Como el pan, así es de bueno,
un pan mejor que el maná,
se parte para dar vida,
plenitud y eternidad.
Bueno el Señor,
como el vino que alegra sin embriagar,
entusiasma y enamora,
como el vino de Caná.
Es bueno como caricia,
como perdón paternal,
como encuentro del amigo,
como abrazo maternal.
Bueno como medicina,
como flor primaveral,
como música inspirada,
como agua del manantial.
Es como el mejor perfume,
como el aceite de paz,
como el viento que libera,
como hoguera familiar.
Es tan bueno como el Padre
que no sabe castigar,
que entrega sin pedir cuentas,
que se alegra en perdonar.
Como el Hijo, así es de bueno,
que a otros hijos va a salvar,
se deja morir por ellos,
se deja transverberar.
Como arco iris en la cruz,
que se rompe por amar,
como se rompe el pelícano,
cual granada a reventar.
Es bueno como el Espíritu,
que llueve sin descansar,
todo lo llena de vida,
artista de santidad.