Señor, te he consagrado en alimento
horneado en el seno de María.
Me has concedido hacerte. Eucaristía.
Conmigo Tú, mi Dios, como Tú siento.
Al respirar te va a llevar mi aliento
por todos los alientos de este día.
Seré apóstol, por Ti, de la alegría
de que lo humano está en tu pensamiento.
Tenerte lo inventaste para darte
y darme la ocasión de disponerme
a mostrarte presente en cualquier parte.
En el vino y el pan es en Ti yerme,
ver que en la Eucaristía te haces arte
de cómo poseerte y poseerme,
y ver que soy pasión resucitada,
siendo tan todo en Ti, aun siendo nada.