De Dios alumno modelo,
fuiste maestro de humanos;
y padre de tus hermanos,
hijo agraciado del Cielo.
Ahora, Juan, desde este suelo
que pisaste y que pisamos,
nuestros más rendidos ramos
en este festivo día
con gratitud y alegría
entre hosannas te arrojamos.
Tu lengua de ángel y humana,
encendida en la Escritura
y en la devota ternura
con que al consagrar se afana,
se hace paterna y humana
cuando se incendia en sermón.
Y tanto y tal corazón
en tus palabras, Juan, pones
que los secos corazones
fructifican en sazón.
Pues viva hubiste la vida,
y la has más viva y mejor;
y si el celo y el amor
fue tu marca distinguida
a este pueblo, Juan, convida
a tu mesa personal
y a aquel fuego pastoral
que te tornó en sacrificio
de fraternal beneficio
y de gloria divinal….
Himnos de honor a ti, Juan,
te rinde tu pueblo y clero
que con afecto sincero
emulados por ti están.
Danos tu verbo y tu pan
Con tu pasión de Sagrario…