento que entre manos tenemos.
Creedme, que si os aparejareis para recibir dignamente este santísimo Sacramento, que os sabrá a lo que quisiereis…»
(O.C. Tomo III Sermones-pag. 548)
Saber comulgar: Meditar sobre el misterio que se va a recibir y reflexionar después de recibido:
«¿Por qué no sabéis comulgar? Porque os tragáis el Santísimo Sacramento entero y no lo desmenuzáis…
Si el sacerdote y el que va a comulgar desmenuzase muy bien a Jesucristo primero, no dudo sino que sentiríais grandísimo sabor y dulzura en comulgar…
No os disponéis como sería razón; no hay más sino ¡alto! a comulgar quiero ir; no lo habéis pensado cuando ya lo tenéis hecho. En comulgando, ni os recogéis más que antes; hacéislo como primero; en comulgando luego ¡alto! a la plaza; ¡alto! a casa a comer las ollas, a entender el uno con el otro; ¡alto! a la conversación y andar por ahí perdidos.
No lo desmenuzamos; no sentimos nada, porque no rumiamos. Comemos el pan de la fuerza, y quedamos desmayados y flacos; comemos el pan de alegría, y quedamos tristes; comemos el pan de la vida, y quedamos amortecidos como antes»
(O.C. Tomo III Sermones)
Qué es comulgar: la mesa del amor y reconciliación:
«¿Qué es comulgar? El Santísimo Sacramento es manjar para flacos, manjar de desmayados, de tristes, llorosos, desconsolados, manjar de pobres. En recibiéndole, di: «Comulgado he; he sido participante de lo que ganó la sangre de mi Señor Jesucristo; mío es ya, con haber comulgado, lo que El mereció; parte tengo en la herencia que me ganó; participado he de sus merecimientos».
-Padre, ¿qué es comulgar? …Vete, hermano mío, a la mesa; que si vas triste, volverás alegre; si vas desmayado, volverás con esfuerzo. Llégate a la mesa; gozarás de un abrazo que allí da Dios tan suave, que no se sabe decir. Allégate, hermano, que allí está tu descanso, allí está tu placer, allí está tu gozo, allí está la paz, allí está la gracia y después la gloria.»
(O.C. Tomo III- Sermones- pag 626)
VIERNES SANTO
«¡Desventurada del ánima que es tan desdichada, que la pasión de Jesucristo no le da consuelo! ¡Triste de aquel que, habiendo Jesucristo derramado su sangre por él y dado Él su vida por amor de su ánima, se va al infierno, como si Jesucristo no hubiera muerto por él!
¿Qué es la causa que no quiere aprovecharse de lo que ganó Jesucristo por él? ¡Oh ciego y mezquino de ti! ¿Qué andas a buscar? ¿En qué entiendes? ¿En qué pasas tu vida? Si en la pasión de Jesucristo no hallas remedio, ¿dónde le piensas hallar? Si Dios no te sabe bien, ¿qué buscas que bien te sepa? Todos cuantos se quisieron aprovechar del tesoro de la pasión de Jesucristo hallaron remedio, hallaron consuelo y alegría. Todo hombre atribulado que estuviese sin consuelo, que tuviere alguna tribulación, por grande que sea, piense en este tesoro, mírese en este espejo, acuérdese y tenga memoria de la pasión de Jesucristo, y luego se sentirá aliviado de todo lo que le daba pena.»
(O.C. Tomo III – Sermones -pag. 516)
La Cruz Árbol de la vida:
«Éste es el árbol de la vida, puesto en medio de la Iglesia para quien comiere de él viva para siempre. San Juan en el Apocalipsis vio la ciudad grande, por la plaza de la cual corría un río de agua, resplandeciente como el cristal…y en cada una de las riberas de este río había un árbol de la vida (Apoc. 22,1)…
¡Qué hermosos frutos que son las gracias, mercedes y gloria que da!… ¿Estás enfermo de ira o de soberbia? Reposa debajo de una sombra de este árbol, El que dijo: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón (Mt.11,29). Mira la frescura de esta sombra.
