"Gracias, Padre, mi vida es tu vida,
tus manos amasan mi barro,
mi alma es tu aliento divino,
tu sonrisa en mis ojos está”
Empezar y volver a empezar cada curso y cada día es una inmensa alegría y una bella responsabilidad para los que educan y para los educandos.
Desde nuestra concepción cristiana de la vida, Dios creó todas las cosas, hizo al hombre a su imagen y semejanza, simbólicamente hablando Dios tomó un poco de barro y formó- como buen artífice- una hermosa imagen. Tenía ojos, boca, oídos…, pero le faltaba el alma; “el aliento” divino sopló sobre aquella imagen y quedó convertido en hombre viviente.
Luego, por su Espíritu Santo, Dios, como divino alfarero va modelando cada día el cuerpo y el alma de cada persona. Si Dios un día se durmiera, se despertaría sin nada.
La Biblia tiene páginas preciosas sobre Dios cuidando de cada persona:
“Mirad que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano". (Jer. 18,1-6)
"Cuando Israel era niño, yo lo amé… Yo enseñé a andar a Efraín, tomándole por los brazos, pero ellos no sabían que yo los cuidaba… Yo era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacía él y le daba de comer” (Os. 11,1-4 )
Quien es barro dócil en las manos de Dios puede llegar a ser una imagen viva capaz de embellecer el mundo y educar, haciendo una nueva humanidad. “Hombres nuevos creadores de la historia, constructores de nueva humanidad”.
Una persona que se vive diariamente en manos de Dios, que, a través de la oración profunda, el alimento de los sacramentos y la formación, va dejando lugar a que sea el Espíritu de Dios quien le modele en su pensar, sentir, aspirar y vivir, es quien mejor se encuentra equipado para ser un buen educador: en el hogar, en la escuela, en la catequesis.
Educar es fundamentalmente trasmitir unos valores cristianos que primero se hacen carne y gozo en la propia existencia y, luego, especialmente a través del testimonio, primero y la palabra, después sirven para que el educando, como barro dócil, se abra a la labor que el Artesano divino quiere hacer, mediante su gracia y la gracia instrumental del educador, de la vida de cada uno según el proyecto que desde la eternidad está en la mente y el corazón de Dios.
¡Qué bella labor ser artesanos-educadores- en las manos del Artesano divino!