Vuestro paisano, Candelo López Serrano, ordenado sacerdote el día 21 de junio de 1959 en la Parroquia de Santiago Apóstol, de Ciudad Real, se dirige a sus paisanos almodovenses para testimoniarles su gratitud y, que gracias a Dios y a vuestras oraciones y colaboración, vivimos el día 25 de junio de 1959 una jornada llena de unción y fervor al celebrar mi primera misa en el templo parroquial un nuevo sacerdote, hijo vuestro.
Al entrar en la Iglesia iba acompañado de los cleros parroquiales Padres Carmelitas de la ciudad y de los de Puertollano, de las autoridades y familiares, mientras en el coro se cantaba el “Aleluya”, de Handel.
Mi párroco, el padre Ludovico de la Virgen del Carmen actuó de presbítero asistente.
El amplio templo era incapaz para dar cabida al gran número de fieles que asistieron a este canto de misa que desde hacía cincuenta años era la primera que se celebraba en Almodóvar del Campo de un hijo suyo.
En la torre ondea la bandera blanca y las campanas tocan a gloria.
En la carta a los Hebreos se nos muestra en resumen la presencia del sacerdocio:
“Porque todo sumo sacerdote es tomado de entre los hombres y está constituido en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Es capaz comprender a ignorantes y extraviados, porque está también él envuelto en flaqueza.. Y a causa de la misma debe ofrecer por sus propios pecados lo mismo que por los del pueblo” (Heb. 5,1-4).
Y san Juan de Ávila escribe a un sacerdote:
“Por la gracia de Jesucristo es vuestra merced sacerdote. Estime mucho este misterio en su corazón y que por ello se tenga por más obligado a servir con gran diligencia al Señor y ejercite oficio tan soberano con gran cuidado” (Carta 8).
Por eso en el recordatorio de mis bodas de oro sacerdotales están fotografiadas la fachada de la Parroquia de Santa Catalina, de la Solana y la imagen de san Juan de Ávila, nuestro patrono, al celebrarse este año “el Año Santo Sacerdotal Universal”.
De estos cincuenta años de sacerdote estoy sirviendo a los fieles en la parroquia de Santa Catalina, de la Solana durante cuarenta años, tomando posesión de coadjutor el día 14 de febrero de 1970, festividad de nuestro santo San Juan Bautista de la Concepción.
Y termino con las palabras del cronista Fabián Ruiz, que escribió el acontecimiento de mi primera misa: “no te olvides, querido amigo, de este pueblo tuyo que tanto necesita de tus oraciones” (Diario Lanza, 29/06/59).
Siempre he llevado en mi corazón a mis paisanos y he rezado al Señor por sus preocupaciones.
Ya han pasado cien años sin otro sacerdote secular en Almodóvar desde la primera misa de don José Velasco hasta mis bodas de oro sacerdotales, exceptuando al hijo adoptivo sacerdote Don Tomás Fernández y Padres Carmelitas que celebraron sus misas posteriormente a mí.
Doy las gracias a mis Formadores, a los Padres Carmelitas, que me ayudaron y conviví con ellos, y después a los párrocos del clero secular que han pasado por Almodóvar, a Don Leandro López, y a los párrocos actuales, Don Tomás y Don Leopoldo Lozano por sus atenciones que he recibido de ellos
Doy las gracias también a la Hermandad de San Juan de Ávila y San Juan Bautista de la Concepción, que tuvieron a bien pagarme el viaje a Roma para la canonización de nuestros santos Patronos y sobresale en la canonización de San Juan Bautista de la Concepción la dignidad que se me concedió, al subirme el sacristán papal al Altar de la Confesión y ponerme junto al Papa Pablo VI para acompañar al Pontífice a impartir la Sagrada Comunión, el día 25 de mayo de 1975.
Ruego al Señor, con la intercesión de nuestra Patrona la Virgen del Carmen y de nuestros Santos Patronos, que bendiga a todos mis paisanos de Almodóvar y a las familias para que fomenten y surjan vocaciones sacerdotales del clero secular para que sigan sirviendo al pueblo santo de Dios.