Entrevista a Begoña, Pilar y Estrella, hijas del Brigada D. Basilio Criado BajoRecuerdos de los vecinos de Almodóvar del Campo sobre «El polvorín»:

-En el Lanza del sábado 13 de Septiembre de 1997. En las especiales fiestas de septiembre de Almodóvar del Campo, aparece un artículo en el que hace referencia al polvorín.

Cerca de «Las Cavas», en la ladera norte de la laguna, se hicieron unas perforaciones donde se llegan a excavar grandes galerías que sirvieron de polvorín de la aviación, durante la guerra civil de 1936. Dependía de la Región Aérea Central, con base en Getafe (Madrid) y que era complemento del Aeródromo para bombarderos pesados que se había instalado en la carretera de Villamayor, en la zona conocida como «los paredones», vulgarmente «pairones». Manuela Jiménez (Concejala de Cultura)

– Recuerdo, siendo niño al inicio de la Guerra Civil, cuando el material escaseaba, traen a la fragua de Cruz Siller Cachero, situada en la plaza de la constitución, en el actual bar de Félix Viñas, una maroma de acero, proveniente, casi con toda seguridad, de las minas de Puertollano, para fabricar clavos, cortando la maroma en trozos de 6 cms y colocándolos sobre una ballesta para hacerles la cabeza y la punta que se emplearían en el encofrado de la construcción de los túneles del polvorín. Candelo López

-«La noche del polvorín». Nunca nos enteramos de lo que realmente pasó, pero si se vivió pánico en Almodóvar. Agustina Arraiga

– Siendo el día de la Patrona Nuestra Señora de Loreto 10 de diciembre de 1946, aprovechando el festejo, parece ser que atacaron el polvorín. El centinela oye ladrar al perro y sale a regañarle, encontrándose con los Maquis. Unos y otro se sorprenden, hay un cruce de disparos y huyen por la montaña, camino del tren de Puertollano. Joaquín del Burgo

– Un soldado baja al pueblo a dar el aviso. Gritando: «atacan El Polvorín, atacan El Polvorín». Las reacciones son diferentes: un grupo de hombres sube al Polvorín a apoyar a los soldados, otros se refugian en el casino. Un grupo de chicas jóvenes, al enterarse del hecho, asustadas gritan: «un confesor, un confesor».

A la mañana siguiente, cuando la población comienza a despertar y se propaga la noticia, todo el pueblo abandona su casa huyendo en dirección a los charcones. Al vernos correr, mi abuelo grita: «¿Ande vais?» Mi abuela, asustada, llevándome a mí de la mano, se lo cuenta y él le responde «si os va a dar igual… si explota nos mata lo mismo allí arriba que aquí abajo». Joaquina Romero

– En mayo de 1967, le dan orden al Sargento D. Antonio Colinas del traslado de la totalidad de la munición del Polvorín. En aquel momento estábamos 11 soldados.

El material se encontraba en dos galerías, paralelas de unos 150 m de largo y unidas entre si por otras dos galerías.5000 Cajas de Trilita de 15 kilogramos cada una, guardadas en cajas de madera.50 Bombas de 250 Kilogramos cada una.2.250 Bombas de 50 kilos cada una.

Entrevista a Begoña, Pilar y Estrella, hijas del Brigada D. Basilio Criado BajoEl procedimiento para sacarlo fue el siguiente: Primero se tenían que llevar la trilita y para ello hubo que desalojar la galería donde estaban las bombas. Vinieron a por el explosivo cuatro camiones del ejército del aire y cinco soldados. Estuvimos cargando la trilita con las medidas de seguridad que requiere dicha maniobra, desde las 6 de la mañana hasta las diez de la noche, que era transportada en los camiones desde El Polvorín a la estación de RENFE de Puertollano. Escoltaron los camiones una pareja de motoristas de la Guardia Civil.

