BeethovenNació el 16 de Diciembre de 1770 en Bonn, perteneciendo a una familia originaria de Bélgica. Su abuelo era el director de capilla de la corte y su padre era cantor y músico en la corte de Bonn; su madre fue descrita como una mujer dulce y modesta. La familia Beethoven tuvo siete hijos, pero sólo sobrevivieron tres varones, de los cuales Ludwig fue el mayor.

Beethoven fue el último representante del clasicismo vienés (después de Mozart), consiguiendo trascender a la música del romanticismo, siendo pianista, compositor y director de orquesta. Muere el 26 de Marzo de 1827, justo cuando una tormenta rompía sobre Viena. Entre las curiosidades a destacar en este gran genio mencionaré las siguientes:

 

  • Su primera actuación:  El 26 de Marzo de 1778, Beethoven actuó en público por primera vez en Colonia; curiosamente murió el mismo día. Su padre anunció que tenía 6 años para hacerlo ver más precoz. Por ello, Beethoven siempre pensó que era más joven de lo que era en realidad; incluso cuando recibió una copia de su certificado de bautismo, pensó que pertenecía a su hermano Ludwig María, que había nacido dos años antes que él, y que había muerto a los pocos días de nacido.
  • Amante de la naturaleza: Beethoven amaba tanto la naturaleza que llegó a decir: “prefiero mil veces a los árboles que a cualquier persona”. En su sexta sinfonía “Pastoral”, es capaz de traducir la imagen de la naturaleza a los sonidos de la orquesta, pudiéndose afirmar que es una obra de música descriptiva; en su estreno recibió el subtítulo: “Recuerdos de la vida campestre”.
  • Aspecto y Personalidad: Beethoven solía ir por las calles con ropas viejas, despeinado y gritando las melodías que se le ocurrían a plena voz (él no podía oírse) y anotándolas en un cuaderno; por no hablar de sus ataques de ira, llegando incluso a destrozar las habitaciones donde se alojaba. Por el contrario, era cariñoso con la gente que quería, cambiando su actitud. En una ocasión, se acercaron dos hombres a un hospital a visitar a un paciente; uno de ellos fue llevado a la cama del paciente y el otro se quedó fuera; una enfermera se le acercó al verlo tan sucio y mal vestido llevándolo fuera y dándole una tazo de vino; al rato la enfermera le comenta al doctor que había un mendigo en el vestíbulo; el doctor se aproxima hacia él quedándose impresionado: el mendigo era Beethoven. En otra  ocasión, se hallaba en un restaurante tan absorbido por sus melodías, que se sentó en una mesa y se estuvo horas y horas hasta que anocheció; cuando al final volvió en sí, preguntó: ¿Camarero, me puede decir cuánto le debo? Y el camarero respondió: “Señor, no ha pedido nada”.
  • “Himno a la Alegría”: Beethoven pasó años obsesionado con una melodía que no paraba de tararear, y en numerosas ocasiones las incluía pero sin definir del todo; lo más llamativo es que hay una pieza anterior a él (de Mozart) que es casi igual que esta melodía, cantada por un coro. Se desconoce si Beethoven la conocía o fue casualidad, pero el sueño de Beethoven se cumplió al verla integrada en la culminación de su 9ª sinfonía.
  • “Para Elisa”: En una ocasión, Beethoven fue invitado a donde se encontraban varios jóvenes, llamándole la atención una hermosa niña llamada Elisa, la cual al ser informada de quien era el maestro se le acercó y le comentó que también ella era artista porque tocaba algunas piezas al piano; esto cayó en gracia a Beethoven y antes de retirarse le pidió que tocara; la joven interpretó obras de varios compositores, pero cuando Beethoven le solicitó que tocase alguna de sus sonatas, ella le explicó que le gustaban mucho pero que eran muy difíciles. El maestro le prometió que haría una pieza mucho más sencilla, para que fuese tocada por ella al piano. Ese fue el motivo por el que compuso una de las obras más conocidas y gustadas por los jóvenes pianistas de todo el mundo. Sin embargo, la versión que parece más real es la siguiente: La famosísima bagatela para piano que todo el mundo conoce es en realidad “Para Teresa”, ya que es el título que aparece en el manuscrito original de Beethoven. Se cree que un error en los copistas por la mala caligrafía de nuestro compositor provocó esta pequeña confusión.
  • La 5ª Sinfonía: Durante la segunda guerra mundial, los nazis utilizaban desgraciadamente la 5ª sinfonía de Beethoven como código en las transmisiones de guerra; las famosas cuatro primeras notas de esta sinfonía equivalían en Morse (3 puntos y una raya) a la “V” de victoria.
  • Historia médica: La historia médica de Beethoven es compleja y se puede dividir en tres períodos, los que, a su vez, coinciden también con tres fases de su actividad creativa musical.
  • El primer período, desde su niñez hasta alrededor de 1802, en que se da a conocer como pianista y comienza su prodigiosa senda de compositor. En esta época tuvo viruela, la que dejó las clásicas marcas en su cara. Tenía la apariencia de ser un niño frágil, enfermizo, con infecciones respiratorias frecuentes, catalogado como asmático, pero siempre con el temor de ser también víctima de la tuberculosis. Entre 1790 y 1795 aparecieron los primeros síntomas de una enfermedad intestinal que lo acompañaría toda su vida. A mediados de la década de los 90, aparentemente en 1796, a la edad de 26 años, comenzaron los síntomas de su segunda enfermedad crónica: la sordera.
  • El segundo período de la historia médica de Beethoven corresponde a la década de 1802 a 1812. En este tiempo se acentúa la sordera hasta llegar a ser casi completa; esta década fue de intensa y frenética creatividad musical. Entre otras obras compuso las sinfonías de la 2ª a la 7ª, varias sonatas para piano, la sonata a Kreutzer para violín, el 5º concierto para piano, entre otras muchas.
  • El tercer período médico de Beethoven comprende los últimos 15 años de su vida, tiempo de gran declinación física, con aceleración de su sordera que se hizo total, aparición de otras dolencias graves como dolores e inflamaciones articulares, ictericia y síntomas de su enfermedad hepática, la que finalmente lo llevó a la muerte.

A pesar de todo, en estos años Beethoven compuso un buen número de obras, entre ellas quizás la más destacada, la sonata Hammerklavier. Luego de este período breve de baja, recuperó con fuerza su capacidad creativa y, a pesar de su agravamiento físico progresivo, compuso importantes obras casi hasta su muerte. Entre ellas, destacan la Misa Solemne, la 9ª Sinfonía y las tres últimas sonatas para piano, todas ellas compuestas ya completamente sordo.

Es clásica la descripción del estreno de la 9ª sinfonía (en 1824) en la que porfiadamente dirigió la orquesta y coros, a pesar de su sordera total.