Almodóvar el Campo.- Es un orgullo para este pueblo que otro hijo suyo siga la trayectoria de los hombres que ensalzan la Mancha, triunfando con sus obras en las distintas regiones y tierras de España.
El éxito obtenido en la sala de exposiciones de la Caja y Monte de Piedad de Segovia con sus 29 obras al óleo, son un referente de su alta calidad. Hecho que ratifica el crítico de arte del Diario “El Adelantado de Segovia”. RB dice entre otras cosas: Su pincelada es brillante, su cromatismo es matizado y su enfoque de los temas produce una impresión de equilibrio, fuerza, sencillez y sosiego.
Para otro crítico del “Adelantado”, nuestro paisano muestra predilección por pintar nubes de atardecer que atraen la mirada, llaman la atención, tienen GARRA.
Te felicitamos cordialmente, Fernando y deseamos que se multipliquen tus triunfos. Que son nuestros.
(Diario Lanza de Ciudad-Real, Jueves 11-12-1975)
Fragmento de La crítica aparecida en El Diario de Burgos. Sábado 21-11-1992:
ARTE- LOS PAISAJE DE FERNANDO ARIAS
En la sala Del Consulado de Mar está Fernando Arias con sus paisajes al óleo. Y efectivamente es un paisajista.
En pormenores de la luz, interpreta las estaciones del año. Ya es dato suficiente para definir a este pintor. (Alfonso Salgado).
Como autodidacta se ha sabido exigir a sí mismo, por lo que cuida sus obras con hondura, con reiteración, hasta conseguir una madurez que le deje satisfecho, en caso contrario, ningún crítico más severo que el mismo. (P. Martín Cantalejo)
Con su estilo post-impresionista, intenta captar directamente del natural unas veces de modo atento y ceñido, otras con factura desenvuelta y jugosa, y, en ocasiones conjuntando ambos modos de ver y hacer. (Tomás García de la Santa)
Se trata de un artista correcto, que conoce el oficio, dibuja y encaja sus trazos de forma aceptable, entonando los colores con equilibrio y decisión. (J. Turríano)
P.- Fernando nace en Almodóvar del Campo en una familia…
R.- Soy el mayor de tres hermanos. Mis padres: Fructuoso y Leonarda y mis hermanos Juan y Desiderio.
P.- Sus primeros pasos académicos.
R.- Yo hice aquí el bachillerato completo. Primero en la academia, (estaba en agraria). Allí hicimos de primero a tercero. Teníamos como profesores a Agostini y Tomás García de la Santa, entre otros.
En cuarto, se deshizo la academia y lo continuamos en la de música en la plaza de la constitución. Antigua “Cruz de los Caídos”.
Al terminar cuarto, se parte el curso. Al empezar quinto, las chicas se quedan en Almodóvar. Las acoge D. Valentín Martínez, en su casa de la corredera y junto a D. Ramón Díaz Murcia, continúan sus estudios.
Mientras que los varones, con catorce años, tuvimos que ir a Puertollano todos los días en bicicleta, con un frío en invierno… nos salían sabañones. Académicamente fue un mal año, en esas condiciones no se podía estudiar. Luego ya, en sexto, vinieron los frailes, que se instalan en Agraria y cursamos allí sexto y séptimo.
Entonces el bachillerato era de siete años. Y después la Reválida, “El examen de Estado”, que se hacía en Madrid en la Universidad, en San Bernardo. Aquello era muy duro, porque te examinaban de los siete cursos en un día. Lo hacían los catedráticos de la Universidad. Aquello imponía mucho a los jóvenes que íbamos desde los pueblos.
Yo lo aprobé en Septiembre en el año 1947.
Ya podía empezar la carrera, pero hacia falta dinero y dónde íbamos…Hubo que dejarlo y empezar a buscar trabajo. Yo estuve trabajando aquí en el camión de mi casa un tiempo, hasta que salió una oposición. La primera que salió fue telégrafos, la aprobé y empecé a trabajar en Puertollano el 1º de octubre del 1952.
Con el sueldo no se ganaba ni para pagar una pensión. Ganaba quinientas pesetas. No me conformaba y compaginaba el trabajo con el estudio.