A continuación cargamos las bombas de 250 kilos y después las de 50 kg. Este proceso duró tres días.A poco tiempo nos trasladaron, escalonadamente a la base de Getafe para terminar la mili.

Un Soldado

COMIENZO DE LA ENTREVISTA:

P. – Cuándo se construye El Polvorín y con qué utilidad.

R.- Este polvorín se construyó porque había aquí en Almodóvar un Aeródromo.

Las galerías del Polvorín, en un primer momento se construyeron como refugio durante la guerra civil de 1936. Había un tramo entarimado y embovedado con ladrillos. Luego fueron trayendo material explosivo de uso militar. Su destino fue el de polvorín.

P. – Vuestro padre era militar y es destinado a Almodóvar del Campo.R. – Nuestro Padre, Basilio Criado Bajo, era armero artificiero.

Llega aquí sobre el año 1.945, siendo Sargento, poco tiempo después asciende a Brigada.

Su primera misión fue hacer inventario de todo el material explosivo. Tuvo que moverlo todo para clasificarlo, con el peligro que entrañaba, pues no sabía en qué situación se encontraba. Tuvo que ir también a inspeccionar el material de granadas y demás explosivos que habían dejado «los maquis» en la casa herrera; cerca del Aeródromo.

Nuestro padre contaba que él tuvo que revisar la zona para ir localizando los posibles restos de bombas y explosivos. El hallazgo de la casa Herrera era peligroso, pues estaban las bombas con la espoleta preparada para explotar. Después de esta tarea de inspección como especialista en explosivos, queda destinado en Almodóvar.

P. – Cuando vuestro padre es destinado a Almodóvar, ¿viene solo o trae consigo a su familia?

Entrevista a Begoña, Pilar y Estrella, hijas del Brigada D. Basilio Criado BajoR. – En un primer momento nuestro padre viene solo, hasta que le asignan una vivienda para la familia. En principio nos instalaron en la vivienda destinada a la parada militar que estaba en la calle Luisa Boada.

Nosotros somos de un pueblo de Salamanca, de Sardón de los Frailes. Llegamos en tren hasta Puertollano, mi madre con cinco chicas y un chico. Todos pequeños, la mayor tenía once años.

En aquella época no había tanto coche como ahora. En Almodóvar solo había un taxi y ese día estaba ocupado. Fue a buscarnos a la estación de Puertollano Esteban Fúnez, en un carro tirado por dos mulas (Esteban, hacía el servicio militar aquí en aviación, en el polvorín). En un carro, arropaditos con mantas y en el mes de noviembre llegábamos a Almodóvar. Aún recuerdo hasta el color de los cuadros de las mantas con las que veníamos cobijaditas.

A penas llevábamos cinco meses instalados cuando en el mes de marzo llegan los militares de la parada con sus caballos y sus yeguas y tuvimos que trasladarnos a una de las casas baratas, allí por el cuartel. En esta casa nació nuestra hermana María. Allí vivimos una temporada mientras nos terminaban nuestra casa en la base del polvorín.

P. – Entre traslado y traslado, nace vuestra hermana María- Candelas. Para vuestra madre, esposa de militar, fuera de su tierra y lejos de su familia…R. – Siempre encontramos a personas que nos ayudaron. Cipri una vecina de las casas baratas, nada más trasladarnos, se presentó a mi madre para ofrecerse en lo que la necesitásemos. Mire, Señora Bárbara, como la veo con tantos crios y otro a punto de nacer… aquí me tiene. Y esa misma noche mí madre se puso de parto y tuvimos que ir a avisarla.

Paquita, la pequeña nacería ya en el Polvorín y con ella, nuestros padres constituyen una hermosa familia numerosa compuesta por: Begoña, Hortensia, Maximino, Pilar, María-Antonia, Estrella, María-Candelas y María-Francisca.

