Iniciamos un nuevo mes de mayo en nuestras vidas. En este mes primaveral y de flores, la Iglesia recuerda y venera a la Virgen María, “la flor de las flores”.
Estos pensamientos para meditar:
1.- «Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” ( Luc. 1,38)
María fue la mujer “creyente”, la que dijo al Señor: “hágase”; la que dijo “sí”. En la vida hay muchas circunstancias que no entendemos y que nos cuesta aceptar. Un buen modo de parecernos a nuestra Madre María es decir “sí”, cuando vemos los caminos por donde nos quiere llevar Dios.
“Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos”-oráculo del Señor- (Is.55,8)
2.- “María se puso en camino, y, lo más deprisa que pudo, se dirigió a un pueblo de la región montañosa de Judá…” (Luc. 1,39)
Como María, también cada uno podemos, debemos ponernos en camino, sin perezas y si regateos, para ir al encuentro de quien pueda necesitarnos, para socorrer y ayudar, para anunciar el mensaje de Jesús.
3.- “María, por su parte, lo guardaba todo en lo íntimo de su corazón, meditando continuamente en ello” (Luc. 2, 19)
Una virtud muy cristiana y práctica es la reflexión, la meditación. Actuar, no movido por lo que “se dice” o “lo que se hace”, sino por lo que Dios me dice a mí que haga en lo hondo de mi alma. Mucho tiempo de silencio es necesario para madurar en la fe y para tener gusto y experiencia interior de Dios y de su Palabra.
4.- En “una boda de Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba invitada a la boda, y lo estaban también Jesús y sus discípulos. En medio de la fiesta se terminó el vino, y la madre de Jesús se lo hizo saber a su hijo: No les queda vino…” ( Luc. 2,1-3)
Un buen hijo de María, como ella, está pendiente de que en su corazón no falte el “vino” de la alegría y de que, a su alrededor, no haya penas ni tristezas, no haya desánimos. Un buen creyente, en cualquier momento y situación, es testigo de la alegría pascual.
5.- Junto a la cruz de Jesús estaba su madre…(Jn. 19,25).
Y hoy, junto a las cruces de los hombres, hay muchos cristianos que saben estar, consolar, ayudar, y lograr que haya menos cruces, menos dolor, menos hambre, menos sufrimiento.
6.- Un pensamiento de San Juan de Ávila, escogido de entre tantos que tiene sobre la Virgen María:
“Y como la sagrada Virgen fue enseñada por el Espíritu de su Hijo, aun antes que El encarnase, no erró en lo que eligió, mas siguió la verdad de Dios y no la mentira del mundo.
Ya sabéis, y cosa es notoria, que, pudiendo ser rica, se hizo pobre, y teniendo derecho para no pasar trabajos, pues nunca tuvo pecado, fue la más ejercitada en ellos que ninguna criatura por pecadora que fuese.
Y si preguntareis cómo tuvo corazón para escoger pobreza, trabajos y cruz, y sacrificar a Dios los placeres que el mundo tiene por dioses, deciros he que fue tanto el conocimiento y amor que de Dios tuvo, tanta la estima con que le preció, que por alcanzarlo, y por alcanzar mucho de Él, no sólo no deseaba las cosas de la tierra, mas ni aun las tomara, aunque se las dieran; teniendo por cierto que cuanto más dejaba por Dios, tanto más tendría de Él…
¡Virgen para siempre bendita, no cupo en vos pequeñez de corazón, porque aun el mismo pretender de ser virgen es grandeza de corazón pues es profesar, acocear y tener debajo de los pies al fuerte enemigo que es nuestra carne, de la cual muchos chicos y grandes son miserablemente vencidos! …
Mas no paró en esto su magnanimidad, pues no sólo la tuvo en despreciar carne y todo el mundo…y puso sus ojos en escoger la mejor parte de todas, como dice el santo evangelio, la cual es Dios, bien sobre todos los bienes, Causa de todos los bienes, entero y cumplido Bien, y tal Bien, que en su comparación la santidad de los santos no es santidad, la alteza de los altos es bajeza, la luz es tinieblas; la hermosura y todos los bienes juntos no son nada en comparación del sumo e infinito Bien. Aquí, aquí, hombres, poned vuestros ojos, para enamoraros de tal hermosura; aquí vuestro corazón, para que, por participación del sumo bien, os vaya a vosotros bien y seáis para siempre dichosos. Aprended de esta sagrada mujer, la cual fue tan enseñada, que escogió la mejor parte de todas, y se dio tan buena maña, que la alcanzó y la poseerá para siempre, sin que le sea quitada.”
( Del Sermón 71. Asunción de María)