Comencé los estudios de ayudante de telecomunicación, por lo que ya me interesaba trasladarme a Madrid, pero no me lo concedían y fue un amigo Santiago Vallhonrat, (hermano de Pani) quien se jugó mi traslado en una partida de dominó con el jefe de telégrafos, la ganó y me lo concedieron.
P.- Por esos años, ¿cómo andábamos en el terreno del amor. Teníamos ya novia?
R.- Sí, sí. Carmen y yo, éramos novios desde muy jóvenes. En el año 54, Carmen estaba de maestra en el Pardillo. Iba a verla en bicicleta todos los fines de semana y no era como ahora, entonces se trabajaba los sábados. Y los domingos también, por la mañana o por la tarde.
En el año 57 nos casamos. Ya en mi puesto de trabajo en Madrid, pregunté a mis jefes si había algún inconveniente en cambiar las vacaciones, que a mi me tocaban en verano, para diciembre, porque me quiero casar y me contestan: “Nada, ningún inconveniente. Mucho mejor, pues así partimos los turnos de verano”.
Pero llega Diciembre y no me dan las vacaciones. Me conceden dos días para casarme. Vengo a Almodóvar, nos casamos, nos vamos a Madrid el mismo día de la boda y al día siguiente a trabajar.
Y ante esta situación ¿cual era la solución?- Me daba de baja. Me veía el médico: ¿“Que te pasa”? – Anginas, contestaba yo, y el médico ya se lo sabía.”Esto es cosa de dos días y estás curado”. Se iba el médico y “Carmen, coge la maleta y al Escorial”. A los ocho o diez días, volvías al médico: “¿Que te pasa?”– Que me duele mucho el estómago; y otros dos días de baja. Y así fue nuestro viaje de novios.
El primer año de casados hice el ingreso, porque entonces te pedían hacer un ingreso en la escuela de ingeniería, para comenzar la carrera. Ya casados fui haciendo mi carrera de Ingeniero en Telecomunicaciones.
Tengo una anécdota. El día que nació Mari-Carmen, la segunda de mis hijos. Ese día me examiné de una signatura que se llamaba “motores térmicos e hidráulicos”. Pasé toda la noche de parto, pues entonces se daba a luz en las casas. Y a las tres de la tarde el examen. Llegué que ni veía las preguntas. No me preocupaba pues llevaba muy buenas notas y la media me daba aprobado. Pero el profesor me lo notó. “¿Pero Fernando qué es lo que te ha pasao?”- Pues que he estado toda la noche de parto…
P.- Cómo surge el destino a Segovia.
R.- Estando en Madrid me ofrecen trasladarme a Canarias por motivos de ascenso profesional. Yo les contesté que casado y con dos hijos, no me planteaba la opción de trasladarme tan lejos. Me contestaron: “¿Quien le manda a usted casarse?”. Me contestó: “Bueno voy a hacer con usted lo que no he hecho con nadie”. Me sacó un plano y me dijo, elija usted donde quiera. Yo le contesté que lo más cerca de Madrid. “Lo más cerca es Segovia”. Pues Segovia.
A Segovia llegamos el uno de febrero del año 1962. Íbamos para dos meses o tres, pensando en volver a Madrid cuanto antes, pues teníamos un piso en Usera, que nos había comprado mi suegra.
Nos dijimos “Cómo vamos a mover la casa” y nos llevamos para Segovia una cama dorada y la lavadora.
Empezamos a descubrir Segovia y todo lo que ofrece: su belleza, su tranquilidad, la luz de sus paisajes, sus rincones y sobre todo había mucho ambiente artístico. Muchas exposiciones, gente que pintaba. Había un ambiente en el que no solo aprendías sobre pintura sino que ese ambiente te brindaba la oportunidad de exponer y vender tus obras.
P.- Lo que iba a ser una estancia de dos meses en Segovia, se convirtió en mucho más.
Estando en Segovia, empezamos a vivir. Fueron unos años muy bonitos. Teníamos a Fernando y Mari. Allí nació Javier, Yolanda, Ana, Carlos y cuando iba a nacer Luis, nos planteamos que vivíamos demasiado bien y que había que hacer algo. Entonces me matriculé en la escuela de Ingenieros superiores en Madrid e iba todos los días de Segovia a Madrid con un “cuatro L”, pues tenía clase por la tarde.
