Mensaje a la Orden Trinitaria


“Y vosotros, ¿para que nacisteis?
Nacisteis para la liberación de las personas, de las clases sociales, de los ambientes que no gozan de libertad. Y esto es indicio de que vuestro programa no solo es algo que ha sobrevivido a todas las mareas y borrascas de la historia pasada, sino que se afirma y se presenta con un sentido de modernidad y de actualidad que es en verdad digno de todo encomio y que no deja de maravillar por lo que vosotros representáis de presente y de futuro”

                                                                                                              Pablo VI

Pedro-José. Sacerdote Trinitario, predicador del triduo en la novena de San Juan Bautista de la Concepción.

P -. Dónde nace este religioso.

R.- En Alcázar de San Juan; que  es donde vive mi familia.

P.- ¿Qué pasos le llevan a este joven manchego a formar parte de la Orden Trinitaria?

R.- Bueno, pues, no es inmediato, tardo bastante tiempo en dar este paso. Yo estudié en Alcázar de san Juan, pero no en el colegio Trinitario que tenemos en Alcázar.
A los dieciocho años, estuve haciendo una experiencia  en Colombia, en trabajo de misiones y en esa experiencia fue donde tuve un contacto cercano con los trinitarios, pero lo dejé pasar…
 Comienzo mis estudios de filosofía en la Universidad de Comillas de Madrid y fue al terminar mis estudios cuando decidí hacer una prueba con los Trinitarios, pues llevaba un tiempo rondándome la cabeza. Y hasta el día de hoy.

P.- ¿Cuanto tiempo hace que se ordenó sacerdote?

R.- Hace doce años, en todo este tiempo he combinado mi noviciado con mis estudios de Teología y  otras materias.

P.- ¿Cómo son esos primeros pasos de un joven Trinitario?

R.- He estado en varias misiones. He estado trabajando en parroquias marginales, he estado trabajando también en la cárcel, como capellán; tanto en Granada como en Sevilla.

P.- ¿Cómo vive un sacerdote Trinitario el paso de las aulas de la Universidad a un lugar tan duro como una cárcel y cómo es recibido?

R.- Recibido, siempre es bien recibido, aunque es verdad que en la cárcel hay mucha gente y hay personas que son más receptoras que otras y hay personas que pasan de todo y que no se acercan. Pero la mayoría de los que están, te reciben bien, es verdad que muchos se acercan porque esperan algo a cambio.

Cada Párroco tiene su forma de hacer las cosas, pero yo personalmente, siempre me he negado a llevar nada material, como sobres, tabaco etc. Para mí, era como una prueba, quería que las personas  se acercasen a las celebraciones como catequesis, charlas, grupos de oración. Me he dado cuenta que tenía el mismo número de participantes que otros sacerdotes.

Yo creo que hoy en día vamos en esa línea.

P.- ¿Qué sentido tiene la palabra redención?

R.-  Para un Trinitario, desde siempre, hemos trabajado el tema de la redención. La redención no la hacemos nosotros, la redención la hace Cristo, nosotros colaboramos de alguna manera, si podemos. Para nosotros siempre ha sido muy importante la palabra libertad, para los Trinitarios desde la fundación de la Orden, después desde la reforma con San Juan Bautista de la Concepción. En palabras de San Juan Bautista de la Concepción, el dice que somos “vasos escogidos”.

Nosotros, cuando nos acercamos a ese mundo, pero no sólo de la cárcel, también fuera; la labor que tenemos es por medio de casas de acogida para los presos que salen de la cárcel. Para  los presos, sobre todo los más pobres, cuando se encuentran más indefensos es al salir.

En la sociedad, nos preocupamos de que el que ha cometido un delito lo pague y es justo, nos preocupamos de que tengan un lugar donde pagarlo, ya nos preocupamos bastante menos de que en ese lugar se rehabiliten y nos preocupa menos todavía el después. Los Trinitarios no vamos a juzgarlos ni vamos a decirles lo mal que lo han hecho, vamos a decirles que es Jesús quien les da la libertad. Por eso para ellos es mucho más importantes que les acojas después a que les des esperanza durante el tiempo que están en la cárcel. No sólo es trabajar la libertad, sino hacerla efectiva y sobre todo, una cosa que a mi me gusta mucho decirles  es que “libre” no es poder hacer uno lo que quiera, ser libre es una dimensión muy diferente. Es enseñar a los que están en prisión que no son más libres porque no tengan rejas en las ventanas y eso hay que hacerlo extensivo a todos, no sólo a los que están dentro.

Algo que tenemos que tener presente es que la libertad nos la da Cristo. La fe no nos va hacer que desaparezcan los muros de la cárcel, igual que no hace que desaparezcan otros muros personales, pero si ayuda a que esos muros no te impidan ser quien eres.

