Porque es tarde, Dios mío,
porque anochece ya
y se nubla el camino;
porque temo perder
las huellas que he seguido,
no me dejes tan sola
y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curiosa
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de Ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa;
bendice el pan el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde!…
¡Quédate al fin conmigo!
*** *** ***
Un día me miraste
como miraste a Pedro…
No te vieron mis ojos,
pero sentí que el cielo
bajaba hasta mis manos.
— Qué lucha de silencios
libraron en la noche
tu amor y mi deseo!—
Un día me miraste
y todavía siento
la huella de ese llanto
que me abrasó por dentro.
Aún voy por los caminos
soñando aquel encuentro…
Un día me miraste
como miraste a Pedro…
Ernestina de Champurcin
(nació en Vitoria(Álava) en 1905)