P. – ¿Cómo era vuestra casa?

R.- La casa nueva tenía tres dormitorios, pero como éramos ya siete hermanos, se nos quedaba pequeña. Mi padre le adosó a la casa un barracón que le lindaba, convirtiéndola en una habitación grande para todas las chicas. Por fuera era como un barracón de madera pero por dentro él la construyó de mampostería. Allí dormíamos todas nosotras y algunas forasteras, hermanas de los soldaos, que venían, en alguna ocasión, de Puertollano y Ciudad-Real, y se quedaban a dormir con nosotras.

P. – ¿Cuántos soldados había?

R. – Había 24 soldados y ocho moros que pertenecían al ejército. Ellos no Vivian juntos con los soldaos, vivían en otra casa que le llamaban la casa del sastre y tenía dos plantas, había sido un lavadero y huerto. En el lavadero, contaban los soldados, que los moros lavaban su ropa con los pies, subiéndose a las piletas. También contaban que se levantaban a rezar de noche. Cuando nosotros llegamos ya no estaban los moros.

P. – ¿De dónde procedían los soldados que cumplían servicio militar en Almodóvar?

R. – El periodo de instrucción lo hacían en la base de Getafe, en Aviación y luego ya los destinaban a Almodóvar. Su misión era custodiar todo el armamento del polvorín con la ayuda de Cazuelo el perro del polvorín, que vigilaba como un buen soldado. Estaba todo vallado con la excepción de la parte de la laguna.

P. – Erais la única familia de militares que vivía en el Polvorín. Cómo era el trato con los soldaos de reemplazo.Entrevista a Begoña, Pilar y Estrella, hijas del Brigada D. Basilio Criado BajoR. – Muy buena, los soldaos nos han respetado siempre. No decían palabrotas delante de nosotras. Los soldaos siempre decían que nuestra madre era muy buena persona .Cuando nosotros llegamos, estaban haciendo la mili Esteban Fúnez y Antonio Marchena de Almodóvar, luego cada vez más eran de aquí, sobre todo hijos de labradores.

P. – ¿Cuántos años estuvo vuestro padre destinado en Aviación en Almodóvar del Campo?

R. – Cuando lo ascienden a Brigada, lo destinaron a Canarias, pero para nuestra familia el trasladarse a Canarias, un lugar nuevo, cuando en Almodóvar habíamos echado raíces, no nos agradaba.

Nuestro padre, apoyado por D. Miguel de la Vega y por otro lado como al ejercito le costaba mucho dinero trasladar a una familia tan numerosa… declinaron su traslado y nuestro padre permaneció en Almodóvar hasta su jubilación.

P. – ¿Qué recordáis de aquellos primeros años?

R. – Recordamos muchas cosas, pero un hecho que se me viene a la memoria es que, cuando nuestro padre llegó a Almodóvar, compró dos vacas de labor. Una se llamaba Tinta y la otra Morita.

Los soldaos se aficionaron a robar a las huertas cercanas, porque pasaban hambre. (Estamos hablando de los años difíciles).

Nuestro padre pensó: tenemos terreno suficiente para sembrar nuestra propia huerta y así los soldaos tendrían alimentos sin necesidad de coger los de nadie. Tuvimos también una vaca lechera, con la leche de esta vaca teníamos, la mitad de la leche para nuestra casa y la otra mitad para los soldaos.

El pan lo traía un soldado, todos los días de la Electro Harinera.

Y todos los meses venía un camión de Madrid, (de Getafe) con el suministro de Arroz, lentejas, garbanzos, azúcar… También hacíamos matanza como cualquier familia del pueblo.

P. – Alguna anécdota que recordéis

R. – Una anécdota, aunque nosotras no la vivimos, pues no habían destinado aún a mi padre. En una ocasión, en fiestas de septiembre, hubo un tiroteo. Decían que habían venido los de la sierra para atacar el Polvorín, pero mi padre contrarrestaba esta versión, puesto que en el reconocimiento que se hizo después, aparecen los disparos del Polvorín hacia fuera y no se encontró la señal de ningún disparo, del exterior hacia el polvorín. Pudo ser consecuencia de que el centinela se asustase, no se sabe.

