Cuánto zarzal y qué largo el camino..,
y qué vacía la alforja..,
y qué condena
las mulas tan despacio..;
qué cadena
de frenos en la prisa..,
qué cansino
trajinar..,
qué imprevistos..,
qué colmena
con qué miel tan ausente..,
qué destino
abismado entre páramos..,
qué trino
de guijarro, intemperie y azucena.
¿Qué más ahogando a un alma muy herida..?
Pero Teresa intuye, nunca inventa,
caminos hacia Dios en cuanto crece
alrededor: calvarios, la emprendida
reforma cuestionada, la cruenta
incomprensión.., la Luz que no amanece..
Porque así ¿no es Teresa más Teresa..?,
¿más ardor cuanto más débil pavesa..?
En todo, heroicamente,
nunca de espaldas a lo Trascendente.
¿Cuándo dejando que el dolor consuma
su gracia, su pasión, su voz, su pluma..?
Teresa, la que heroicamente sabe
que no hay sufrir por Dios que en Dios no acabe.