La transparencia le sienta bien a la Iglesia en España. Año a año, las 69 diócesis afinan su trabajo para dar mejor cuenta sobre su labor a las personas que sostienen su actividad. Pueden estar tranquilas: cada euro que confían a la Iglesia se multiplica por casi 3, gracias al trabajo de los sacerdotes, los religiosos y los voluntarios
La Iglesia no es una ONG, pero su actividad hace de ella “la mayor red asistencial que existe en España, de lejos”. Lo explicó el Vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española, don Fernando Giménez Barriocanal, al presentar, la pasada semana, la Memoria Justificativa de Actividades de 2008.
El Episcopado responde con máxima transparencia a la confianza de quienes marcan cada año la casilla de la Iglesia (la X de la Declaración genera aproximadamente el 25% de sus ingresos) y de quienes la financian a través de las colectas, donativos y suscripciones. Los datos sirven también para avalar que la colaboración del Estado con la Iglesia, al poner a disposición de quien lo desee la posibilidad de sostenerla mediante la Declaración de la Renta, repercute en beneficio de toda la sociedad.
El año pasado hubo algo más de 7 millones de declaraciones, que podrían corresponder, desglosando las declaraciones conjuntas, a más de 8 millones y medio de declarantes. Se consolida así el fuerte incremento, de unos 700 mil nuevos contribuyentes, logrado en los dos últimos años, gracias a la campaña informativa Por Tantos, cuyo coste anual es de apenas 3 millones de euros.
La transparencia beneficia a la Iglesia, frente al ruido ambiental que cuestiona las relaciones de cooperación de los poderes públicos con ella, en cumplimiento del mandato constitucional.
No considera exagerado, sino más bien lo contrario, el señor Giménez Barriocanal su anterior estimación, en unos 30 mil millones de euros, de la cantidad que la Iglesia ahorra cada año al Estado.
Es cierto que la razón de ser de la Iglesia, acercar a los hombres a Jesucristo, resulta imposible de cuantificar en términos económicos, pero ese encuentro personal de millones de fieles con Cristo tiene una repercusión social, en buena medida sí económicamente estimable, a partir, por ejemplo, del trabajo de las Cáritas diocesanas y parroquiales, de los 86 hospitales de la Iglesia, de sus 78 centros de rehabilitación para drogodependientes, de sus 831 casas de ancianos, enfermos crónicos y minusválidos…
La educación es otro de los sectores sociales de gran presencia para la Iglesia, con más de 6 mil centros en España. A partir de la diferencia entre lo que le cuesta al Estado cada plaza y lo que aporta por las concertadas, el ahorro para el Estado se estima en 4.148 millones de euros al año.
La Memoria se detiene también en el patrimonio cultural. Uno de cada tres monumentos en España pertenece a la Iglesia, que invierte más de 50 millones de euros en su rehabilitación y conservación, esfuerzo que beneficia a toda la sociedad y aporta importantes ingresos por turismo.
Ninguna de estas cifras sería factible sin la dedicación de más de 20 mil sacerdotes, cerca de 60 mil religiosos y religiosas y más de 70 mil catequistas, entre otros voluntarios.
Si el coste de su trabajo tuviera que ser abonado a precio de mercado, supondría un coste estimado de 1.860 millones de euros, lo que significa que, en la Iglesia, cada euro que se invierte rinde por 2,73, casi 3 veces más que si los servicios que presta se pagaran a precios de mercado
El ejemplo de Cáritas Madrid
Las diócesis han duplicado en muchos casos su trabajo a causa de la crisis económica, afirma don Fernando Giménez Barriocanal, aunque no haya estadísticas que reflejen aún ese esfuerzo. Ante las dificultades -explica-, la gente acude a una parroquia, lugar donde se atiende a todo el mundo sin preguntar a nadie por filiaciones ni creencias.
Un ejemplo que puede dar una idea aproximada del momento actual -añadió- es el caso de Cáritas Madrid, que acaba de presentar su Memoria anual de 2009. Su Delegado episcopal, don Pablo González, constata que, en estos momentos, la Iglesia es “la primera institución que está atendiendo a todo aquel que lo necesita. Otras entidades, cuando se les acaba el presupuesto, nos mandan a quienes solicitan ayuda”.
Cáritas trabaja en la acogida en las 350 parroquias que hay en la capital, repartiendo alimentos y ropa, que son ahora las peticiones más demandadas. También hay casos de familias enteras, a las que se las atiende en centros residenciales y de alojamiento. Y se ha reforzado la formación para el empleo.
Desde que comenzó 2010, la gran apuesta de Cáritas Madrid son los centros de capacitación laboral, en los que se imparten cursos de formación en los nichos de mercado más solicitados.
Si no existiera Cáritas, “el problema social sería mucho más grande”, afirma don Pablo González. En un año, se ha atendido a 108 mil familias. “Sin Cáritas, habría muchísimo más índice de delincuencia, más gente en los comedores sociales, más mendicidad en las calles…” Pero Cáritas son muy especialmente sus voluntarios: “Ellos son los cauces del amor de Dios a los más pobres, que no sólo tienen necesidades materiales”. Eso es lo fundamental. Las cifras sólo reflejan una pequeña parte.
(Rvta. “Alfa y Omega” 24-6-2010)