Gerardo Redondo de GregorioNuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
 lo que se puede aprender.
                                                        
Antonio Machado  

Gerardo nace en Almodóvar del Campo, el 2 de abril de 1927. Hijo de Juan José Redondo Martín del Burgo y Avelina de Gregorio Sánchez.

P.- Cómo recuerdas tu infancia.

R.-Mi infancia la recuerdo con dulzura y con dolor, pues tenía tan solo 13 años cuando nació mi hermana Dolores, que desgraciadamente falleció a los tres meses y  tendría hoy sesenta y ocho años. Aún hoy siento su pérdida.

La infancia mía se desarrolló en Almodóvar, y especialmente, dentro del mundo mío, dentro de la pensión.

P.- De cuándo data la pensión.

R.- La pensión era de mi abuela Leonarda Martín y su hermana Enriqueta y por eso la llamaron la pensión de las dos hermanas. La pensión aparece en los primeros años del siglo XX. Situada en la calle Toril nº 7.

Como dato curioso, desde el punto de vista económico, el seguro de la casa de 1911  costaba 10 pesetas con 70 céntimos, al año. Que hoy serían 6 céntimos.

También conservo un recibo de la contribución urbana de la casa de 1932. Fue de 40,84 pesetas. En euros veinticinco céntimos. Hoy, la misma contribución, 35.364 pesetas.

Otro dato curioso, la luz. La electricidad. Que en Almodóvar, como sabemos, apareció en 1901. El consumo de una bombilla de diez  bujías, importaba 3 pesetas. Y dos bombillas de diez bujías, para toda la casa, 5 pesetas. El recibo de electricidad, del mes pasado, ha sido de diez mil veintiocho pesetas. 60 euros con 67  céntimos. Lo que nos indica los cambios en el consumo y economía que esta sociedad ha tenido.

La pensión, hasta el año 1929, fue regentada por mi abuela y después, en el mismo año veintinueve, pasa a mi padre, mediante una escritura pública, que se hizo ante el notario D. Ramón Solano.

En marzo del 1950, que murió mi padre, la pensión fue regida por mi madre, hasta el día de su fallecimiento. En marzo de 1997.

P.- Qué precios tenía, por entonces, una habitación en la pensión, comer, pensión completa.

R.- Conservo un libro de registro en el que aparecen los nombres de los clientes o huéspedes, de los primeros años. En él aparecen datos curiosos.  El desayuno costaba 25 céntimos, la comida valía 1 peseta y la cama 2 pesetas. Posteriormente, ya en los tiempos más modernos, fue información y turismo quien nos puso los precios, más acorde con la sociedad y con la época. 100 pesetas la comida y 400  pesetas días completos.

P.- ¿Recuerdas  los huéspedes que han pasado por esta pensión familiar?

R.- Por aquí ha pasado mucha gente interesante, entre ellos, ENRIQUE CHICOTE y LORETO PRADO, que como sabéis eran un dúo de actores de los más importantes del teatro español, en aquella época.

También se hospedó aquí, Estrellita Castro, una de las mejores cupletistas de la canción española. Siendo empresario el Sr. Morales.

Os puedo dar nombres que guardo en mi memoria. Aquí se reunía la élite de Almodóvar para hacer tertulias, merendar y pasar las tardes en un ambiente agradable.

Gerardo Redondo de GregorioD. Santiago de Irala, propietario; D. LEONARDO SÁNCHEZ TRUJILLO, medico. D. RAFAEL DEL  RIO, dentista;. D. TOMÁS COELLO, farmacéutico y químico. D. JOSÉ-LUIS SERRANO, registrador de la propiedad. D. RAMÓN DIAZ MURCIA, profesor y gerente de la empresa E.L.E.C.T.R.O.  RICARDO ALVAREZ, juez. ALFONSO RUBIO, notario y campeón nacional de tiro. D. CARLOS CALATAYUD, abogado y catedrático del instituto de Ciudad-Real. Muy conocido en la provincia, buelo del actual y famoso juez de Granada,  que de forma ejemplar  ayuda a los jóvenes con problemas. D. MAURICIO OCAÑA, procurador de los tribunales de Puertollano, abuelo del notario que tenemos hoy en Almodóvar. D. CARLOS ARIAS NAVARRO, notario en Almodóvar, durante una temporada. Todos los recordamos, dándonos el comunicado de la muerte de Franco. Siendo presidente del gobierno.