Grababa las clases en un magnetófono y mientras viajaba a Madrid, me lo ponía, pues no había más tiempo: Trabajaba por las mañanas, por las tardes ir y venir a clase, y por la noche acostar muchachos…
Los chicos han crecido y llega el momento en que tienen que ir a la Universidad a Madrid. Pero estábamos tan afincados en Segovia que, ni siquiera esta circunstancia nos animaba a volver. Así que, probamos a mandar a los hijos, como hace todo el mundo a estudiar a la capital. Y decidimos no movernos de Segovia. Llevamos ya cuarenta y siete años.
P.- Fernando y Carmen, un matrimonio, que encuentra tiempo para colaborar con la Iglesia.
R.- Nosotros fuimos presidentes diocesanos del movimiento de comunidad cristiana. Pero lo que nos gustaba mucho era dar cursillos prematrimoniales. Dábamos prematrimoniales y de matrimonio. Han pasado tantos años desde entonces que hace poco me crucé con un matrimonio y sus nietos y dije: anda pero si a esta pareja les dimos cursillos prematrimoniales. ¡Cómo debo estar yo!, y es que éramos muy jovencillos.
Dábamos una charla muy bonita, que a mi me gustaba mucho. Se llamaba “Las bases humanas de la convivencia conyugal”. Dimos también encuentros matrimoniales y charlas que era como ejercicios espirituales.
En una ocasión, fuimos invitados a dar estas charlas en Almodóvar, vinimos con otros matrimonios, pues cada uno daba un tema. Impartimos también charlas sobre paternidad responsable.
P.- ¿Qué y cuando despierta en Fernando ese interés por la pintura?
R.- Yo empecé a pintar, por pintar. Recuerdo un dibujo que hice a lápiz, de un vaso con algo que se reflejaba. Cuando murió mi padre y vino a darnos el pésame Agostini, se lo enseñaron. “Mira lo que ha pintado el niño”. Ese es uno de mis primeros recuerdos de mi pintura.
Recuerdo también en casa de mi pariente García de la Santa. Tenían allí unos tubos de oleos y pinté una estampa de un almanaque. Así hice mi primer cuadro.
Luego empecé a hacer apuntes al natural. Tengo cuadros del huerto Corchado, de la ermita de Santa Brígida, de la fachada de la Iglesia y la plaza…
Y es cuando llego a Segovia, cuando me vuelco de lleno en la pintura. Me pongo mi bata de pintor, cojo mi caballete, salgo al campo a buscar paisajes y me siento pintor.
P.- ¿Para Fernando, la pintura es un hobby o es algo más serio?
R.- Yo he estudiado mucha pintura. Recuerdo que llevé unos cuadros a enmarcar a un tal Salcedo que también era a su vez marchante de arte. Me preguntó si quería venderlos, le contesté que no lo había pensado, pero que si alguien se interesaba… Los vendió enseguida y me llamó diciendo: “No tienes más cuadros. Me los están solicitando”.
En esto del arte hay cosas muy curiosas. Tengo una anécdota en la que me presenté a un premio de cierto prestigio. A mí no se me ocurre otra cosa que llevar como tema: Uno el Acueducto y otro el Alcázar. Yo muy orgulloso me acerco a ver si había tenido alguna mención mi obra. Y nada, veo que habían premiado un cuadro que tenía una mancha negra y otra marrón. Primer premio. Y dije: ¿esto…? El año que viene me lo dan a mi.
Al año siguiente hago dos cuadros. Uno con mi estilo, muy bonito, que se titulaba “Haciendo maniobra” y otro que preparé lanzándole la pintura y un huevo al lienzo, saliera lo que saliera. Y le dije a mi mujer “Firma Carmen”. Me contesta “Yo no firmo eso” Sí, si, firma y empezó Carmen a firmar poniendo Car… y entonces le dio vergüenza poner el nombre entero y en la m la alargó e hizo una línea perdida, quedando ilegible.
