El pasado viernes 23 de Mayo, tras un curso que a la mayoría se nos ha pasado más que acelerado, concluimos la catequesis de los jóvenes de nuestra parroquia. Para ello decidimos clausurar a lo grande, nos juntamos en el mejor sitio que se puede, la capilla del Santísimo, para pasar un ratito de oración, reflexión, recogimiento y dar gracias al Señor por tantos buenos ratos que nos ha hecho compartir en este curso.
Nos juntamos unos 50 jóvenes, junto con los catequistas y Don Tomás, que tuvo el detalle de acompañarnos y decirnos unas bonitas y útiles palabras para que hagamos vida lo vivido en este curso.
Nuestra oración fue un canto a la vida, un encuentro con María, nuestra Madre,en el que bajo el símbolo de una guitarra fuimos descubriendo como hemos de armonizar nuestra vida con la música de Cristo. Observamos como siendo tan humildes, tan sencillos como una pequeña guitarra podemos llegar a interpretar en nuestros ambientes la mejor de las melodías. Por mucho que nuestras cuerdas se tensen demasiado y algunas veces esa música no suene en nuestro corazón como es debido, contamos con el mejor diapasón del mundo, tenemos a María que nos ayudará a afinar y sacar de nuestra caja de resonancia dulces acordes con los que alegrar a los que tenemos alrededor.
Todos los catequistas coincidimos en que ha sido un buen curso, siempre te quedan cosas sin poder hacer por falta de tiempo, pero creemos que los ratos que hemos tenido han sido bien aprovechados. Por ello, una de las cosas que pedimos en esa pequeña oración fue que el Señor nos ayude a jóvenes y catequistas a llegar hasta los que menos saben de él o le tienen olvidado, para intentar entre todos que el próximo curso aún seamos más, somos conscientes de ese gran regalo que es Dios y queremos que todos puedan sentirlo como nosotros.
Fue bonito poder observar esas caras, esos gestos, ese silencio que hablaba por sí mismo…el ver que somos muchos los jóvenes que estamos comprometidos, el recordar cada detalle acontecido durante el curso que nos ha hecho valorar las pequeñas cosas de cada día, el saber que somos diferentes pues debemos demostrar al mundo que tenemos mucho que decir , el ser conscientes que tenemos que hacer de la alegría y la esperanza un icono de vida, que como Maria debemos ser valientes ante las adversidades y sacar la mejor de nuestras sonrisas…El sentir sobre todo que no estamos solos…el saber que “somos para Dios el buen olor de Cristo, tanto entre los que le siguen, como entre los que no encuentran el camino ,pues estamos destinados a ser olor de vida y guías para aquellos que se perdieron en el trayecto..”
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