Los dos últimos huéspedes que tuvimos en la pensión fueron D. ANTONIO SANCHEZ, mecánico, muy importante en el mundo de las harinas. Cuidaba los talleres de la E.L.E.C.T.R.O. Como curiosidad, saber que este señor se casó con una mis España, antes de la guerra civil. Por último, un viajante, D. MANUEL VILLARROYA, En 1996. Un hombre ya, muy mayor. Representaba cinturones y zapatos de piel. Siempre utilizaba transporte público: trenes, autobuses.  Nunca dispuso de coche propio.

Siempre me recordaba la obra famosa Muerte de un viajante, de Arthur Miller.

P.- Cómo crece un niño  en ese ambiente culturalmente enriquecedor, rodeado de tantos personajes interesantes.

R.- Si, indudablemente yo era el niño de la casa y todo eran atenciones. Un detalle muy simpático que yo recordaré siempre: Fue que el registrador, siendo soltero. Este señor que era  de Sigüenza en Guadalajara. Cada quince días iba a Su casa. Cada vez que venía me traía un obsequio y en cierta ocasión me trajo un coche de pedales. Ni que decir tiene que fue una cosa llamativa en toda la calle y la admiración y un sueño inalcanzable para  todos los niños de mi época. Hoy al recordarlo, soy consciente que el verdadero valor, no fue solo el económico, sino, todo un registrador venir cargado, en el tren, desde Sigüenza con aquel enorme coche de pedales.

P.- Qué recuerdas del día de tu primera comunión.

R.- No recuerdo nada, porque no tuve primera comunión, como tradicionalmente se entiende. A la edad que debía haberla recibido, estábamos en plena guerra civil y, claro está, no había ni bodas ni bautizos ni entierros religiosos. Ni misa, por lo que no se podía hacer la primera comunión.

Yo recuerdo, siendo ya mayor, que me acerqué a comulgar a la Iglesia del Carmen.

P.- Vamos a recordar la época de estudios.

R.- Mi educación primaria la hice con D. Agustín Caja, que era un profesor particular, que tenía la escuela en la calle Alcudia.

Después fui a la escuela nacional de D. Francisco Velasco,  fue un buen maestro y muy bien preparado. Él nos daba todas las materias. Estaba situada en la calle Luisa Boada.

Una cosa curiosa era que los jueves nos daban una merienda por cuenta de la administración; era pan y salchicha. Ese día no faltaba nadie.

Hay un dato curioso y es que yo, de pequeño, fui un mal estudiante. Si, si, mi padre y yo  tuvimos una luchas tremendas porque yo no quería ir al colegio. Hicimos un contrato. Mi padre me permitía faltar una tarde a la semana, la que yo quisiera, y no iba, pero si faltaba una sola a la semana, el maestro me colocaba en el último lugar.

En aquella época, los maestros, para motivarnos, nos colocaban en sección. Es decir, en  fila. El niño al que le había preguntado y había sabido responder, ocupaba el primer lugar; si fallabas, te adelantaba el niño que había detrás de ti, y así sucesivamente. Y yo todos los puestos que había conquistado, por faltar, automáticamente era el último, y vi que esto no me convenía. Visto esto yo le dije a mi Padre: yo quiero ir todos los días; y mi padre me contestó: no, no, un contrato es un contrato, y me tuvo dos meses, hasta que aborrecí el faltar a clase.

P.- Dónde estudias el bachillerato.

R.- Una vez terminada la escuela primaria, pasé a bachillerato, el ingreso de bachillerato lo  hice en Puertollano el 5 de julio de 1940.

La preparación de aquel ingreso, lo hice en la academia de S.E.U. (Sindicato Español Universitario) que estaba al inicio de la calle Madre Josefa. Posteriormente pasó a llamarse Maestro Juan de Ávila y la trasladan desde ahí a Extensión Agraria, en la eras de Marta.

Allí hice el bachillerato.

En aquella época el bachillerato eran siete cursos, más una reválida que consistía en el famoso examen de estado. Había que hacerlo en Madrid. Ya que la única universidad que tenía Castilla la Nueva estaba en Madrid.

Universidad Laboral de Tarragona. Año 1956Los profesores que tuve en bachillerato fueron: D. Eduardo Agostini, de matemáticas. D. Antonio Rioja, de historia y francés. D. Domingo Pérez, sacerdote, Coadjutor de la parroquia, impartía  latín. Después vino D. Federico Díaz, de latín. D. José Parrado, profesor de religión y párroco. D. Ramón Díaz Murcia, profesor de lengua y literatura. D. Tomás García de la Santa, profesor de filosofía y alcalde en aquella época.

