Detrás de una espina…

2011-04-08T12:08:00+00:00

Erizos y espinasLa vida y cada hombre y mujer, es un libro cuyas páginas se escriben a diario, a veces con las mismas rutinas día tras día, y otras en cambio con matices vivenciales más intensos y aleccionadores, donde también se escriben nuestras heridas y espinas, de tal manera que, a menudo, llenamos muchas páginas de ese libro únicamente con dolores, los que padecemos y  aquellos que nos causan los demás porque, en realidad, siempre tenemos la sensación de que son los demás quienes actúan mal, no nosotros, algo que nos motiva siempre a escribir  renglones  llenos de lágrimas, de distancias y de enajenaciones, dando únicamente tinta al orgullo y al rencor en lugar de llenarlos de amor y calor humano con bellas experiencias.

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El rostro de Dios

2011-04-08T12:08:00+00:00

El rostro de DiosConfieso que nunca me he planteado cuál puede ser el rostro de Dios. Veo que es inabarcable, todo lo comprende y en todo lugar está presente; también en la pequeña parte de jardín que contemplo desde mi ventana, y en la inmensidad del universo, que puedo vislumbrar a través de la misma ventana si levanto mis ojos al cielo.

En los evangelios, el Padre se nos presenta a través de su voz en el Bautismo de Jesús y en la Transfiguración, donde confiesa que “Jesús es el Hijo amado”.

Muchas veces lo vemos en la pintura o escultura como un anciano de cara solemne y larga barba.

El rostro de Dios2011-04-08T12:08:00+00:00

Enfermedad y salud en San Juan Bautista de la Concepción

2011-04-08T12:06:00+00:00

Con flores tan hermosas que cualquier oficiosa abeja, puede sacar rica miel1.-Cada vez que me pongo a leer las obras de S. Juan Bautista de la Concepción,  encuentro algo  que me llama la atención y que además me engancha. Me engancha tanto, que aunque me da miedo  meterme en profundidades  no puedo volverme atrás. Y sigo. Y lo que al principio  me parece un berenjenal, luego descubro que es un jardín ameno, con flores tan hermosas que cualquier oficiosa abeja, puede sacar rica miel. Como os diré, entro con mucho respeto y cariño.

2.-Entre los muchos refranes que me vienen a la mente, hay tres que me han venido  a la mente al comenzar este trabajito que  son pintiparados: Tales son:

Enfermedad y salud en San Juan Bautista de la Concepción2011-04-08T12:06:00+00:00

La Bienaventuranza y el clamor de la sangre de los cristianos

2011-04-08T12:05:00+00:00

Shahbaz Bhatti, asesinadoEn lo que va de año 2011, han sido asesinados ya, al menos, tres sacerdotes en Colombia, una religiosa en República Democrática del Congo, un pastor protestante en India, un clérigo copto ortodoxo en Egipto, un salesiano en Túnez, otros tres sacerdotes diocesanos en Brasil, México e India y varios laicos en Pakistán.

Uno de ellos, el pasado 2 de marzo, ha sido el ministro pakistaní para las Minorías Religiosas, el laico católico de 42 años Shabbaz Bhatti. Su muerte, todo un magnicidio realizado además con premeditación, alevosía y ensañamiento, ha conmocionado a las comunidades cristianas de todo el mundo y a la opinión pública de bien.

La Bienaventuranza y el clamor de la sangre de los cristianos2011-04-08T12:05:00+00:00

A Agustina Arriaga Fúnez

2011-04-08T12:01:00+00:00

Agustina Arriaga Fúnez con su marido RobustianoDespertando recuerdos de nuestro pueblo…

Robustiano, esposo de Agustina, nos recibe en su casa al  atardecer unos días atrás. Nos invita a entrar, guiándonos hasta el saloncito donde nos espera nuestra protagonista. Está sentada cómodamente en su sillón y conectada al oxigeno que necesita para ayudarle a superar su fatiga.

Nos recibe con su enorme simpatía y cariño, cualidades que posee a raudales. Con un gesto rápido, se retira el oxigeno, que no se vuelve a poner.

Nos enseña su cuaderno en el que escribe cada vez que le viene el deseo.

Todas las paredes de su estancia dan testimonio del gran valor y amor a la familia. Testigo de ello, el gran número de retratos. El más antiguo, el de los padres de Agustina. En otro ángulo, el de Robustiano en la mili. Al lado, formando pareja, el de Agustina, siendo una jovencita.

A Agustina Arriaga Fúnez2011-04-08T12:01:00+00:00
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