P.- ¿Qué es lo que desconocemos de los Trinitarios, qué deberíamos saber?

R.- Yo supongo, como pasa en casi todo, hay muchas cosas que no sabemos. Los Trinitarios somos una comunidad, una fraternidad, una comunidad de hermanos, que nos da mucha fuerza para poder ir luego a misiones, necesitamos un sentimiento muy fuerte de comunidad.

Intentamos que nuestras casas  no se llaman conventos; se llaman casas, porque así lo quiso San Juan de Mata que es el fundador y así lo quiso también San Juan Bautista de la Concepción. Nuestras casas sean  realmente una pequeña familia. Intentamos ser en medio de la sociedad, con todas estas denuncias y con todas estas maneras de estar con los últimos y con los más pobres, ser al menos algo, que cuestione y que haga pensar.

P.- Alguien puede pensar que antes sí, pero que hoy en  día, en los que contamos con asistentes sociales y personas especializadas en estos temas, no tiene ya razón de ser el papel de los Trinitarios.

R.- Nuestra misión no se define desde lo social sólo. Yo ahora mismo estoy trabajando y viviendo en Granada, en un barrio muy marginal. Nosotros no nos definimos porque seamos trabajadores, porque atendamos socialmente a las personas, nuestra misión, no es solo eso, nuestra misión es una misión liberadora.

Vivimos en este mismo barrio, atendemos  las dos parroquias que hay. Nuestra relación con la gente es normal y ellos nos lo hacen saber, que nos ven como uno más, nos sienten cercanos. Nos dicen: “Sabemos que a cualquier hora que vengamos, en cualquier momento que os necesitemos estáis ahí”.

Por nuestra parte trabajando cada día para que, no sólo con nuestra presencia, que ya es mucha, también con nuestra misión y nuestro trabajo, podamos, bueno no sé si…  cambiar la situación del barrio que es muy difícil, pero si al menos, denunciar y ser un punto donde ellos se puedan apoyar para salir.

Fijaos  que en este barrio de Granada, tiene fama de que allí no quiere entrar ni la policía ni el cartero, allí no va nadie y nadie se acuerda. Nosotros somos la única presencia de Iglesia que hay.

Hace algunos años un arzobispo de Granada, nos ofreció cambiar  y dejar esta parroquia para ir a otra zona, también problemática, pero no de las características de este barrio. Le dijimos que no y no porque la gente participe en la parroquia, sino porque somos la única presencia de Iglesia en el barrio; y si la Iglesia somos los que nos vamos también, entonces quién queda; y esto lo han visto ellos: “Aquí todo el mundo nos deja pero vosotros no os vais”, y para ellos es muy importante.

P.- El encuentro con los jóvenes.

R.- Tenemos alguna labor docente en nuestros colegios, pequeña, porque no es esta nuestra misión, pero sí al menos lo entendemos ahora desde la prevención. Una de las cosas que más me ha gustado cuando me dirigía a los colegios a hablarles a los jóvenes. Yo prefiero malgastar mis fuerzas en ellos, antes que cuando ya es tarde, ya están en la cárcel.

Seguimos manteniendo el espíritu de la Orden en la que  estuvo San Juan de Mata y San Juan Bautista de la Concepción en todo lo que hacemos. Y actualmente, en algún caso, hasta se han comprado esclavos.

P.- ¿Cómo se puede hablar de compra de esclavos en el siglo XXI?

R.- Hace ocho años aproximadamente, en Sudán, tuvimos  oportunidad de hacer una liberación de esclavos; es una de las misiones que mantenemos en la orden, es la cuestión de los perseguidos, los cristianos que son perseguidos por su fe, por ser cristianos. Eso si que es un tema desconocidísimo, la mayoría de la gente cree que eso ya no existe.

En Sudán, por ejemplo, donde no tenemos presencia de comunidades porque no nos deja el gobierno, está prohibido tener una Iglesia, está prohibido tener una cruz. Nos tenemos que situar en los alrededores de Sudán y desde allí llevamos una labor de liberación.

Ahí si que hay  esclavitud; hombres, mujeres y niños sobre todo, negros, los hacen esclavos por dos motivos: por ser negros y por ser cristianos y los venden en mercados de esclavos, como los que vemos en cualquier película.

