Antes de la Noche abierta
al Supremo Amanecer.
Antes fue de puerta en puerta
–de ansiedades revestida—
la más sagrada paciencia;
de puerta en puerta la Vida,
de hielo en hielo la fe
de hallar posada y abrigo
al venir del Sumo Bien.
(Adviento en que las palabras
se vuelven un cierzo cruel:
nieve humana, sangre fría
de insolidaria altivez,
..en tanto la Virgen, Madre
tan próxima a florecer,
apacienta con sus ojos
las angustias de José.)
¿Qué corazón el de un mundo
que no se atreve a entender
que es la Luz la que suplica
asilo para nacer?
Y crece el silencio..Y crece
lo adverso.. Y la caridad
no existe ante la Verdad
que sufre tanto desdén,
tanta negación que lleva
a no ver lo que se ve.
(¿No es el mirar de María
salud de lo que hay que ver..?)
Todo se cierra, no hay nadie
que lo quiera comprender.
Y nadie siente que cruza
la Eternidad por Belén.
(Cerca, un establo ofreciendo
su caudal de desnudez.
Nada para quien es Todo
desde antes de nacer.)