Cáritas da de comer a 18 millones de personas en Europa, pero su mayor preocupación, en estos momentos, son los niños, «sin duda los más afectados por la crisis».
El Secretario general de Caritas Europa, el español D. Jorge Nuño Mayer lanza esta advertencia: «La malnutrición» es hoy un problema serio en varios países europeos.
Entrevista D. Jorge Nuño secretario general de Cáritas Europa.
D. Jorge, español, ha colaborado desde hace 25 años con Caritas y con distintas organizaciones de Iglesia, en el ámbito de la acción social y el voluntariado.
Desde hace año y medio, tras haber trabajado en Caritas España, se ha convertido, junto a su equipo, en el portavoz de las Cáritas para hacer llegar a las instituciones europeas sus problemas, dificultades y reivindicaciones.
Desde este observatorio, Jorge Ñuño presenta una cruda panorámica, aunque preñada de esperanza, de la situación que atraviesa el Viejo Continente y de la respuesta que, sobre el terreno, están ofreciendo los cristianos, en particular por medio de Caritas.
Un número ilustra la situación: Caritas, junto a otras instituciones de ayuda alimentaria, da de comer a dieciocho millones de personas en Europa.
P.- ¿Cuáles son los sectores más afectados por la crisis en Europa?
R.- Creo que las personas más afectadas por la crisis son los niños. Dentro de dos semanas, vamos a presentar ante las instituciones europeas una publicación en la que ofrecemos una radiografía de la pobreza infantil.
La comisión europea acaba de sacar informes sobre este argumento, que lo confirman.
Y, concretamente, el informe sobre España hace una advertencia ante el aumento de la pobreza infantil. Pero hemos recibido informes de otros países en los que está pasando lo mismo.
Además, están lo que la gente llama los pobres de toda la vida.
Para estas personas, es más difícil que nunca poder integrarse en puestos de trabajo, tener una vida más nor- mal.
La clase media, como se está viviendo en España, está empezando a vivir una gran vulnerabilidad. Ahora bien, la crisis se vive de distinta manera en países europeos.
En España, Portugal, Italia, Irlanda y Grecia la situación es muy grave.
Otros países tienen otras formas de abordar el problema, y no se resienten tanto los efectos de la crisis.
Los países del Este de Europa, como Polonia o la República Checa, que al inicio estuvieron al margen de la crisis, ahora la están notando: hay más desempleo, hay más situaciones de familia sin ningún ingreso.
P.- ¿Cuáles son las necesidades más básicas?
R.- La necesidad más básica es la alimentación, seguida del empleo.
Si no hay una solución, una respuesta y compromiso de los Gobiernos, tan dados a rescatar Bancos, la situación será muy grave.
Si no se rescata a las personas en su derecho a la vida, a la comida, nos vamos a encontrar con situaciones de hambre y desnutrición.
Estas últimas ya las estamos registrando.
Desde Cáritas, estamos contribuyendo a solucionar el problema de alimentación de 18 millones de personas en Europa, junto a los bancos de alimentos, Cruz Roja y Eurodiaconía, que es la organización europea de ayuda de las iglesias cristianas protestantes.
Sólo en Polonia, Cáritas está alimentando a un millón 600 mil personas.
Por este motivo, nos hemos movilizado cuando se ha anunciado que la Unión Europea tiene intención de recortar las ayudas alimentarias a partir del año 2014.
Hemos aporreado todas las puertas para evitar esta decisión. Hemos explicado a todos que no pueden hacer esto.
¿Cómo puede la Unión Europea desproveer a los más pobres del derecho básico a la alimentación?
P.- ¿Cuál es la respuesta de Caritas ante la crisis y, más en general, de los cristianos?
R.- La caña y el pez. Cada vez recogemos más experiencias concretas con las que se da el pez, pero con las que también se enseña a pescar.
En la pasada década, era muy habitual utilizar estos dos elementos como una dicotomía. Hoy nos encontramos ante la situación de que hay que hacer las dos cosas. Hay que dar a las personas lo que necesitan y ofrecerles la formación y los medios para superar la situación de dependencia de las ayudas.
La respuesta de los cristianos en Europa nos dice que, además, estas experiencias no sólo ofrecen una solución, sino que sobre todo dan esperanza. Es necesario que estas actividades ayuden a la persona a integrarse en la comunidad.
Cuando has tenido una vida normal, un piso, coche, es muy vergonzoso no poder dar de comer a tus hijos y pedir ayuda. A estas personas debemos ofrecerles la posibilidad de ser integradas en la parroquia, en las actividades del barrio, del pueblo o de la ciudad. Y en esto Caritas tiene un papel fundamental.
De hecho, con frecuencia, voluntarios de Caritas, que eran los que ayudaban, ahora necesitan ayuda, están haciendo la cola para pedir ayuda.