Otra anécdota: Mi padre, arando con las vacas una tarde de pleno verano, otros cuantos soldados descansando a la hora de la siesta… todos relajados. Se presentó, un superior a pasar revista y su propio chofer tuvo que levantar la valla para poder pasar al cuartel.

Al ver la situación, mandó llamar a mi padre y ordeno que formaran:

«Un peluquero, que se presente inmediatamente un peluquero». Mi padre le dijo que no tenían peluquero pero que se podía mandar llamar a uno del pueblo. Al oír esto, contestó «Bueno por ahí se van a librar del corte de pelo».

Gracias a la gran amistad que unía a este militar y mi padre, aquello quedó en anécdota.

Aunque había disciplina, como en cualquier cuartel, siempre se vivió en un clima cercano.

P.- ¿Qué servicios recibía la pequeña urbanización que formaba la base militar del Polvorín?

Entrevista a Begoña, Pilar y Estrella, hijas del Brigada D. Basilio Criado BajoR. – Tenía como médico, tanto para los soldados como para la familia, a D. Eusebio Seco. Cuando se necesitaban sus servicios, se le enviaba un taxi a recogerlo, que costeaba el ejercito.

Entre los cometidos del Brigada, estaba la preocupación por la salud de sus soldados, tanto del cuerpo como del alma.

De la parte espiritual se encargaba el Padre Ludovico, que visitaba El Polvorín, montado a caballo para confesar a los soldados con la frecuencia que él consideraba.

P. – Los primeros años en el colegio.R. – Begoña, como era la mayor, ya tenía once años, se quedó en casa para ayudar a nuestra madre y desde niña era una gran modista y siempre le gustó mucho leer.

El maestro D. Félix Herrero, aconsejó a nuestra madre que nos llevase al colegio de las monjas Agustinas. Íbamos todas a las monjas menos Begoña y Hortensia que eran las dos mayores.

Allí íbamos nosotras desde el Polvorín al colegio de las monjas, en la calle Montilla, con nuestro uniforme y boina negra y el calcetín blanco.

En los días de invierno que hacía mucho frió, como estaba tan lejos, nos quedábamos a comer en el colegio y nuestros padres, agradecidos, les traían leche, verduras, patatas…

P. – Un día normal en la vida de un soldado de Aviación.

R. -Principalmente guardias. También trillaban, sembraban en la huerta y atendían los recados que requería un cuartel militar.

Hacían algo de instrucción, dirigidos por los cabos.

Muchos de los soldaos al ser de Almodóvar e hijos de labradores, conocían perfectamente los temas de agricultura. Por la mañana cumplían el servicio y luego se iban a su casa a comer y podían ayudar a sus padres en las faenas agrícolas.

P. – Aunque vivíais lejos del pueblo ¿participabais de la vida social?

R. Si, si, participábamos en todo como cualquier chica del pueblo. ¡Lo que nos gustaba ir al cine de verano! teníamos muchas amigas y entonces todas teníamos que recogernos muy temprano, pero nosotras aún más, por lo lejos que vivíamos.

Recuerdo un día que iba al cine con mi amiga Paca, sus hermanos, que estaban haciendo la mili y otros soldaos. Iban con sus uniformes y sus fusiles. Como veis íbamos bien escoltadas y a pesar de todo, un día se estropeó la máquina del cine o se alargó la película… Mi padre nos formó una que aún no la hemos olvidado.

Cuando se hizo novia Begoña con Alejandro, su marido, entonces ya al ir siempre acompañadas por Él, se nos amplió el horario y llegábamos una poquita más tarde.

Hay que reconocer que era comprensible la preocupación de nuestros padres, pues en un principio no teníamos más luz que la de los carburos. Los soldados y todo el cuartel tenían que arreglarse así, con la luz del carburo. Luego enseguida nos pusieron la luz eléctrica.

