Desde Ecuador
Hna. María José Carrero Viñas2012-09-10T19:15:00+00:00
Queridos amigos:
Os escribo y mando un saludo desde la misión. El viaje de regreso fue bueno y mi corazón volaba a estas tierras más deprisa que el avión.
Cuando llegué a Muisne, ya me estaban esperando con los brazos abiertos, me encontré el esposo de una catequista que me ayudó con las maletas hasta casa, mi primer ángel. Las hermanas me estaban esperando con gran alegría.
Es curioso, siempre que desembalo un objeto de su caja de embalaje, simplemente me limito a sacar el contenido sin fijarme en el modo en que está colocado. Después llega ese momento en el que, si ha de volverse a colocar como estaba, inexplicablemente todo el contenido de esa caja parece no caber, o sobra algo, o lo encajo atropelladamente para terminar con esa absurda sensación de no ser capaz ni tan siquiera de poder cerrar la caja con todo lo que contenía ordenadamente en un principio.
Se dice que "un santo triste es un triste santo".