Hace no mucho leía este decálogo, escrito por D. Francisco Cerro Chaves, Obispo de Coria-Cáceres.
Cuando uno ha conocido (y experimentado) el Amor inquebrantable de Dios, su vida queda irreversiblemente tocada. Ya nada vuelve a ser igual. Todo queda teñido de un color de esperanza, porque la vida se edifica sobre la solidez de la piedra granítica del Amor incondicional de Dios: “¿quién podrá apartarnos del amor de Dios?”
Conviene meditar en el silencio, en profundidad, hasta dónde llega cada una de las siguientes afirmaciones.
Prefiero no desarrollarlas, pues el temor de escribir en la historia personal que cada uno haya vivido con Dios, historia de amor, y de formar por tanto lo que Él mismo haya querido escribir en cada corazón, impone el respeto de estar pisando terreno sagrado.
Repasar MI vida a la luz de este Decálogo: situaciones concretas, rostros, heridas, luces, y también sombras… en las que el Corazón de Jesús abrazaba MI vida.
1. Mi confianza eres Tú.
2. Mis mejores momentos los pasé Contigo.
3. Siempre he aprendido de tu Corazón.
4. Confiando camino hacia la Verdad.
5. Nunca me he sentido tan cuidado.
6. A veces te haces esperar, pero eres puntual a la cita.
7. Cuando no puedo más, me quedas Tú.
8. He aprendido a vivir en el optimismo de la fe.
9. Estoy cantando de alegría por haberte conocido.
10. Confiando he llegado hasta hoy.
Quizás, para terminar, sería bueno que el lector de esta revista, cogiera un trozo de papel y un bolígrafo, y escribiera su propio decálogo de la confianza. Y después de escribirlo, podría hacerse unas sencillas preguntas:
- ¿He podido completar el Decálogo?
- ¿Tengo diez razones para confiar?
- ¿En qué deposito mi confianza?
- ¿Mi confianza tiene fecha de caducidad?
- ¿Confío Señor, en tu amor para conmigo?
- Si Dios no deja de confiar en mí, ¿cómo no encontrar en todo un motivo de confianza?
Ojalá el primer principio del Decálogo de cada lector sea el mismo: “Mi confianza eres Tú…” El resto, son simples consecuencias de esa certeza.
¡Santa María, Madre de la confianza, alcánzanos el gozo de la Pascua, la certeza del amor de Dios para con nosotros!