P. – ¿Cómo se vivía la Navidad en un cuartel de Aviación, en el Polvorín?

R. – Las Navidades eran muy bonitas, se vivían con mucho cariño, tanto en nuestra familia como con los soldaos. Los que se quedaban en el cuartel el día de Navidad, cenaban con nosotros, formando toda una gran familia. Mi padre y mi madre no se hubieran podido sentar a una mesa en la que, la cena de esa noche no se compartiera la con los soldaos que tenían lejos a los suyos.

– Me acuerdo de las misas de la Virgen. Nos levantábamos de madrugada porque empezaban muy temprano, a las seis. No había el cambio de horario como hay ahora. Entonces, aunque no existía la agrupación de villancicos, como hoy, si cantábamos un grupo de muchachas subiéndonos al coro.

Entrevista a Begoña, Pilar y Estrella, hijas del Brigada D. Basilio Criado BajoNos cogía mi madre en las Navidades e íbamos al Porvenir, a la fábrica de trigo de las Puldain. Íbamos cantando y tocando las panderetas y la zambomba, nosotras y los soldaos. Cantado todo el camino, cruzando por mitad del campo, todos en fila siguiendo la vereda.

Con nuestros cánticos infantiles llevábamos la alegría de la Navidad a la Señora Araceli que era la madre de la familia que allí vivía, y de ahí a la fábrica de jabón de D. Miguel de la Vega, cruzando la carretera, Porque en esta fábrica también vivía una familia de guardeses.

Mi madre nos trasmitió la fe. Nos reunía en la cocina a rezar el rosario y algunas veces, como niñas traviesas que éramos… nuestra hermana Hortensia, se ponía unas cuantas hebras de la escoba, de bigote y nos hacía reír a todas. Mi madre decía «Hay Dios mió, perdónanos» y con el periódico enrollado, nos daba a todas para volver al orden y a la oración.

P. – Describirnos el paisaje que disfrutabais desde vuestra casa en el Polvorín.R. – Aunque vivíamos en un polvorín, que a mucha gente le podría dar miedo, nosotros los explosivos y las bombas nunca las vimos.

El paisaje era precioso. De frente la laguna que tenía muchísima agua. La gente la disfrutaba como en una playa. Venían a bañarse, tanto de Almodóvar como de fuera.

La extensión que delimitaba al polvorín con la laguna, era como una cala, con su arena, todo muy bien arreglado. Hizo mi padre una barca de madera, con ruedas de los neumáticos para que flotara.

Le puso sus remos y así nos paseábamos… En la otra orilla, se mezclaban las huertas y los olivos, al fondo como enmarcando el paisaje, las montañas. «El Monte Gitano» y «La Santa» con su ermita.

Había un soldado que le gustaba mucho pintar y lo hacía muy bien (Marcelo Aparicio, de Madrid). Pintó un cuadro muy bonito del paisaje, pero llegó un comandante a pasar revista a los soldaos, le gustó mucho y mi padre se lo regaló.

P.- La patrona de Aviación es La Virgen, Nuestra Señora de Loreto.

R. Se festejaba invitando a la Guardia Civil, al Alcalde, autoridades, Los Carmelitas y amistades. Se celebraba misa en honor de la Patrona y ese día el rancho era especial. Cocinaba «Manolito el menor» que era un gran cocinero. Se hacía baile con un toca-discos… Todos esperábamos con mucha ilusión este día. Al ser la Patrona de Aviación Nuestra Señora de Loreto, los soldados de Aviación, honraban a la Virgen, escoltando en la procesión de Semana Santa, a Nuestra Señora de los Dolores.

Agradecemos a Begoña, Pilar y Estrella que hayan compartido con nosotras sus recuerdos de infancia. Gracias a ello hemos rescatado la historia y la importancia que tuvo el Polvorín de Almodóvar del Campo, desconocido para muchos de nuestros jóvenes.