Es una situación chocante, que demuestra lo que desde Caritas venimos diciendo desde toda la vida: los pobres forman parte de la comunidad. Son nuestros vecinos, nuestros amigos, y tenemos todos un compromiso.
Ahora se está demostrando y viendo cómo las comunidades están empezando a crear sus redes de soli- daridad. Somos todos miembros de la misma comunidad: los pobres y los menos pobres. Esto tiene una repercusión directa en la propia comunidad cristiana, que es responsable ante la pobreza.
P.- Al hablar de crisis en Europa, uno piensa instintivamente en Grecia. ¿Qué noticias llegan desde Caritas en ese país?
R.- En Grecia, la peor noticia es la desesperanza. Están aumentando muchísimo los suicidios. Hace poco estuve hablando con el director de Caritas Grecia, y reconocía que la situación es abrumadora. En Grecia, los católicos son una pequeñísima minoría, entre la mayoría ortodoxa, y no saben qué hacer. Es como un tsunami. Es abrumador. La ventaja es que a los cristianos nos queda la esperanza. No podemos solucionar todos los problemas, pero con la propuesta de fe, ética y con los proyectos, podemos dar esperanza.
En este sentido, estamos promoviendo, con buenos resultados, muchos proyectos de empleo en España, Alemania, Rumania, Luxemburgo, Albania, Georgia…. Se ayuda a encontrar empleo y a crear empresas.
En los países del Este, la acción de Caritas está haciendo descubrir el voluntariado, que no gozaba de buena prensa en estas naciones, pues en tiempos del comunismo era forzado.
Gracias a la Iglesia y Caritas han podido ver con nuevos ojos el voluntariado. Éste es el caso de Bielorrusiá y de Ucrania.
P.- ¿Cómo afecta la crisis a Caritas?
R.- Los Gobiernos están reduciendo presupuestos y subvenciones. Nos encontramos con situaciones como las del Gobierno holandés, que ha atacado a Cordaid, la Caritas Holanda, diciendo que está manteniendo una cooperación al desarrollo sin efectividad. Esos ataques son tácticos, preparan recortes de las políticas de desarrollo y cooperación con países de África e Iberoamérica.
Nos encontramos con situaciones en las que Caritas es atacada por el hecho de pedir que se les dé a los pobres lo que les corresponde en justicia, no por caridad. Es un problema ético, de fondo. Se olvida la centralidad de la persona y se atribuye la centralidad al dinero, a los mercados, a la manutención del sistema financiero.
P.- Con la crisis, ¿aumenta la generosidad?
R.- Sí y no. Me explico. Llevamos ya cuatro años de crisis, y vemos que cada vez vamos peor.
Nos hemos dado cuenta de que ha aumentado la solidaridad, los pequeños donativos. Los donativos de cinco euros, de diez euros, de un eurito, para entendernos.
Aumenta la colecta dominical destinada a Caritas.
Ha aumentado la ayuda de las personas más sencillas y humildes. La abuela que vive de su pensión. Esto ha aumentado muchísimo.
Lo cual muestra la generosidad de la que nos habla el Evangelio.
Pero en estos cuatro años de crisis, a partir del año pasado, notamos un retroceso. La gente quiere aportar, pero ya no puede. Esa solidaridad económica se reduce.
P.- Y paradójicamente, en algunos países, a pesar de esta situación, hay quien pide aumentar los impuestos de las organizaciones de la Iglesia…
R.- Conozco el debate en España en torno a los impuestos sobre la Iglesia, pero en otros países no lo hemos percibido tanto. Sé que Italia se encuentra en una situación bastante dura con los impuestos de los Colegios.
En otros países, desde Cáritas, sí hemos notado la reducción en subvenciones de la financiación pública.
Lo grave es que, a veces, esta reducción ha ido acompañada incluso de un populismo y de una actitud muy negativa hacia las organizaciones religiosas de ayuda. Como el caso antes citado de Holanda.
Jesús Colina ( Rvta. Alfa y Omega 14 de junio de 2012)
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La red de Cáritas en España ha sobrepasado el millón de personas atendidas durante el año 2011, cantidad de la que, una tercera parte, es la primera vez en su vida que acude a la institución de busca de ayuda, fundamentalmente, en materia de alimentación, vivienda y empleo.
Estos son algunos datos que se desprenden del nuevo informe del Observatorio de la Realidad social de Caritas, que se publicará en breve, en el que también se refleja que el 44% de las personas acogidas llevan, como promedio, tres o más años recibiendo ayuda de la entidad.
Cifra global que se rescata de los datos concernientes al ejercicio del año 2011 de cada Caritas diocesana, que coincidiendo con la celebración, el pasado día 10 de junio, del Día de la Caridad, han hecho públicos.
En ellos se observa cómo la institución se ha dirigido, especialmente, a paliar las necesidades más urgentes de cada rincón de España.