Los llevé a la exposición y me preguntan: “¿Quien ha hecho esto?, ¡esto es una maravilla!”
Me comentó un amigo cercano al certamen. Se preguntaban, de quien es esta obra. Esto es de la mujer de uno que pinta, que trabaja en telégrafos. Y otro le contestó, ¿a ver si lo ha hecho él? Y señalando a mi cuadro, dijo “Hombre, el que hace esto, no es capaz de hacer esta obra”.
Y no se atrevieron a darle el primer premio, pero le dieron el segundo. Carmen figura en los anales de Segovia como pintora. Y yo no.
P.- ¿Cómo te quitas esa espinita del premio de Carmen “En el mejor sentido del humor?
R.- Algunos premios he cosechado en estos años.
1979. Medalla de oro. XX Bienal Internacional de Arte Plástica L’ UTC-PTT. Estambul Turquía.
1983. Medalla de plata. XXII Bienal Internacional de Artes Plásticas L’UTC-PTT .Roma (Italia).
1988. Primer Premio. Concurso- exposición Nacional del Colegio de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación, Madrid.
Exposiciones: He colgado obras en 6 exposiciones individuales y en más de 20 colectivas entre las que destacan:
1978 Palacio de Comunicaciones de Madrid. 1979 Itinerante en Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla y Valencia. 1979 Estambul (Turquía). 1982 Bardican Art. Certamen de Londres.1983, 1985, 1988 Madrid. 1983 Roma. 1969, 1975, 1982,1987 y 1988 Segovia. 1992. Burgos.
P.- ¿Cómo surgió el encargo del cuadro de la Asunción que preside el retablo de nuestra Iglesia?
R.- A través de D. Leopoldo. En más de una ocasión, me había comentado que nuestra Parroquia, siendo de la Asunción, no contaba con una imagen de Ella. Así es como comienza mi compromiso de pintar un cuadro y regalarlo, para que en nuestra Parroquia presida la imagen de nuestra Señora.
El cuadro me ha llevado casi dos años. Me fui al museo del Prado, estuve estudiando Asunciones, pero hay muy pocas. Me di cuenta que en todas, aparece el cuadro dividido en dos escenas: una la parte terrenal y la otra la celestial. De ahí surge mi idea de hacer un solo cuadro, fusionando las dos escenas. En la parte terrenal, dibujé un paisaje de Almodóvar, en el que se ven los edificios más representativos como son: la Iglesia, el Ayuntamiento, el Carmen.
Todo esto jugando con la perspectiva, para que en un solo plano tengan cabida todos ellos. Rodeados o abrazados por nuestro paisaje de montañas, sembrados de olivos en el que aparecen el castillo y la ermita de Santa Brígida.
Al fondo unos tonos rojizos y ocres, comienzan a acercarnos a las primeras nubes en las que ya vemos la imagen de María que está siendo elevada a los cielos, desde Almodóvar del Campo. Ayudada por los ángeles. El rostro de María, es un rostro alegre de una mujer madura. Está subiendo al cielo. Va a encontrarse con la Santísima Trinidad. Con El Padre y El Hijo y El Espíritu Santo. Este cuadro, durante los meses, en que se estuvo restaurando el retablo. Yo también tuve que adaptar la obra a las nuevas tonalidades que la madera del Retablo tomó. Así como fueron sustituidas las figuras de más colorido de los sagrados corazones, por la Inmaculada y San José. Tallas más oscuras, que me pedían cambiar los tonos de mi obra, para contrastar la oscuridad del entorno más acorde con las tonalidades actuales.
Al observarlo, si lleváis los ojos a la torre y comenzáis a elevar la mirada siguiendo su trayectoria, veréis cómo sin daos cuenta os encontráis con los ojos de la Virgen. El cuadro es el punto de luminosidad y colorido del retablo.
Agradecemos A Fernando y Carmen la cariñosa acogida con la que nos recibieron en su casa de Almodóvar, que es un pequeño museo, pues sus paredes estén llenas de cuadros de Fernando de todas sus etapas. También nos invitó a visitar su estudio donde fue realizada la obra de la Asunción. Desearles que continúen siendo ese matrimonio alegre, activo y vital. Padres de siete hijos y doce nietos.