¿Puede haber cosa más hermosa que Dios humillado, y tan manso, que, maldiciéndole a El, Él no maldice; siendo atormentado, no dice amenazas (1 Pe 2,23); y siendo crucificado, ruega por quien lo persigue? Si tenéis frío por falta de caridad con vuestros prójimos, comed de este árbol divino, y seréis sanos; la cual hoja es: Amaos como yo os amé (Jn 15,12).».
(O.C. Tomo III- Sermones pag. 597)
Mirar la cruz para sanar:
«Figurado estaba en los Números cuando mandó Moisés alzar en alto en un madero una serpiente de alambre, y dijo que todos los que se hallasen mordidos de víboras mirasen la serpiente que estaba en lo alto, y que luego sanarían ( Núm 21,8).
Así, así, hermano mío, cuando te sintieres picado de la víbora mira a Jesucristo en la cruz y sanarás de tu llaga.
Cuando te sintieres picado de la víbora con la gula, alza los ojos a Jesucristo hambriento en la cruz, y sanarás de esa llaga.
Cuando te picare la víbora ponzoñosa de la soberbia, mira al humilde Jesucristo en la cruz.
Cuando te persiguiere la deshonra o persecución alguna, mira a Jesucristo perseguido y deshonrado en la cruz.
Cuando te sintieres con la llaga de la lujuria, mira la carne preciosa de Jesucristo, su cuerpo enclavado y desollado en la cruz, y serás libre de la ponzoña.»
(O.C. Tomo III pag. 517)
Ejercitarse en contemplar a Cristo crucificado: esta es la nueva alegre para los quebrantados de corazón:
«Esta es la nueva alegre, predicada en la nueva Ley a todos los quebrantados de corazón (cf. Is 61,1), y les es dada una medicina muy más eficaz para su consuelo que sus llagas les pueden desconsolar. Este Señor crucificado es el que alegra a los que el conocimiento de sus propios pecados entristece, y el que absuelve a los que la Ley condena,y el que hace hijos de Dios a los que eran esclavos del demonio…
Porque, así como se suele dar por consejo que miren arriba o fuera del agua a los que pasan algún río y se les desvanece la cabeza, mirando las aguas que corren, así quien sintiere desmayo mirando sus culpas, alce sus ojos a Jesucristo, puesto en la cruz, y cobrará esfuerzo….»
(O.C. Tomo 1º- Audi Filia- pag.680)
Domingo de Resurrección
«El gran fruto de la pasión de Cristo es el envío del Espíritu Santo a la Iglesia y a las almas:
– «Jesús, puesto en pie, gritó:… el que cree en mí, como dice la escritura: De su seno correrán ríos de agua viva«. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había sido glorificado» (Jn. 7,37-39)….Jesús resucitado «se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros. Sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo» (Jn.20,19-22)
(O.C. Tomo III pag. 323)
El Espíritu Santo, consuelo y fortaleza
«Este solo Espíritu Santo bastará a consolarte y dar esfuerzo a tu flaqueza, a dar alegría a tu tristeza. ¡Y cómo lo sabe El hacer! Yo supe de uno a quien el Espíritu Santo se le quiso comunicar tantico y como loco salió dando voces por las calles.…
El Espíritu Santo es Consolador, hermanos. ¡Cómo sabrá consolar, pues por su grandeza se llama así: Consolador! ¿Qué es lo que buscamos en esta vida?
¿Tras qué andamos? Toda la vida trabajamos no para otra cosa sino para buscar tantico consuelo, tantico contento… Cuando estuvieres triste ten por cierto que el Espíritu Santo te consolará de esa tristeza, si lo tienes en tu ánima…»
(OC. Tomo III-Sermones- pag.330)