¿Cansado de los mismos cotillones de siempre?
¿Demasiado caros para tu bolsillo?
¿Resignado a acabar, un año más, con una enorme resaca que te deje tres o cuatro días postrado en cama?…
Ha llegado, amigo, el cotillón por excelencia, la única fiesta donde acabas con el bolsillo intacto y el corazón radiante.
Si este año quieres vivir un cotillón de ensueño, si este año estás dispuesto a recibir el Regalo que te trae la Navidad…, ¡apunta! ¡No te arrepentirás!
Precio. Totalmente gratuito.
Horario. Lo marcas tú. ¿O es que vas a dejar que la organización de un hotel, de una discoteca o de un bar de copas te ordene cuándo y hasta qué hora tienes que vivir la gran fiesta de la Navidad?
Lugar. Donde quieras, en el bar del barrio, en la asociación de vecinos, en la sala de fiestas, en la cochera de la peña o en la casa del pueblo… Tú, simplemente, adecenta tu corazón; por lo demás no te preocupes. El se encargará de todo.
Localización. Déjate guiar por la estrella, la Auténtica, la que ilumina tu vida; no encamines tus pasos tras otras que no hacen más que deslumbrarte, confundirte y, en definitiva, vaciar tu bolsillo y dejar desolado tu corazón.
Incluye:
Excelente recepción y acogida. Únicamente se requiere que mantengas los brazos abiertos… Ya verás cómo siempre habrá alguien, Alguien, a quien abrazar.
Barra libre con primeras marcas. No se sirve más que amor del bueno, nada de garrafón. La ocasión bien lo merece: Dios se ha hecho uno de los tuyos, no te guardes nada, saca, consume y comparte lo mejor de ti mismo.
Varios ambientes para elegir. El que tú quieras. Puedes optar por el de todos los años lo mismo y salir “hasta el gorro” o puedes crear tu propio ambiente y escuchar, mientras bailes, bebes o comes, la hermosa melodía que el Niño Jesús pone en tu corazón.
Vestuario. Puedes ir en chándal y en zapatillas de andar por casa, o si te parece un poco “cutre”, puedes optar por un vestido de fiesta o un smoking de marca. El único requisito indispensable es que vistas tu corazón de fiesta, de alta etiqueta. Ah, y recuerda que “esa prenda” no se alquila.
Servicio de ropero. No existe. Y es que un corazón festivo, alegre, rompedor, vestido a la última no se puede dejar “colgado”.
Aforo. Ilimitado. No selecciones a tus hermanos. Hay sitio para todos. Ah, y no te angusties por el Niño Jesús. Está ya más que aburrido de que todos los años sean unos pastores y unos magos las únicas personas que le visiten. Te necesita a ti y a tu gente.
Regalos. Habrá muchos y muy variados. Sólo puedo adelantarte uno, el mayor regalo que puede recibir un ser humano. El Regalo de que todo un Dios se ha hecho uno de los tuyos y está deseoso de que le hagas un hueco en tu vida.
Servicio de aparcamiento. Antes de entrar, aparca tus miedos, tus rencores, tus tristezas.., y olvídate de recogerlos al final de las fiestas.