El importe mensual, de la academia era de cincuenta pesetas.

Mis amigos y compañeros de estudios, en aquella época fueron: Pepe Tello, Tomás Ortiz, Pepe Ruiz, los hermanos Villa, Pepe y Mercedes, Laureano Martínez y su hermana Josefina, Antonio Almodóvar y Joaquín Almodóvar, (su primo). Emilio Baos, Manuel Cachero, Eduardo Doctor y su hermana Inés, Antonia Posada y prima Hilaria, Julita Gallego, Marisa Aragón, Teresa Alonso, Maruja Márquez, Antonio Pérez, Mercedes Redondo, Tomas Villano, Ángel Carrero, Paco García-Minguillan, Inés Ruiz. Entre otros.

P.- ¿Eras un joven participativo o eras el típico empollón?

R.- No, no, siempre fui muy colaborador. Fui secretario de los jóvenes de Acción católica, siendo párroco D. José Parrado.

Pertenecí a la sección de adoración nocturna española de los años cuarenta, en los que Almodóvar tenía catorce mil habitantes. Tengo que decir que el alma de la adoración nocturna, durante muchos años, fue D. Ángel López, padre del amigo Cándelo López.

Soy hermano de la hermandad de San Juan de Ávila y San Juan Bautista.

Mi afán por recorrer las tierras de España, me llevó, desde pequeño a asistir a los campamentos. En el año 1940, estuve en el de La Peñota en Cercedillas, en el que tuve ocasión de conocer el monasterio del Escorial.

En el verano de 1941, estuve en el campamento de Adra, en Almería, donde obtuve la mejor puntuación y como premio tuve el honor de arriar la bandera al terminar el campamento.

Era la primera vez que los jóvenes de la provincia de Ciudad-Real veíamos el mar. Fue muy impactante. Pensad que entonces no había televisión ni tanto cine.  Lo único que podía darte la idea era un libro o una postal.

P.- A pesar de ser hijo único y vivir en un ambiente tan cálido y hogareño,  eres un joven al que le gusta participar, viajar, explorar, descubrir, con esa sed de saber.   Cómo es el  Madrid que encuentras en  tu época de estudiante.

R.- Yo quería estudiar. Fui por mediación de D. Ramón Díaz Murcia a la pensión en la que él había estado. Se llamaba Pensión Balate, en la calle barco número 13.

Me costaba entonces 15 pesetas pensión completa. Como compañeros en la pensión tenia a los hermanos Cabanillas, D. Pío y D. Gonzalo.

D. Pío estaba preparando las oposiciones a registrador y posteriormente fue Decano del Colegio Nacional de Registradores de la Propiedad. Fue Ministro de Información y Turismo y político destacado en la época de U.C.D.

Su hermano, D. Gonzalo, estaba estudiando medicina, después fue médico y director de varios hospitales importantes, tanto en Barcelona como en Madrid y ocupó diversas jefaturas importantes en el instituto nacional de previsión. Lo que hoy es la seguridad social.

Después de la pensión Balate, me fui a la pensión Alarcón, en la plaza del ángel nº 13, con mi amigo y también compañero de facultad, Paco Garcia-Minguillán.

En el último año de la carrera 1951, por razones económicas; mi padre había muerto en marzo de 1950. La pensión que le quedó a mi madre fue de 333 pesetas mensuales y ya no podía estar yo en Madrid en una pensión. Tuve que solicitar una beca de comedor del S.E.U. (Sindicato Español Universitario) y me concedieron media beca, lo cual quiere decir que comía o cenaba, porque era a base de cupones  y cada cupón era para una sola comida al día. Para complementar los gastos de mi carrera, no me quedó más remedio que dar varias clases particulares a niños de primera enseñanza, de dos familias, en la calle Jorge Juan nº 50. Y con lo que me daban, que era 300 pesetas, ya tenía yo para cenar de cuando en cuando y para la habitación, que me costaba una cama, 200 pesetas.

También me dieron una ayuda de 2.000 pesetas, para estudiantes necesitados de la fundación Romanillos. Dicha fundación fue creada por  un matrimonio de la provincia de Guadalajara. Con lo cual pude acabar: LA CARRERA DE DERECHO

Universidad Laboral de Alcalá de Henares. Año 1966P.- Qué te influye para elegir esta carrera.

