(Aproximación al interior esencial de su inicial vocación en Almodóvar)
Se hizo Almodóvar cuna confidente
de su primer sentir, de cómo habría
de convertir su alma en teología
que alumbrase el insomnio de su mente.
"Sentir — rezaba Juan–, sentirlo espero
— aun tan pobre mi pobre criatura–;
sentir que, al iniciar esta aventura
de entender qué es la Cruz, entienda entero
de Cristo este mensaje:
Lo primero
será saber sentir tu noche oscura,
la tiniebla que atrasa la ventura
de que nunca será perecedero
tu ser junto a mi Ser..
¿Cómo atreverte
a entender qué es mi Cruz, si no se vierte
tu sentir en sentirme consumado
para que nazcas tú..?
Crucificado,
prosigo cada día en esta muerte
que es Amor donde hallar lo bien buscado.."
¿¡ Hallar lo bien buscado..!?
Prisionero
del ansia de lograr el más sincero
sentirse a lo más alto consagrado,
así fue aquel sentir de Juan de Ávila.
Un sentir que se alzó como el de un águila
que abarcaba la Cruz de lado a lado.