Los deseos de una persona mayor
“Si llegas a esta etapa de tu vida, a lo mejor deseas que se porten bien contigo.
¡Siembra! ¡Siembra amor, que seguro, algo bueno has de recoger!
Deseo que me hagas sentir que soy amado, que soy útil todavía, y que no estoy solo ni abandonado, porque te tengo a ti.
Deseo permanecer en mi casa o en la tuya, aunque esto te ocasione pequeñas incomodidades. Recuerda que, cuando eras pequeño, yo sufrí incomodidades semejantes por ti, pero mi gran amor, no se podía contar, medir o pesar, era demasiado grande.
Deseo que cuando comamos en la mesa, me des conversación, a pesar de que yo apenas te conteste a ello, o no hable.
Deseo que me visites a menudo en la residencia, si estoy ingresado en ella.
Deseo que no te intereses por lo mucho, poco o nada, de dinero o propiedades que pueda dejarte después de mi muerte.
Deseo que me ames por lo que soy, y no por lo que tengo.
Deseo que llenes de cariño y comprensión esta última etapa de mi vida, aunque tal vez yo, no hubiera sido antes cariñoso y comprensivo. Espero que sepas devolver bien por mal.
Deseo que no bromees de mi paso vacilante, y de mis manos temblorosas. Los años no perdonan en esta vida a nada, a nadie.
Deseo que comprendas mi incapacidad de no oír como antes, y que por tanto, me hables despacio y claro, pero sin gritarme si no es necesario.
Deseo que tengas en cuenta que mis ojos se están nublando, y que no me eches en cara, ni te rías de mí, cuando tropiezo o derramo la taza de café sobre la mesa.
Deseo que me ofrezcas el asiento en el autobús y la preferencia en la acera, así como que me respetes mi paso lento al cruzar la calle.
Deseo que tengas tiempo para escucharme sin prisa, aunque, lo que yo te diga te importe poco o nada.
Deseo que no me digas: “¡Ya ha contado tres veces lo mismo!”. Y me escuches como si fuera la primera vez que te lo cuento.
Deseo que me recuerdes los aciertos y éxitos de mi vida pasada y no me hables de mis errores y de mis fracasos.
Gracias, mil gracias, por atender todos mis deseos. Un día el cual nadie sabe si será lejano o cercano, otros lo harán por ti” ti”.
Franzk Medina Herrera
Siguiendo el consejo de D. Tomás, nuestro párroco, hemos querido en una fecha tan especial como es la Navidad, hacer la entrevista a alguien también especial. Por ello a la seis de la tarde, hora en que ya han terminado de merendar, nos ponemos en camino para visitar a nuestros vecinos de la residencia.
Al pulsar el timbre de la verja, nos contesta una afable voz: “Pase y una vez dentro, cierre la puerta. Gracias”.
Así lo hicimos, nos encontramos en un amplio espacio rodeado de árboles, una terraza embaldosada y amueblada con mobiliario de jardín que evoca lo agradable que debe ser sentarse allí en primavera o verano; en esta tarde fría de diciembre optamos por atravesarlo rápidamente.
En la cancela se nos abren unas puertas de cristal automáticas, invitándonos a continuar hasta la siguiente puerta que nos deja directamente en recepción, donde nos están esperando con una amplia sonrisa Toñi, una de las encargadas del personal de la residencia.
Nos invita a seguirla hasta una amplia sala de recreo, luminosa y cálida; donde están esperándonos nuestros queridos mayores. Los encontramos descansando, viendo la televisión, haciendo labores, atendiendo el teléfono de las continuas llamadas de sus familiares…
Estamos alrededor de una mesa, amigablemente conversando con: Carmelina, María, la esposa de Julio, Asunción, Claudia, Dolores, María, Leonor, Paula.
A medida que avanzaba nuestra visita e informal entrevista, iban acercando sus sillas a la mesa para formar parte de ese gran corro que terminó siendo como unos brazos abiertos.
P.- ¿Cómo estáis?
R.- – De las piernas, andamos regular, algún que otro achaquillo, pero estamos bien, ya nos veis. – Hay otros compañeros, algo más delicados, que necesitan más atención.
P.- Los residentes sois de Almodóvar y de qué otros lugares.
R. – -Estamos de Almodóvar, también de las Aldeas, de Tirteafuera y de la Viñuela. -De Puertollano. -De Peñarroya, Pueblo. -Y hasta de Cataluña, Estamos de todos sitios.
P.- A primera vista, por lo que podemos apreciar, estáis más mujeres que hombres. ¿Es así?
R.- -Aproximadamente, en estos momentos estamos unas setenta personas y sin tenernos que contar, efectivamente, somos más mujeres que hombres. -Algunos matrimonios y la mayoría, viudas.
P.- Queremos que nos contéis muchas cosas, para poder conocer mejor. Cómo transcurren los días en la residencia.
R.- -No, contarnos vosotras, pues nosotras, apenas nos movemos de las instalaciones. – Decirnos cómo está el pueblo, qué hay de nuevo, qué ha cambiado.-Carmelina es la única que nos trae las noticias de quien se ha muerto.
