Habían propuesto hasta arrestarlo; todo era frialdad liberal y protestante hacia la cabeza de los papistas; con los anglicanos todo iban a ser espinas, en vez de rosas; hasta hubo un amago de atentado que quedó en nada; según la mayoría de los medios de comunicación españoles, el centro de la Visita iba a ser la miserable pedofilia de unos cuantos…
El lema de este histórico Viaje de Benedicto XVI al Reino Unido era el del ya Beato cardenal Newman: El corazón habla al corazón. Y échenle ustedes, por favor, un vistazo a las fotos que ilustran esta página…y díganme si el corazón del Papa no ha hablado al corazón de los británicos; con la ternura de la caricia a ese niño que es el futuro del Reino Unido y con el abrazo al Primado de la Iglesia anglicana y su gran amigo, el teólogo Rowan Williams, arzobispo de Canterbury.
Ha habido durante el Viaje papal momentos de sublime intensidad espiritual: cuando el Señor, en la Custodia, hizo su entrada solemne en Hyde Park -hecho sin precedentes en la Historia-, una sacudida profunda y silenciosa, intensísima, recorrió la columna vertebral del alma de los 80.000 británicos congregados en torno al altar y de los millones que pudimos compartir tan íntima experiencia a través de la televisión. Hyde Park, como pocos lugares en el mundo, está harto de palabras vacías, de retórica politiquera y barata.
Benedicto XVI habló para decir lo esencial: “En nuestros días, cuando un relativismo intelectual y moral amenaza con minar la base misma de nuestra sociedad, debemos recordar que fuimos creados para conocer la verdad y encontrar en esta verdad nuestra libertad última. No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres; hay que dar testimonio de ella, que pide ser escuchada. En nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado. Si hemos aceptado la verdad de Cristo y nos hemos comprometido con Él, no puede haber separación entre lo que creemos y lo que vivimos”.
Más claro no se puede decir.
Y habló de ética en política y de coherencia en educación.
Juan Pablo II supo luchar contra el comunismo. Benedicto XVI está luchando como nadie contra el relativismo. Su lucidísima pasión por la verdad ha sido el leit motiv de esta Visita histórica al Reino Unido, en la que ha dejado lapidariamente clara su conciencia de tener una misión en Occidente: comunicar el Evangelio y dialogar desde la fe, con las razones de esta civilización de Babel, pero nunca a expensas de la verdad.