Hace ocho años, hicimos una compra de esclavos para darles  la libertad y a partir de ahí a los Trinitarios se nos complicó bastante la situación en este país, pues se dieron cuenta que los comprábamos para liberarlos, no para tenerlos como esclavos nuestros, y eso no les gustó y ahora tenemos que seguir haciendo esta liberación de otra forma, porque esto era muy peligroso, teníamos que ir allí, de noche, con una avioneta, y cuando hay una guerra…

Seguimos trabajando en el país. Ahora mismo, por ejemplo acabamos de abrir una escuela-hogar, que se llama San Juan de Mata, donde recogemos a todos estos niños que son liberados de la esclavitud.

P.- ¿Una vez que son liberados, que habéis podido pagar su liberación, se les respeta el que puedan seguir siendo ciudadanos libres?

R.- No mientras sean negros; por ello siguen siendo perseguidos, y la otra razón es por ser cristianos.

Este verano, que ha sido la inauguración de la escuela-hogar, y ha estado nuestro provincial a inaugurarla, que la hemos hecho nosotros, los Trinitarios de la España sur. A su regreso, el provincial me contaba que venia asustado por esa situación de persecución, sobre todo, no sólo de pobreza. En ese país donde se ha hecho la escuela-hogar es pleno desierto, hay un campo de refugiados al lado, hay dos millones de personas, donde casi todos son cristianos y negros, el gobierno ha construido una mezquita de ladrillos vidriados, preciosos, que contrasta con sus casas de tela, de lona, de lo que pueden, la mezquita dispone de un centro de salud, con todo.

Si no son musulmanes, si no se convierten, si no dejan de ser cristianos, no tienen derecho a un médico ni a medicina ni a  educación. Pero los cristianos no se quieren convertir a musulmanes, quieren seguir siendo cristianos.

Nuestro provincial, venia sorprendido de la fuerza de estos cristianos que se están muriendo muchos por no recibir medicinas; y prefieren morir antes que renegar de su fe. Hay algunos que se hacen tatuar en las muñecas, en la parte interior de las muñecas, una cruz, sólo para que nunca tengan la tentación de convertirse al Islam, porque si ellos por debilidad se convirtieran, les cortarían las manos a la altura de las muñecas para que no apareciese esa cruz tatuada. Es tan fuerte su fe.

Nuestro provincial venia asombrado, decía: “Cuánto nos falta, nos creemos que somos más cristianos que nadie, que sabemos más que nadie y que nosotros para Jesús somos más que nadie”.A veces qué poco sabemos de lo que es la fe de verdad.  FE.

Esta persecución de los cristianos no ocurre en Somalia…, en países tan ricos, tan modernos como Arabia Saudita está prohibido llevar una cruz, eres detenido por llevar un crucifijo.

La compañía aérea de Suiza no puede aterrizar ningún vuelo si no tapan la cruz de la bandera de su nación. A pesar de tanto petróleo y tanta modernidad, tanta tecnología, actúan de este modo.

Un compañero Trinitario francés, que está trabajando de incógnito en Arabia Saudita, nos cuenta historias increíbles. Cuenta que cuando celebra la misa, que va de comunidad en comunidad, tiene que llevar escondidos en un doble fondo de una maleta el cáliz y todo lo necesario para poder oficiar la eucaristía y cuando llega a una casa donde él va a ofrecer la eucaristía, para que nadie sospeche, a esa casa empiezan a llegar gente desde las ocho de la mañana como si fuera de visita y esperan horas y horas hasta el momento de la Eucaristía; terminada ésta tampoco pueden salir, van abandonando la casa en pequeños grupos y a distintas horas para no llamar la atención. Y eso está pasando hoy.

P.- Cuando los Trinitarios os acercáis a Almodóvar a visitarnos; ¿cómo percibís el espíritu Trinitario en los almodovenses?

R.- La verdad es que yo siempre que he venido aquí me he sentido muy a gusto; una señora nos decía ayer: es que los Trinitarios sois como de la familia, sois como de la familia de nuestro paisano.

Hace poco estuve, en Navidad con un grupo de jóvenes, postulantes nuestros, que están en preparación en el noviciado del cual yo soy responsable y estuvimos en la casa del Santo y salían las vecinas a saludarnos y nos decían: “nosotras somos las vecinas del Santo”; y los jóvenes quedaron muy asombrados, porque decían:  “hablan de él como si estuviera vivo” y yo decía: “Claro, es que está vivo”; y es que en Almodóvar  mantenéis  ese espíritu, como  si él siguiese pisando todos los días vuestras calles.

Es la tercera vez que vengo a la novena, y siempre que he venido me llevo esa sensación, es como si hubiera pasado unos días con él personalmente.

Agradecemos a D. Pedro-José el haber compartido con todos nosotros, lectores de nuestro periódico de la Iglesia de Almodóvar, la labor que la Orden Trinitaria realiza en nuestros días, dando testimonio de cristianos valientes, aún en los lugares más difíciles.