P.- ¿Pero, es que no leéis la hoja parroquial, que todos los meses os traemos. En ella se informa de los nacimientos, nuevos matrimonios y también las defunciones y algunas noticias interesantes de nuestra parroquia?
R.- -Si, en recepción la tenemos- Pero entre que no vemos mucho. – Que algunas no sabemos leer. – Y que las letras son un poco chicas para nosotras, pues nos pasa como con la biblioteca, que ahí está.
P.- Contáis con una biblioteca, y decís que ahí está.
R.- – Nosotras, no pasamos mucho. – A nuestra edad, casi nos tendrían que leer el libro, en vez de leerlo nosotras. – Con nuestros años, somos más de escuchar. – No olvidéis que en nuestra juventud se escuchaban más novelas de la radio, que libros se leían.
P.- ¿Qué distracciones tenéis?
R.- – Los jueves tenemos bingo. – La televisión. – Las labores que nos distraen mucho; ganchillo, una manta que estamos tejiendo de punto.
P.- En navidad, qué preparáis, cómo la vivís.
R.- – Ya hemos empezado a prepararla. – Todos los adornos que veis, los hemos hecho nosotros con ayuda de Blanca. – Es la animadora socio-cultural; con ella hacemos muchas actividades. – Y mañana ponemos el Belén.- Es una joven muy alegre y muy cariñosa.
P.- En el plano religioso, cómo os preparáis para la venida del niño Jesús.
R.- – De religión nos hablan, siempre Etelvina y Maribel. En alguna ocasión, ha acompañado a Etelvina, su cuñada la que es religiosa, Mercedes.- Nos preguntan si nos acordamos quienes fueros nuestros padrinos en el bautismo. – Hablamos de muchos temas religiosos y rezamos.
– Antes nos reuníamos en la sala que teníamos como capilla, y ahora como no tenemos, nos reunimos en los salones. – Nuestra misa la oímos a través de la televisión, todos los domingos. – – Por supuesto, quien quiere, aquí no se obliga a nadie.
– Ahora, cada vez más, viene D. Leopoldo, el Párroco a vernos. – El que todavía no ha venido por aquí es D. Tomás. Lo invitamos a que vea todo esto.
P.- Imaginamos que, al vivir juntas, tantas personas de edad parecida, no os sentiréis solas.
R.- – A pesar de vivir juntas, tenemos momentos para todo; sentimos la soledad de los hijos y de los nietos. Aunque se preocupan por nosotros, vienen a visitarnos, nos llaman por teléfono y sabemos que nos quieren y están pendientes de nosotros.- Mirad, en mi caso, fui yo la que tomó la decisión de venirme a la residencia; porque a los hijos se les quiere de muchas formas. – Yo me vine a Almodóvar y se quedaron mis hijos tan a gusto como yo; y eso no quiere decir que no nos queramos, al contrario. – Cada persona es un mundo y una circunstancia que probablemente nadie más que el interesado la conozca. – Nos encanta, nos gusta recibir visitas, no sólo de nuestros familiares, sino de amigos, vecinos.
P.- En alguna ocasión hacéis salidas, viajes, pequeñas excursiones.
R.- – Bueno, algunas más que otras, nosotras somos un grupo de tres compañeras que todos los sábados nos vamos a Puertollano a Carrefour, a comprar nuestras cosillas y a tomar nuestro café.
Nos llevan y nos traen mi hija en su coche, a ella le gusta cuando nos ve tan animadas.
P.- Vosotros/as que sois ricos en experiencias, en años vividos; qué consejo daríais, para los que comienzan a ser jóvenes.
R.- – Se echa muchísimo de menos a la pareja, al esposo. – Mi experiencia de matrimonio, casados durante cincuenta y un años y queriéndonos muchísimo. Al ser ella bastante más joven, nunca pensé que quien quedaría solo, sería yo. Con lo que me costó conquistarla, tres años pretendiéndola, hasta que lo conseguí y me dio el sí. Es verdad que al sufrir su ausencia, hay momentos en los que faltan las ilusiones, pero aún así, os digo jóvenes, que el amor merece la pena ser vivido.
P.- Aprovechando esta entrevista, qué os gustaría decir, qué mensaje querríais enviarnos.
R.- – En primer lugar contaos lo agradables, cariñosos y cercanos que son las personas que trabajan en este centro para hacernos la vida, cada día un poco más fácil; lo estáis comprobando vosotras al estar aquí. Como es Eduardo, nuestro fisioterapeuta; Isabel, Toñi, Charo, Merche, Belén, Ana y Jesús, que por más bromas que le hacemos, nunca se enfada. Nos deja que lo tratemos como si fuese nuestro hijo. El cariño y el agrado que recibimos de estos profesionales no se pueden pagar con nada.
El mensaje para nuestros paisanos es que sepan que queremos mucho a nuestro pueblo. Que lo llevamos en el corazón.
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Agradecemos de todo corazón, el cariño con el que nos han recibido, al realizar esta entrevista y desde estas páginas prometemos volver a visitarnos como paisanas que somos.
No sabemos si les ocurre igual a todos las personas que os visitan; pero nosotras hemos salido más felices que cuando llegamos.
¡Feliz Navidad. Que en este año, el niño Dios nos nazca más en el corazón!
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