Superiora de las Monjas Jerónimas del Monasterio de Nuestra Sra. de las Mercedes de Almodóvar del Campo.


Una sonrisa es una luz en la ventana del alma

que indica que el corazón está en casa 

(Anónimo)

 

Con esta entrevista, intentaremos acercarnos más a nuestras religiosas, conociendo de la propia voz de Madre Cristina; como viven la  Semana Santa.

P.- Vamos a abrir metafóricamente las puertas de este Convento de clausura. ¿Cuántas religiosas forman esta congregación?

R.- Somos diez las religiosas que en este momento forman nuestra comunidad:

      – Sor María del Carmen. Es la hermana Mayor;  nuestra  Vicaria.
      – Sor Isabel.                        – Sor Josefina.
      – Sor  Rosa-María.             – Sor Teresiama.  (Teresa-María) 
      – Sor  María.                        – Sor Teresa.
      – Sor  Silvia.                        – Sor Ana-Belén.

Y por último; esta servidora: Sor Cristina (Madre Superiora).

P.- ¿Cómo viven nuestras Jerónimas la Semana Santa. Esas mujeres de Almodóvar que no se asoman a las precesiones?

R.- Comenzamos el miércoles de Ceniza; con el inicio del tiempo de Cuaresma. Es tiempo de penitencia y de gracia porque es un tiempo en el que tu misma tienes más  posibilidades  de profundizar en tu conversión.

P.- ¿Cómo profundizan en esa conversión?

R.-  A lo largo del año utilizamos cuatro libros, que se llaman breviarios. En este momento tomamos los de Cuaresma. Todos los Salmos, todas las antífonas, nos llevan a la conversión, a la penitencia. El Miércoles de Ceniza comenzamos nuestra penitencia con la imposición de la ceniza.

A la hora de Comer, en el Refectorio se hace una penitencia pública. Se Bendice la mesa. Las religiosas se sientan. La  Madre Superiora,  para dar ejemplo de humildad, poniéndose  de rodillas, comienza  besando los pies a todas las religiosas; se colocan  previamente el escapulario, sobre sus pies.

Todos los días de cuaresma se realiza esta penitencia, excepto los domingos, que no se hace. Cada día una religiosa  besa los pies a toda la congregación. Y así van rotando una por una todas las religiosas a lo largo de toda la cuaresma.

P.- ¿Cómo es el Ayuno en Cuaresma?

R.- El Ayuno es más austero; Si los demás días, en el desayuno, puedes tomar algo de carne, en Cuaresma no se puede. Si a ti te apetecía coger un trocito de chorizo o un trocito de jamón, no lo puedes comer. ¿Por qué? Porque es ayuno. Por la noche lo mismo; la cena tiene que ser mucho más frugal; tampoco se puede comer carne. Exceptuando el domingo que si se puede comer carne; en el desayuno y en la cena, a si durante toda la cuaresma.
A lo largo del año todos los miércoles y viernes se guarda ayuno.

P.- ¿Para todas las religiosas el mismo ayuno?

R.- Si alguna persona está enferma se le quita el ayuno. Aquí tenemos a Sor María del Carmen, que como está enferma y es una de las mayores a ella le digo que tiene que comer carne, porque además tiene anemia, y tiene que comerla.

P.- ¿Es el Ayuno, la penitencia en Cuaresma?

R.- No sólo el ayuno, la penitencia se hace también en el coro, después de rezar las vísperas. Antiguamente se le decía la disciplina. Hoy se suple por otra penitencia. Lo que hacemos es: después de cerrar el Santísimo, volvemos otra vez al coro, se reza el Salmo cincuenta con los brazos en cruz, y después se rezan tres Avemarías y pedimos por los pecadores. Por nosotras y por todos los pecadores.

Son penitencias que se agudizan un poco más en el tiempo de Cuaresma. Para que te des un poco de cuenta que tienes que vivirla de otra manera, más en profundidad.

P.- Durante el  día, las actividades cotidianas se desarrollan en Cuaresma como en el resto del año.

R.- No exactamente; durante Cuaresma, se guarda mucho más el silencio, no hay  recreo después de la comida, que suele haber siempre media hora de recreillo. Hay más oración, y penitencias, las que cada una se quiera buscar. La liturgia es mucho más profunda, mucho más sentida. Meterte lo que es en el dolor de Cristo. Es un tiempo bonito.

P.- Al hablar del dolor de Cristo, nos referimos al dolor físico o el espiritual.

R.- No hay que olvidar el dolor físico; pero es más el espiritual, el dolor que Cristo siente. Cristo sufre porque el hombre no acepta lo que Él sufrió por nosotros, por nuestros pecados.

P.- Jueves-Santo.

R.- El Jueves-Santo es el día de la caridad. El día del amor. Es un día entre fiesta y pasión. Por qué, porque fue cuando se instituyo la sagrada Eucaristía. Fue cuando se instituyó el sacerdocio. Fue cuando se instituyó el vivir en hermandad, todos juntos; por eso, es el día del amor. El día de la caridad. Es el día en que Cristo se desbordó en la última cena.

