Hace unos días en nuestro grupo de confirmación, comentamos una interesante carta que Jesús nos escribía a los jóvenes, sus amigos. En ella nos decía que lo más importante para él no son las cosas sino las personas.
Nos pedía que le prestáramos nuestros pies, las manos, nuestro rostro para llegar a los que menos saben de él, y, sobre todo, nuestra SONRISA, para iluminar y hacer notar que nos crece algo muy importante en nuestro interior; y, como buen amigo, nos pedía que le contestáramos.
A continuación ofrecemos la contestación de una joven a esa bonita carta de Jesús:
Querido amigo Jesús:
Respondo a tu carta, con una enorme alegría:
Me sorprende que Tú nos pidas tantas cosas; deberíamos pedírtelas nosotros, ya que parece que sólo Tú puedes arreglar este mundo de odio, rencor y competitividad. Bueno, no tengo por qué quejarme, ya que tengo una familia que me escucha y me apoya en todo y un hogar maravilloso, a ti te toco vivir en un mundo mucho peor que éste, y sin embargo no se te oyó decir una mala voz ni un solo grito.
Me gustaría darte las gracias por todo en general, y ya que he mencionado lo de la familia y el hogar, me gustaría que todo el mundo tuviera simplemente eso, una familia y un techo en el que cobijarse.
Te pido también que le des al mundo la empatía que necesita, y ahora que llegan esas fechas en las que nos acordamos de tu Pasión, Muerte y Resurrección, que también nos acordemos del sufrimiento de mucha gente que no tiene familia u hogar, de las personas que están en los hospitales, o simplemente de las que están solas, y no tienen a nadie con quien compartir su vida.
Por último, me gustaría que inculcaras en “tu rebaño de ovejas” lo que Tú hiciste, dar la vida por nosotros, no hace falta que la demos al pie de la letra, pero hay muchas formas de dar la vida por el prójimo, y que entres en los corazones de los jóvenes, porque cada vez vamos quedando menos en catequesis y vamos menos a misa, y sin nosotros el futuro de la Iglesia es paupérrimo.
Muchas gracias por perder estos minutos de tu valioso tiempo en escucharme, yo como dicen Los Mandamientos de la Ley de Dios, resumo esta carta en dos cosas, y es que le des al mundo la empatía que necesita, y que entres en el corazón de los jóvenes, que como experta que soy diré que no pasa nada por estar una horita en catequesis y otra en misa sin que tus amigos estén contigo.
Bárbara Castellanos Fernández. (1º de Confirmación)