Se hace camino al andar…2010, año Jacobeo…miles de personas peregrinan hacia la tumba del Apóstol Santiago; personas anónimas que de una manera u otra buscan  encontrar en el camino algo que anhelan, recuerdan, añoran, imaginan o desean….infinitas historias de vida hacia un lugar común, compartiendo al menos el objetivo de alcanzar la meta…y ante todos ellos un camino

El camino de Santiago es “el camino de la vida”  que cada uno vive, siente y experimenta a su manera…Algunos, los más observadores van despacio, contemplando el paisaje…Otros van más rápido con el objetivo de poder llegar a todo y no perderse nada. Hay quien sigue las conchas (los llamados mojones peregrinos), porque prefieren la tranquilidad y la seguridad que les hace saber que el sendero está marcado; otros prefieren salir de la vía principal y explorar nuevas sendas, corriendo el riesgo de caer, perderse o encontrar algo distinto, nuevo y mejor.

Encontramos los que van pisando firme, dejando huella, otros saltan o van de puntillas casi sin rozar el suelo y sin llevarse marcas de los lugares por los que caminan…Los más atléticos corren, o prefieren utilizar medios que los impulsen con mas fuerza, como la bicicleta o el caballo. Están los que caminan sin dejar de mirar atrás, tratando de protegerse de lo inesperado….pero todos van hacia adelante, por inercia, costumbre o ganas.

Hay también quien se para a mirar paisajes, y pierden años en contemplarlos mientras que otros jamás prestan atención. Algunos tropiezan rápido, otros tardan un poco más, pero todos tropiezan alguna vez…
 
Caminantes solitarios o acompañados por multitudes; parejas que se hacen en el camino y que deciden seguir haciéndolo durante el resto de la vida…otras que caminan juntos un rato y después cada uno decide seguir el suyo… Los hay que llevan gente a sus espaldas mientras que otros son llevados, ayudados o de la mano de alguien.

Un camino en el que la fe es necesaria para continuar día a día, para no abatirse o darse por vencido…Una oportunidad para descubrir el gran regalo de la vida que es Dios, un sendero para comprobar que no estamos solos, que tenemos un compañero de viaje incondicional que no nos va a dejar que caigamos en los momentos más duros…

Un camino que jamás es recto, ni fácil porque a veces sube y otras muchas veces baja y hay que estar bien preparado para que esos cambios no te lesionen, te hagan heridas o te dejen dolores para continuar.

El camino tampoco es liso, a veces hay piedras, hielo, arena, cemento, pozos y hasta ríos que impiden seguir caminando; donde hay que buscar una alternativa y en la mayoría de los casos no te queda otra más que “arremangarte” y cruzar con decisión, sabiendo que siempre habrá un apoyo, una mano amiga que te vigilará desde la otra orilla.

Hay días de suerte en los que por el camino podemos disfrutar de una bonita puesta de sol…o nos permite ver hasta el horizonte y otras muchas veces hay tanta niebla que ni siquiera podemos divisar más allá de unos metros.

Están los que al final del camino al echar la vista atrás sonreirán por todo aquello que vivieron y los que ni siquiera querrán volver la mirada para analizar lo que ocurrió…

Un peregrinaje hacia el encuentro, hacia la felicidad que solo podremos  recorrer por nosotros mismos…

Un sendero, que nos ayudará a conocernos mejor, a crecer a base de pruebas, un reto para sacar lo mejor que llevamos dentro…pues es probable que un camino sin obstáculos no nos lleve a ninguna parte….

Un camino personal y único que como decía Machado “sólo se hace al andar….