Durante todo el año, son las hermanas las encargadas de servir la mesa, pero ese día no;  Ese día es cuando la madre sirve a toda la congregación; ella les sirve la cena, les pone el segundo plato. Por la noche, siempre es un poquito especial. Se hace lo que decimos “sopa buena”; consiste en añadirle a la sopa, huevo cocido, hecho trocitos; “sopa buena”.

El Jueves Santo, por la noche, hacemos turnos de vela, para quedarnos con el Santísimo. Anteriormente, el miércoles, por la noche, se recoge  toda la capilla; se quitan las imágenes de los santos, Se quitan las peanas, se va a por el altar que tenemos en el cementerio, se coloca la alfombra. Andamos con las escaleras arriba y abajo, preparándolo todo.

¡A mí ese día me encanta! Por qué, porque estamos todas como muy juntitas, como las hormiguitas, trabajando rápido, rápido, para tenerlo todo preparado para El Santísimo.

Traemos el Arca, que es una preciosidad,  está todo preparado para el jueves. Después de la eucaristía, el Santísimo está en el monumento.

Hacemos un acto de penitencia, en la que se lee la parábola del hijo pródigo. Hacemos actos de humildad, nos pedimos perdón… Esa noche se hacen los turnos de vela, dos hermanas cada dos horas y media. Desde las nueve de la noche hasta las seis de la mañana, que es cuando nos levantamos todas.

P.- Viernes-Santo.

R.-  El viernes es, más austero todavía. Desayuno; se dejan preparado un jarrito con leche y un trocito de pan.

El viernes Santo, a lo largo de todo el día, dos hermanas acompañan al Santísimo. Las hermanas sacristanas preparan todo lo necesario para luego la eucaristía de por la tarde.

El viernes se hace el vía crucis, a las doce del media día. Y a las cuatro de la tarde todos los viernes de cuaresma.

Al terminar el vía crucis se reza la sexta y pasamos al refectorio a comer algo; antiguamente se comía pan y agua, es lo que se tomaba en la comida del viernes santo; pero claro, las hermanas indias, el pan no tienen costumbre de comerlo, entonces, que se hace…  una sopita clara de arroz blanco, pero con caldo.

P.- ¿El plato de sopita, como plato único…?

R.- Si, si, único. No más.

P.- En Almodóvar, lo típico, típico, en jueves y viernes santo: Potaje de garbanzos, pelluelas, bacalao en escabeche, tortilla de patatas… Postres: Torrijas, flanes, natillas, arroz con leche…Y así se recoge en los libros de gastronomía de nuestra comunidad, no es sólo en Almodóvar. Incluso el refranero español, hace alusión a esta costumbre, “Hay tres días al año, que se llena bien la panza: jueves santo, viernes santo y el día de la matanza”.
Hecho que contrasta bastante con lo que la iglesia nos dice de ayuno y abstinencia.

R.- Ja, ja, ja… Viernes santo. Sopita clara de arroz blanco.

P.- ¿Después de tomar esa sopita de arroz, como continua el viernes santo?

R.- Desde la una hasta las siete o siete y media, tenemos la disciplina, a continuación rezamos vísperas, y nos vamos a cenar.

La cena, lo mismo, arroz blanco. Merienda no hay durante toda la cuaresma.

P.- Sábado de Gloria.

R.-  Estamos entre la tristeza y la esperanza de que Jesús va resucitar. Tenemos un niñito Jesús resucitado. Lo preparamos todo para los cánticos y las oraciones para la vigilia, que se celebra sobre las diez o diez y media.

P.- Echan de menos las procesiones.

R.- Es que la semana santa, no son solamente procesiones, la semana santa, hay que vivirla desde dentro. Las procesiones son unas señales públicas que estando muy bien, son eso,  un aliciente, una ayuda para despertar los sentidos. Pero la semana santa está aquí en el interior.

P.- ¿Se percibe La Resurrección en todo el convento?

R.-  Pasamos de la oscuridad con la que empieza la vigilia, con el cirio encendido, mientras estamos en el antiguo testamento; Es bonito, es simbólico, permanecemos con las velas encendidas como única luz, leyendo las tres lecturas del antiguo testamento, con ayuda de una pequeña linterna; Una vez que se han leído, ya se encienden todas las luces, con el júbilo. Cristo ha resucitado. Es el choque entre tanta oscuridad y de repente, toda esa luz; todo brilla, Es una hermosura. Y ya se canta el aleluya, ya se lee el nuevo testamento. Todo es alegría. Todo es euforia de alegría, que no se puede. Te llena, te llena tanto que salta, rebosa de alegría. Ya estamos salvados. Cristo nos ha salvado.

P.- Domingo de Pascua.