R.- Siempre se me dieron mejor las letras que las ciencias en mis estudios de bachillerato. Como mi padre trabajaba en el Registro de la propiedad; en casa, era muy común escuchar el tema de leyes, legajos. Esto me iba orientando. Por otro lado tuve otra influencia muy fuerte por parte de los huéspedes, que generalmente eran procuradores, notarios, registradores. En todo el ambiente, predominaba el derecho más que otra carrera.

Entonces, la facultad de derecho estaba  situada en la calle San Bernardo 55, de  la vieja Universidad, junto al Ministerio de justicia.

En los veranos de los años 1946 y 47, compaginaba mis estudios de derecho con magisterio.

Los bachilleres, con  el examen de Estado aprobado y con doce asignaturas, se podía hacer uno maestro y realizando las prácticas en una escuela nacional.  Cursando las asignaturas específicas de magisterio: pedagogía, religión, caligrafía, música, didáctica escolar, historia de la educación. Y las prácticas de magisterio las hice con D. Manuel Roldán, que era un maestro muy conocido y muy trabajador en Almodóvar del Campo.

Los exámenes los hacía en Ciudad-Real, por enseñanza libre. Obtuve mi título DE MAESTRO el 28 de febrero de 1963.

También realicé los estudios de  GRADUADO SOCIAL, que hoy sería  relaciones laborales. Dicha titulación constaba de tres cursos.  Se creó esta escuela en el año l962, en Tarragona, dependiendo, al principió de la Universidad de Barcelona.

Pertenecí a la primera promoción. En la que éramos 66 estudiantes, de los cuales, 23 eran alumnos de mi colegio, de Maestría  Industrial, cuando yo estaba de profesor en la Universidad de Tarragona y entonces se me dijo: Gerardo, se ha creado la escuela de graduado social y necesitamos alumnos. Como tú tienes alumnos a los que les podría interesar, anímalos  para que al terminar sus estudios de maestría, tengan un segundo título de graduado social que les abrirá enormemente el mercado laboral y además les abría las puertas del ejército en la milicia universitaria.

Reúno al alumnado, se lo expongo y me responden: Si, nosotros vamos si usted va el primero. Me hicieron chantaje. Y por ellos lo hice.

Ya estando en Alcalá. En mi afán de saber, en los años 1967-68, estuve estudiando en la escuela de PSICOLOGIA Y PSICOTECNIA, que había en la universidad de Madrid. (No había facultad, entonces de psicología). Eran tres las especialidades: la especialidad Industrial, la especialidad Docente y la especialidad Clínica. Se podía acceder, teniendo ya una carrera Universitaria. Todos los estudiantes éramos personas de cierta edad.

Nunca pensé en ejercerla, sino aplicarla a mi docencia. Porque nosotros en la Universidad íbamos  muy adelantados, teníamos un departamento de psicología y de orientación escolar, para que los jóvenes que teníamos en la universidad y no rindiesen adecuadamente, poder ofrecerles una ayuda psicológica, profesionalmente especializada.

P.- De sus diferentes carreras, cuál de ellas ejerce.

R.- En abril de 1950, el ministro de trabajo D. José-Antonio Girón de Velasco, (que fue el ministro que puso las pensiones), en una conferencia en el Ateneo de Sevilla, anuncia la creación de las Universidades  Laborales. Ni qué decir tiene, que en aquella época tenía mucha importancia la formación profesional en las escuelas de Maestría Industrial  y en los Institutos Laborales, con la creación  del bachillerato laboral.

La vida de las Universidades Laborales fue en total de 25 años. De 1955 á 1980. Comienza mi vida laboral en Septiembre de 1956. Fui destinado con fecha uno de octubre a la UNIVERSIDAD LABORAL DE SEVILLA, como educador.

En enero de 1957, fui destinado a la UNIVERSIDAD DE TARRAGONA, como profesor de la misma, con una capacidad para  300 internos, más los medio-pensionista y los alumnos externos. Con una extensión de 2.800.000 metros cuadrados de superficie. De los cuales 96 metros cuadrados eran zonas deportivas.

En  septiembre de 1966 fui destinado a la UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES, Universidad de nueva creación, como profesor de educación cívica y política y director de todo el internado de Alcalá de Henares.

Gerardo,  persona inteligente, trabajadora y sencilla. De vasta cultura y afable en su trato.

La limitación de una entrevista nos obliga a ceñirnos a unos cuantos folios, siempre insuficientes para expresar la riqueza de la vida de  este hombre, entregado al saber y a la formación de tantos jóvenes, en los distintos puntos de la geografía española.

Hoy, ya jubilado, ciudadano admirable de Almodóvar del Campo. Su pueblo.