Portugal intervino en la 1ª Guerra Mundial en defensa de sus territorios coloniales de Africa, amenazados por la pretensión de Alemania de construir su propio imperio colonial anexionando parte de las colonias portuguesas de Angola y Mozambique. Combatieron al lado de Inglaterra en la frontera franco-belga; el ejercito portugués (una división entera) fue violentamente atacada y aniquilada por la aplastante ofensiva del ejercito Alemán en la Batalla de Lys.
La Gran Guerra fue una guerra de trincheras una lucha cuerpo a cuerpo donde murieron más de 8 millones hombres y más de 6 millones quedaron inválidos, sin duda fue una de las más cruentas de la historia de la humanidad.
En el antiguo refectorio monacal del Monasterio de Batalha (obra maestra del gótico y Patrimonio de la Humanidad desde 1983) se encuentra la tumba del Soldado Desconocido que perpetua la memoria de la participación portuguesa en la guerra de 1914-1918. Es una sepultura sin adornos, custodiada por la Guardia Republicana, iluminada por un monumental lampadario que mantiene permanentemente la "llama de la Patria" y bajo la mirada del "Cristo de las Trincheras" que acompañó a las tropas durante el conflicto.
"El Cristo de las Trincheras" es una imagen mutilada de la mano derecha y de ambas piernas a la altura de las rodillas, en el pecho se ve un agujero producido por las balas. Impresiona verlo en la Cruz tal como quedó después de la guerra.
En el mismo museo anexo al refectorio se encuentran todos los recuerdos de aquellos soldados: medallas, banderas, placas conmemorativas… Esta sala está presidida por una gran fotografía en blanco y negro del "Cristo de las Trincheras" en las trincheras donde fue encontrado: solo, en aquella soledad rodeado de muerte y destrucción, con los brazos en alto y las piernas incrustadas en la tierra:es corno un estandarte en medio de la desolación; como un grito ahogado contra la guerra…
Es la vida en medio de la muerte