R.-  Al día siguiente, el domingo de Pascua, la misa la tenemos a las diez de la mañana. Todo es alegría. El curso del día lo llevamos igual que el resto del año. Ha terminado la cuaresma. Nos levantamos un poquito más tarde y comenzamos a rezar los laúdes. Se prepara mejor comida, se hace algo un poquito más especial. Ese día la mesa está adornada con manteles, que simboliza que hay una fiesta grande. Hay alegría por todos sitios. CRISTO HA RESUCITADO, flores por todos sitios. El niño resucitado preside los cincuenta días en el refectorio.

P.- ¿Cómo se comunican con el exterior? ¿Qué saben del mundo?

R.-  Hay una señora que nos trae el periódico todos los días. Nos lo entra por la puerta de Darro, y se lee.
Se recogen las noticias de la televisión. Se deja a una hermana encargada. Ella es la que transmite a la comunidad lo que pasa: Ha ocurrido esto… ha pasado aquello…

La radio los domingos, dejamos grabado las noticias de lo que acontece en nuestra diócesis, y luego seguido está Iglesia noticias.

Todo lo que son noticias de la Iglesia, nos enteramos a través de estos dos programas y de la revista Alfa y Omega y del periódico de: Iglesia en Almodóvar. Y cartas que nos mandan de toda la comunidad; más la lectura de libros espirituales. La lectura es diaria.

P.- Vemos que desde su clausura perciben los problemas que vive el hombre de hoy. ¿Qué les diría especialmente a los jóvenes?

R.-  Que creen tener, pero que no tienen nada. Lo que tienen son cosas superfluas, pero no lo que llena el alma. Lo que llena el alma, no son las cosas materiales. Lo que te llena el alma es lo espiritual de tu vida, con el Señor, que es el que te da la alegría, el que te da la vida. Si te falla eso, nunca vas a ser feliz.

A veces se quejan de que un amigo les ha fallado, y yo les diría, id al sagrario y encontraréis al amigo que nunca os fallará; Él os escuchará siempre y vosotros lo oiréis, no con voz huma, sino haciendo silencio y oración. Lo escuchareis en vuestro interior. ¡Vaya si lo escucharéis¡ Yo os animo a vosotros, jóvenes.

Diría que nunca seáis esclavos de vuestro cuerpo. Esclavos de unos cánones de moda, de comportamiento, en los que se les está obligando a que todos sean iguales. Se les ofrece una falsa vida fácil, para que no piensen, para que no se pregunten.

Les animo a que sean ellos mismos, a que rompan. Que sean capaces de convertirse en héroes de hoy, eligiendo libremente, sin tener miedo a que les señalen por tener personalidad, por ser valientes y decir, NO. A no ser como los borreguitos, uno detrás de otro.

Yo lo digo muchas veces: “todo joven tendría que pasar hambre en un momento de su vida.” “todo joven tendría que trabajar, para valorar el esfuerzo.”

El hombre de por sí, nunca está satisfecho, si te metes en cosas que no te van a dar, lo que tú necesitas, siempre vas a querer más. Porque lo que verdaderamente necesitamos es estar unidos a Dios, no a las cosas materiales. El que se llena de Dios, nunca estará vació.

P.- Para conocerla mejor; nos daría unas pinceladas de sus primeros años de  vida.

R.- Nazco en una familia numerosa, soy la menor de cuatro hermanas, mi padre era de Jaén, mi madre de Puertollano, mis hermanas y yo fuimos naciendo en distintas partes de la geografía española; siendo muy pequeña, nos vinimos a Toledo, donde crecí, me educaron, interna en el colegio de San Pedro mártir, Dominicos. Convento de los reyes católicos. Edificio en el que estuvo la antigua imprenta de Dominicos y Jerónimos.

Había 140 chicos, 120 chicas, también, en otra parte del edificio, también había ancianos. Lo dirigían todo las hijas de la caridad. Todos los días, cuando me dirigid al colegio donde estudiaba, desde el convento donde vivía, pasaba por un convento de religiosas de clausura de la orden del Cister. Todos los días entraba a saludarlas, siempre les decía: “cuando sea mayor, yo me vengo aquí.” Pero a los doce años, pierdo el contacto con ellas porque tengo que venirme a Puertollano a casa de mis abuelos. Por traslado de la familia y tengo que ponerme a trabajar, para ayudarla.

Cuando tenía veinte años, en semana santa, estando con mí hermana, la mayor, Guadalupe, viendo la  procesión; bajaba el divino niño, y de repente, volvió a renacer en mí   la vocación. Serenamente dije a mi hermana: “Guadalupe, yo me voy de monja” Y aquí me tenéis.

“Soy feliz y doy gracias a Dios porque siempre he sido pobre”. “Desde niña, he conocido el sufrimiento, y me siento dichosa de podérselo ofrecer a Dios”.
 
Alguien dijo que a Dios se le conoce mediante el amor. Prueba de ello es el amor de estas religiosas que nos ofrecen su mano y su oración. Almodóvar del Campo es consciente del privilegio que tiene.